A Susana Díaz le falló el ejército. Andalucía respondió y un 63% de los militantes de esa comunidad, donde están uno de cada cuatro de toda España, apoyó a la presidenta de la Junta de Andalucía.
Fue la única comunidad en la que ganó, aunque se confirmó que la extrema presión ejercida en la fase de avales se vino abajo a la hora de votar en secreto. La candidata obtuvo 1.500 votos menos que avales en Andalucía. Lejos de mejorar el resultado, el voto secreto le jugó una mala pasada.
Pero si Díaz perdió no fue por Andalucía sino por el resto de España, donde perdió en todas las federaciones. Fuera de Andalucía sólo ganó en cuatro provincias. Todos aquellos presidentes autonómicos que la apoyaron, la animaron a presentarse e hicieron campaña por ella no fueron capaces de suministrarle los votos que la encumbraran como nueva secretaria general.
Susana Díaz dice a menudo que le gusta ganar. Pero Sus aliados perdieron haciendo en algunos casos un referéndum sobre sí mismos. "Si gana este, no seguimos", decía uno de ellos, como informó EL ESPAÑOL a mediados de marzo. La amenaza, destinada a surtir efecto y evitar la derrota, los coloca ahora en la cuerda floja.
Tras el congreso federal, o en algunos casos coincidiendo con él, llegan los congresos regionales y se renuevan todos los liderazgos. Según la jefa de campaña de Sánchez, Adriana Lastra, "o empiezan a representar bien a los militantes bien o dejarán de hacerlo", según declaró en Onda Cero este lunes.
Page baraja marcharse
Emiliano García-Page, el presidente de Castilla-La Mancha, fue el más claro el 1 de abril, cuando quedó convocado formalmente el congreso. "Estas primarias van a determinar, y mucho, la perspectiva y seguramente también la agenda personal de muchos, también de la mía", dijo. "Pospongo cualquier planteamiento personal y mi propia decisión sobre qué hacer en los próximos años a lo que pase en estas primarias", aseguró entonces.
Lo repitió el domingo. "Es evidente de que lo que pase hoy va a influir y mucho en toda la cadena territorial del Partido Socialista".
Page ganó en avales y perdió en votos. Díaz perdió en todas las provincias menos en Cuenca y Sánchez le sacó cinco puntos. El congreso de los socialistas castellanomanchegos será en julio. El presidente de la Junta aún no ha decidido si se presentará, según fuentes cercanas, y espera a ver cómo queda el escenario nacional.
Ximo Puig, el más desautorizado
Ximo Puig, el president de la Generalitat Valenciana, fue arrollado por Pedro Sánchez. Pedro Sánchez ha sacado más del doble de votos que Susana Díaz (63% frente al 28% de la candidata y 8,71% de Patxi López).
A Puig se le acumulan los problemas. Su federación es la segunda en militantes, tras Andalucía, y él no ha ocultado su apoyo a Susana Díaz. El president llegó a la Generalitat con el peor resultado de la historia del PSPV, el PSOE valenciano. La desautorización interna podría también afectar a su imagen institucional y dar oxígeno a Compromís, que aspira a un sorpasso en las elecciones autonómicas de 2019.
Javier Fernández, el presidente escondido
Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias, también sufrió una severa derrota. Susana Díaz perdió por 14 puntos ante Pedro Sánchez. En su caso, a su condición de presidente autonómico y partidario de Díaz se sumaba la condición de presidente de la Gestora.
La estela de Fernández ha ido a menos en los últimos meses. Desde que el 1 de octubre fue nombrado presidente de la Gestora, sus apariciones han ido escaseando. Ayer no apareció ni para la foto con el ganador o con los tres candidatos. El único precedente, en 2014, dejó la imagen de Alfredo Pérez Rubalcaba, líder saliendo, con los tres candidatos a las primarias.
Fernández ha reconocido que un sector del PSOE derrocó a Sánchez y llegó a reconocer que los barones sabían lo que necesitaba España, pero no "cómo ganar el congreso después de hacerlo". Una frase profética. En una entrevista en Onda Cero, Adriana Lastra, coordinadora de campaña de Sánchez y su principal rival interno, ha asegurado que hay "muchos" que pueden liderar el partido en Asturias.
Vara, la distancia por convicción
Guillermo Fernández Vara es de los barones susanistas que, dentro de lo malo, menos ha sufrido en estas primarias (descontando lo personal). Ha perdido con claridad, por cinco puntos, como García-Page. Es de los presidentes que más ha apoyado a Sánchez y también de los que más lo ha criticado.
Sin embargo, su posición en el partido es mejor, su estabilidad institucional más clara y su disposición a colaborar con Sánchez en teoría más amplia. En ningún momento amenazó con marcharse si ganaba Pedro Sánchez. Fue de los primeros en decirlo en público:
Lambán, la resistencia
El presidente de Aragón, Javier Lambán, es la resistencia del susanismo. Durante la noche electoral figuraba como el único barón que ganaba a Sánchez además de la propia candidata en Andalucía. Pero acabó cediendo.
Al final, perdió por dos puntos pese a que ha sido de los presidentes más polémicos. "Ayer vimos una versión de Pedro Sánchez absolutamente roja y radicalizada como no lo habíamos conocido jamás", dijo en febrero sobre el programa del candidato. "Los dioses del socialismo y de la política la cubren con un manto más poderoso del que la cubrían hace un año", dijo en diciembre. Su estabilidad parlamentaria es compleja, pero en principio su liderazgo no peligra.
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