Muchos sábados por la mañana, Mari paraba a Ander Gil (Barakaldo, Vizcaya, 1974) nada más salía de su casa. “¡¡Te voy a descoyuntar!!”, recuerda que le decía su vecina en el Valle de Mena, un pequeño municipio al norte de la provincia de Burgos, más cerca de Bilbao que de la capital de la provincia. Gil era entonces concejal en el Ayuntamiento y Mari, una ciudadana que se quejaba cuando cortaban el agua o surgía cualquier problema.
Allí, durante más de 15 años, aprendió qué es la “política de trinchera”, muy lejos de las ”cámaras”, de la “parafernalia”, del “sales en la tele y te ve tu madre” y del “foco” que desde este lunes le apunta directamente a él. Gil, senador desde 2011, es uno de los estrechos colaboradores de Pedro Sánchez y el nuevo portavoz del PSOE en la Cámara Alta. Se sienta por primera vez en su nuevo escaño para esta entrevista con EL ESPAÑOL. Desde allí hablará pronto de tú a tú a Mariano Rajoy en una de las sesiones de control.
Gil es maestro de Primaria, de Lenguaje Musical y Música de Cámara, ha estudiado dirección coral y clarinete. Junto con el deporte, la música es su gran pasión. Él llevará la batuta de su grupo, pero la canción en el Senado la pone casi siempre una mayoría “absolutísima” del PP. A diferencia de lo que ocurre en el Congreso, en el Senado hay poco suspense.
Para centrarse en la portavocía, Gil renunciará a parte de sus responsabilidades en el Senado salvo una: la viceportavocía en la comisión de Igualdad, un asunto al que quiere dar la máxima relevancia. Este martes, en los pasillos, se tropieza con el alcalde de Burgos, Javier Lacalle (PP), que le hace un poco la pelota diciéndole que el PSOE ha escogido a un “superportavoz”. “¡Hasta te veo más alto!”, ironiza. Qué diferencia con Mari, su vecina, tanto en las formas… como en el fondo.
Gil es consciente de que la victoria de Sánchez, de la que es partícipe, ha dado una gran proyección a su proyecto. Pero es desde muy arriba desde donde la caída puede ser más dolorosa, por lo que él quiere ir des-pa-ci-to. Como dice la canción.
Si de todos los sitios posibles, un marciano aterriza en el Senado y usted le tiene que explicar lo que ha pasado en los últimos tres años en el PSOE, ¿qué le diría?
Hemos sufrido, como el conjunto de la socialdemocracia europea, el ataque eficaz de un modelo político imperante: el neoliberal. No hemos sido ajenos. Hemos sufrido presiones de grandes poderes de este país que han intentado que el PSOE fuera otra cosa distinta de lo que ha sido los últimos 138 años. Eso ha hecho que nuestras costuras se resintieran y nos han forzado a tomar decisiones que iban en contra de nuestros principios fundacionales.
Luego llegó la abstención, una decisión dura y traumática que supuso que hubiera un Gobierno del PP. Muchos no la compartimos. Tampoco la mayoría de la militancia, que en libertad ha vuelto a situar al partido en la senda de la izquierda y ha restituido a Pedro Sánchez como secretario general.
El “no es no” no es por nada. Nos jugábamos mucho más que el futuro de un partido político, que es importante, aunque para los ciudadanos quizás no lo sea tanto. Nos jugábamos que el principal partido de la oposición perdiese su condición de alternativa. Y tan importante es tener un Gobierno y unos Presupuestos como un partido para que no haya un monocultivo [del PP].
La aritmética en el Congreso de los Diputados es la misma que en octubre, pero entonces Sánchez creía que había una mayoría alternativa a Rajoy y hoy no lo ve tan claro. ¿La hay ahora o no la había en octubre? ¿Qué versión es la que vale?
La aritmética es la que es. No hay que alimentar falsas expectativas en los ciudadanos y transmitir que vamos a conseguir que cambie el Gobierno. Pero también hay que decir que si no la hubo, y por el momento no la hay, es porque hay unos partidos que hablan mucho de cambio pero se vetaron y continúan vetándose. Nosotros somos un partido que se caracteriza por su capacidad de interlocución. Si echas la vista atrás, rara vez se ha vetado en el diálogo al PSOE. Seguiremos haciendo uso de ese haber.
No te puedo decir cuántos metros avanzaremos en esa carrera por una mayoría alternativa, pero sí sé que debemos hablar de cuestiones concretas y urgentes como ofrecer una alternativa a los jóvenes. Si nos ponemos de acuerdo en esa cuestión, y no será tan difícil, e ir avanzando un metro y luego otro, ¿por qué no podríamos ponernos, más pronto que tarde, en un Gobierno?
