A muchos, dentro y fuera del PSOE, les sorprendió. Pedro Sánchez había ganado las primarias del PSOE el 21 de mayo y el PP se apresuraba, al menos en público, a calificarlo como una catástrofe para España. Sánchez se esmeró en transmitir que estaba más cerca de las bases que de las élites, más a la izquierda y por tanto más lejos de Mariano Rajoy que su rival, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Ayudado por su relato personal, ganó. Rajoy ni se molestó en llamar a Sánchez para felicitarle o hablar de políticas de Estado con el regresado líder de la oposición. "Para no molestarle", aclaró Rajoy.
Fue Sánchez quien, cansado de esperar, marcó el teléfono del presidente una semana después. Tras gritar "no es no" en cientos de actos por toda España, el líder del PSOE llamó a Rajoy para decirle que su partido estaría al lado del Gobierno. El motivo era una nuevo paso de la Generalitat y los partidos independentistas hacia el referéndum de autodeterminación planteado para el 1 de octubre. Sin medias tintas y sin titubeos. Ahí sigue el PSOE, donde se habla de "apoyo absoluto" al Ejecutivo con toda naturalidad aunque no se conozcan los detalles de los pasos que, según los portavoces gubernamentales, están perfectamente diseñados y contemplan todos los escenarios.
El PSOE ha decidido que la cooperación con el Gobierno es esencial y no quiere que, formalmente o en los mensajes que trasladen a través de los medios, haya la más mínima duda. La "oposición de Estado", el nombre con el que el equipo del PSOE bautiza a su acción política, pasa por la máxima discreción sobre las conversaciones entre Sánchez y Rajoy, o entre los responsables a niveles inferiores, y el apoyo público.
En una Cataluña en blanco y negro se achica al máximo el espacio para los grises o las iniciativas coloristas y el PSC, con Miquel Iceta al frente, multiplica sus apariciones mediáticas para rechazar tanto un referéndum unilateral como el armazón legal, puesto al descubierto esta semana con unas formas que, en privado, los propios independentistas reconocen como mejorables. Nada que ver con los años del derecho a decidir promovido por el propio PSC o con la ambigüedad mostrada en algunos momentos por algunos dirigentes, como la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, hoy en la Ejecutiva del PSC y del PSOE y contraria al referéndum.
"Podemos está donde estábamos nosotros hace años"
El apoyo al Gobierno no ha supuesto un nuevo motivo de trifulca con Podemos, ya que, según argumentan en el PSOE, Sánchez no está con Rajoy sino con la ley y con el Gobierno como institución y con la ley. Y Pablo Iglesias tiene algunos motivos por los que preocuparse, como el líder de su partido en Cataluña, Albano Dante Fachin, al que ha tratado de relevar y que aprovecha cada oportunidad que tiene para distanciarse de la dirección nacional y acercarse al independentismo.
"Podemos está exactamente donde estábamos nosotros hace unos años", asegura una diputada socialista. Es decir, "queriendo crecer entre los extremos pero asfixiado por sus propias contradicciones" y la división interna. Las apariciones de Iglesias son escasas, pero cada vez que se le pregunta por si está de acuerdo con las acciones de la Generalitat y los partidos independentistas se esfuerza en recordar que el problema es Rajoy y casi una década de falta de diálogo.
El PSOE cree que está haciendo lo correcto y, por ese motivo, no dudó en multiplicar las apariciones públicas de Sánchez, habitualmente alejado de los micrófonos, que compareció tres veces para responder preguntas la semana pasada. Pese a sus titubeos con el concepto de plurinacionalidad, un talón de Aquiles que desbarata a menudo el mensaje socialista, en la postura del PSOE priman dos elementos: el apoyo al Gobierno y, al mismo tiempo, la defensa de una reforma de la Constitución para solucionar el problema territorial, algo que es en sí mismo una crítica a la inacción de Rajoy.
Sin críticas a la equidistancia de Podemos
Sin salirse de esos dos raíles que en Ferraz creen una garantía a prueba de meteduras de pata, Ferraz se permite incluso salir a defender a Podemos, a quien no critica por la "equidistancia" que Albert Rivera denuncia cada vez que da una rueda de prensa.
El pasado viernes, la secretaria de Igualdad, Carmen Calvo, muy cercana a Sánchez y considerada la número 4 del partido, sugirió a Rajoy que se reúna con Iglesias y que no lo deje fuera de su ronda de contactos. No en Unidos Podemos recibió "cinco millones de votos", recordaba Calvo. Unos pocos menos que el PSOE, a pesar de que la diferencia en escaños sea mayor gracias a la ley electoral.
"No es momento de foto" con Rivera
Fuentes de Podemos aseguran que la última vez que Rajoy e Iglesias hablaron fue después de los atentados de Barcelona y Cambrils y para hablar de ese asunto. En el partido morado no se explican la exclusión del tercer partido del país. En el PSOE, tampoco.
Por otra parte, Sánchez evitó este jueves comparecer en la Moncloa tras reunirse con Rajoy y también la foto con el presidente y con Rivera que propuso el líder del partido naranja, "El momento no es de foto", dijo Calvo, "ni de siglas". La instantánea, soñada por Rivera, que siempre ha abogado por la unión de los tres partidos en este y otros ámbitos, fue vista como una trampa en Ferraz que podría soliviantar a Podemos o permitirle ganar espacio frente a un bloque donde el PSOE quedaría diluido.
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