El zulo de ETA hallado este miércoles por la Guardia Civil en una ladera del monte San Marcial de Irún (Guipúzcoa) contenía cerca de 50 kilos de material para la confección de explosivos. Según han informado a EL ESPAÑOL fuentes de la lucha antiterrorista, se trataba de una entrega procedente del aparato logístico de la banda en Francia para que lo recogiese un comando instalado en España y de ahí lo llevase a otro lugar para terminar usándolo en un atentado.
Los investigadores llegan a esa conclusión porque la zona en la que se encontraban los ocho bidones con el material (inicialmente hallaron sólo siete) no es un lugar habitual de los que empleaban los comandos activos de la banda para esconder sus armas y explosivos. La Guardia Civil procederá a analizar el contenido del zulo y también buscará huellas o algún resto biológico que pueda servir para identificar a algún terrorista o activar alguna línea nueva de investigación.
Zutabes en un CD
El material explosivo encontrado consiste en cinco kilos de clorato, cinco kilos polvo de aluminio, 20 kilos de nitrato amónico, una cantidad indeterminada de azufre y cordón detonante además de varios temporizadores. Las mismas fuentes consultadas hablan del clásico envío para un comando en activo. Además zutabes (el boletín interno de ETA) en formato digital dentro de un CD.
El Instituto Armado es consciente de que el explosivo encontrado no es reciente. De hecho, este hallazgo tiene que ver con la operación que en abril de 2011 desarticuló el comando Erreka de ETA, el último que tuvo la banda con funciones de distribución. El líder de ese comando era Aitor Esnaola, quien fue detenido por almacenar en un caserío de Legorreta (Guipúzcoa) cerca de 1.600 kilos de explosivo. Era "la sucursal del aparato logístico en España", según dijo el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Otro de los interrogantes que la Guardia Civil tendrá que resolver es por qué esa entrega procedente de Francia nunca llegó a ser recogida por sus destinatarios. Una de las tesis es que fuese colocado en ese lugar por los miembros del comando Erreka y que su detención impidiese facilitar las coordenadas a sus destinatarios. Uno de los miembros del comando Andoni Goicoechea logró escapar de aquella operación.
Varias hipótesis
Otra opción es que la entrega del zulo hubiese coincidido en el tiempo con la decisión de ETA de decretar el cese de sus "acciones armadas ofensivas", un anuncio que llegó en el mes de septiembre de 2010, es decir, más de un año antes del cese definitivo de la violencia. El cese de las acciones armadas ofensivas significaba que no se poducirían atentados, pero no impedía continuar con la extorsión o el rearme.
En cualquier caso, desde las fuerzas de seguridad se muestran convencidos de que esta operación es un paso más en el paulatino desmantelamiento del arsenal de ETA. Las armas y los explosivos son la única baza que le queda a la banda para intentar sentar al Gobierno en una hipotética negociación en la que legitimar sus últimos pasos.
Fuentes de la lucha antiterrorista se muestran confiados en que, si finalmente la banda termina entregando sus armas, será para poner fin a la presión que las fuerzas de seguridad siguen en ejerciendo sobre ella.