¿No es un brindis al sol promover un acuerdo a tres con dos partidos, como Podemos y Ciudadanos, que se vetan mutuamente?
Si no lo logramos se lo explicaremos a la gente honestamente: lo hemos intentado hasta la saciedad. Y no sólo se trataba de un Gobierno sino de poner soluciones a los problemas de la gente joven, que es la que peor lo está pasando en este país.
¿No generará frustración alimentar la esperanza de un acuerdo irrealizable?
La dureza entre Rajoy e Iglesias no es más que escenificación. También hay escenificación entre los que podrían entenderse y se vetan, que son Rivera e Iglesias. Si te pones a rascar un poco, en los parlamentos y los ayuntamientos ya nos estamos poniendo de acuerdo para dar solución a problemas muy importantes. Si lo estamos haciendo en muchos sitios, ¿por qué no podríamos seguir haciéndolo aquí? Lo que sería muy frustrante para mucha gente es que aquellos que vinieron para cambiar la política fuesen los adalides de los vetos por pura táctica electoral. Si no terminan de verlo, que lo digan y que la gente lo vea. Y que la gente decida cuando lleguen las elecciones.
Hasta ahora, Pablo Iglesias ha demostrado una fiabilidad baja
Podemos y PSOE se entienden en otros ámbitos, como dice. ¿Hay algo personal? ¿Pablo Iglesias es un socio de fiar?
Hasta ahora ha demostrado una fiabilidad baja. No es una impresión mía sino que lo digo por una votación que impidió que hubiese un presidente de izquierdas. Pero el otro día aprecié un cambio en su discurso, así que a ver si pasamos de las musas a los hechos y ese discurso se traduce en algo más. Hemos propuesto un espacio de diálogo para ver si ese cambio de actitud puede trasladarse a otros acuerdos. Los votantes de Podemos quieren un cambio, así que vamos a ver si el problema es Pablo Iglesias. Frustrará a una gran parte del electorado de izquierdas de este país si desaprovecha esta segunda oportunidad. En sus manos está.
"La unidad no se consigue de la noche a la mañana"
Es difícil que el PSOE llegue al Gobierno sin una cierta cohesión interna: si los ciudadanos no ven que se llevan bien entre ustedes. ¿El congreso ha sido de unidad o ha sido impostada y estamos ante “la paz de los cementerios”?
Después de lo que hemos pasado, la unidad no se consigue de la noche a la mañana. Eso sí que sería impostado. No se logra porque el PSOE se reúna un fin de semana en un Palacio de Congresos. Queda tiempo para que las cosas se atemperen y que haya personas que asuman o digieran el resultado.
¿No lo han digerido todavía?
Hay personas que aún están en ese proceso. Y es normal. A mí me pasaría también. Hay que respetarlo. En este grupo hay una mayoría que ha apoyado una sensibilidad distinta, pero sé que al final todo el mundo cerrará filas. La unidad va a aflorar.
La Ejecutiva no es de unidad: sólo uno de 49 no apoyó a Sánchez durante las primarias.
Se ha hecho un esfuezo de integración muy importante. Hay figuras como la de Guillermo Fernández Vara, por ejemplo, que claramente apoyó a Susana Díaz. La de Patxi López es un ejemplo muy importante de integración. Pero la integración no sólo pasa por la Ejecutiva, que es el equipo más cercano al secretario general. En las direcciones de los grupos parlamentarios se van a sentar personas que han apoyado a Susana [Díaz] y no pasa nada. Estarán aquí tomando decisiones conmigo. Y en el grupo en el Congreso, lo mismo.
Tras el congreso federal vienen los autonómicos. ¿La batalla sigue?
Nunca lo planteo en términos bélicos. Quizás desde una óptica decimonónica de lo que es un partido pueda plantearse así, pero en una sociedad abierta, plural y participativa será habitual. Que se preparen sus señorías y los grupos políticos, porque todos pasarán por ahí. Al tiempo. Hay que dar normalidad a este tipo de procesos, que expanden no sólo la capacidad democrática de un partido sino la de un país. Ya decía Roosevelt que una gran democracia ha de estar en constante crecimiento o pronto dejará de ser grande o democracia.
Dirigentes territoriales que además son presidentes autonómicos hablan de intentos de desestabilización de los gobiernos, porque partido y gobierno no son compartimentos estancos sino que lo que pasa en uno afecta al otro. ¿Una bicefalia puede debilitar sus gobiernos?
Cada territorio es distinto y hay coyunturas de gobierno distintas. Serán los militantes los que decidan si les va bien una bicefalia o no. Mucha gente sigue pensando de manera equivocada que no se puede dejar en manos de la base ese tipo de decisiones. Yo creo que se equivocan. La militancia es capaz de analizar de sobra esas capacidades de bicefalia y de cambios de liderazgo.
