Manuela Carmena lleva un poco más lejos su política de aminorar el tráfico particular en favor de la bicicleta y el transporte público. Tras reducir los carriles de la Gran Vía y convertir su asfalto en un lugar sólo apto para residentes -esta medida entrará en marcha el año que viene-, ha decidido blindar la Casa de Campo, el pulmón verde de la capital.
Miles de conductores atraviesan cada día el parque para atajar e incorporarse a la M-30 en dirección al norte. El Gobierno de Ahora Madrid cortará el túnel de las Moreras -nexo imprescindible en este trayecto- la madrugada del 24 al 25 de julio, lo que supondrá la eliminación del tráfico de paso en este parque de más de 1.700 hectáreas declarado Bien de Interés Cultural en 2010.
Con esta decisión se colma "una reivindicación histórica" y se afianza "una medida necesaria" para proteger el sistema respiratorio de la ciudad, ha explicado la portavoz del Ejecutivo, Rita Maestre.
Este corte aligerará la presión de vehículos en hora punta y reducirá la densidad del tráfico en los túneles de la A-5 y la M-30. Según ha explicado el delegado de Movilidad, José Manuel Calvo, cerca de 5.000 conductores utilizan cada día este atajo que ahora llega a su fin.
La restricción luce en los paneles de señalización de las carreteras madrileñas desde este miércoles, aunque no será realidad hasta la madrugada del lunes 24 de julio.
La protección de su patrimonio
El blindaje de la Casa de Campo va más allá del tráfico. Según ha explicado la portavoz del Gobierno, se han incluido 73 piezas en el Catálogo de Monumentos y Elementos Urbanos.
La terna del mobiliario protegido incluye fuentes, puertas, tapias, rejas y obras hidráulicas como puentes y acueductos. También se ha protegido la Casa de las Vacas y su merendero, el Cerro de la Torrecilla, las ruinas de la Casa de los Pinos y los entornos de los arroyos Meaques y Antequina.
De ahora en adelante, la actuación sobre estos elementos sólo podrá ir de la conservación a la restauración pasando por el mantenimiento.