No conozco ningún Estado descentralizado en el mundo, y España lo es, que no tenga Senado. Si no es este, habría que crear otro. Y el proceso de cerrar una Cámara no es tan fácil como la gente se cree.
¿Qué hay que hacer con el Senado, reformarlo para que funcione o cerrarlo?
Reformarlo. No conozco ningún Estado descentralizado en el mundo, y España lo es, que no tenga Senado. Si no es éste, habría que crear otro. Y el proceso de cerrar una Cámara no es tan fácil como la gente se cree. ¿Por qué eliminar éste para luego generar otro? Tendrá que haber un Senado, sí o sí. Puede ser más pequeño y más eficaz cuando sea una verdadera cámara de representación territorial donde se debate y se coordine. Debiera hacerse aquí y en primera lectura. Ese es el primer paso adelante que tiene que dar no sólo el Senado sino este país.
¿Es en el Senado donde se tiene que visualizar esa nueva concepción plurinacional del Estado que acaba de aprobar el PSOE?
Sin duda es uno de los ámbitos y por eso creo en esta Cámara. En el actual contexto, el Senado va a cobrar protagonismo y para bien. Algunos creen que aquí se van a dar debates muy traumáticos, pero yo creo que no. La solución al problema de Cataluña pasa por el Senado, por el diálogo y el entendimiento. Hay que hacer pedagogía, pero más sobre la solución que sobre el problema, porque de esto último la gente está aburrida. La dialéctica de confrontación entre Rajoy y Puigdemont aburre a las ovejas. La gente está harta de este rollo. Por eso, cuestiones como la de la plurinacionalidad que hemos puesto los socialistas encima de la mesa no sólo aportan novedades al discurso sino una vía de solución.
¿Castilla y León es una nación?
Hoy por hoy, hasta donde yo conozco, no hay ninguna aspiración nacionalista. No hay fuerzas políticas con representación mayoritaria que tengan esa aspiración.
¿Como concibe usted Castilla y León? ¿Como una nación, como una nacionalidad cultural, como una autonomía o como un conjunto de nueve provincias?
Para mí es lo que dice su estatuto de autonomía: una comunidad autónoma con capacidad de autogobierno. Ha sido mal utilizada por el PP, no para resolver los problemas de los ciudadanos sino para fomentar un sentimiento de división a través de una mancomunidad de nueve provincias. Y eso le ha sido muy eficaz para mantener el poder. También ha establecido una relación bastante turbia con las administraciones. Hace dos semanas conocíamos cómo el exvicepresidente de la Junta, la mano derecha de Juan Vicente Herrera, el exconsejero Tomás Villanueva, era imputado por una trama de corrupción. Y no es el primer exvicepresidente imputado por corrupción. La trama Gürtel tiene su origen en Castilla y León.
Conozco algunos países del mundo que son plurinacionales y nadie los pone en cuestión ni duda de su integridad
¿Cuántas naciones hay en España? ¿Qué consecuencia práctica tendría para el Estado que se aplicase su definición de plurinacionalidad? ¿En qué cambia las cosas?
El PSOE no es nacionalista, pero somos conscientes de que en este país hay sensibilidades nacionales históricas que llevan mucho tiempo demandándose. Tenemos muy claro que España es una nación de naciones con un único Estado en el que la soberanía descansa sobre el conjunto del pueblo español, pero somos conscientes de que hay quien reivindica algunas singularidades. Y yo conozco algunos países del mundo que son plurinacionales y nadie los pone en cuestión ni duda de su integridad.
¿Como Bolivia [país que mencionó Adriana Lastra, la nueva vicesecretaria general]?
Como Australia, por ejemplo. Está a la orden del día. Si somos serios y queremos buscar una solución, la vía es clara.
Pero no está clara. Nadie sabe en qué cambian las competencias. ¿En qué cambia el Estado según el nuevo PSOE?
Lo que planteamos es una reforma constitucional que va mucho más allá del mero reconocimiento de las aspiraciones nacionales. Después de 40 años de Estado autonómico hay que avanzar hacia un modelo federal. Es verdad que es una idea compleja, pero no por compleja hay que dejar de ponerla encima de la mesa.
Hay que establecer una clarificación de competencias, un orden en la dialéctica de confrontación que se da cuando el Gobierno recurre una ley aprobada por un parlamento autonómico. Lo importante, al final, no es quién gestiona la Sanidad o la Educación, que corresponde claramente a las comunidades autónomas, sino cómo se gestiona. Y si los ciudadanos del Valle de Mena tienen la misma cartera básica de servicios que los ciudadanos de 20 kilómetros más arriba, que pertenecen ya a Vizcaya. Hay que clarificar competencias y garantizar derechos. Por eso somos socialistas.