Carles Puigdemont ha asumido la hoja de ruta que planteó la Assemblea Nacional Catalana (ANC) hace unos meses para proclamar la independencia de Cataluña. Y esa hoja de ruta contempla una segunda fase tras la convocatoria del referéndum que llama a la "movilización permanente" de los independentistas tras la Diada de este lunes. Se trata de un escrache continuo que pretende, por un lado, señalar a los catalanes contrarios al 1-O y, por otro, amparar la desobediencia al Estado en el agitprop.
Por segundo día consecutivo, el presidente de la Generalitat delegó en la ciudadanía catalana la responsabilidad de consumar el desafío separatista. Si el viernes proponía "interpelar" en la calle a los alcaldes que han rechazado colaborar con el referéndum, Puigdemont pidió este sábado que la Diada "desborde" todas las previsiones. El president volvió a desconocer la suspensión del Tribunal Constitucional a la ley del referéndum, que en su opinión sigue vigente.
"El lunes los desbordaremos cívicamente, pacíficamente y democráticamente, como siempre", dijo Puigdemont en un discurso ante la Consejo Nacional del PDeCAT. "Cuando un pueblo se pone en pie para ejercer su derecho a la autodeterminación, los derechos humanos quedan reforzados".
La hoja de ruta de la ANC
La Generalitat está siguiendo casi punto por punto la hoja de ruta hacia la independencia que marcó la ANC en su asamblea general de abril en Granollers. La Diada es un punto de inflexión que el independentismo explota desde el 2013. Al principio, se presentaba como ejemplo cívico de movilización ciudadana. Después, empezó a usarse con fines electorales. Hace dos años, la Diada fue el primer gran acto de la campaña electoral para el 27-S, que los partidos separatistas presentaron como un plebiscito.
La Diada del próximo lunes se produce en pleno desafío del independentismo a las resoluciones del Tribunal Constitucional, sus propios letrados o el Consejo de Garantías Estatutarias. La ANC aprobó en su asamblea mecanismos de defensa frente a las prohibiciones del Estado, que poco a poco empieza a aplicar.
"Si toca ir a la calle y quedarnos allí para defender nuestras instituciones, lo haremos", dijo su presidente, Jordi Sánchez, entonces. "La ANC organizará las movilizaciones necesarias para que el Parlamento de Cataluña apruebe la ley de Transitoriedad jurídica y proclame la independencia", añadió. En aquel momento, la Generalitat quería aprobar la ley de Transitoriedad después del referéndum y no antes, como finalmente ocurrió esta semana por las presiones de la CUP y la propia ANC.
Sánchez también anunció en abril que la movilización no se detendría hasta el día de la votación. "Si el Estado opta por la coacción física para perseguir urnas, debe saber que sudará tinta, porque habrá más gente dispuesta a poner urnas y abrir colegios que no agentes judiciales o policías a secuestrarlas", afirmó.
La ANC también habló de "movilización permanente" para declarar la independencia haya o no referéndum. "Si gana el sí, la ANC instará al Parlamento de Cataluña llevar a cabo inmediatamente la proclamación de la independencia. En su caso, la entidad llevará a cabo una movilización popular permanente para garantizar que (la independencia) sea declarada", dijo la entidad. "Pero si físicamente fuese imposible de hacer el referéndum, la ANC apoyará a las instituciones catalanas para que proclamen la independencia y reclamen el apoyo de la comunidad internacional".
El "mambo" de la CUP
Si hay un partido que ha avisado de las jornadas que se avecinan es la CUP. La formación antisistema publicó recientemente un anuncio que simula la culminación del proceso separatista con una furgoneta que se despeña por un precipicio. La furgoneta como alegoría del proceso separatista ya se utilizó en las elecciones del 27-S. "¿Y ahora qué?", pregunta el ex diputado Quim Arrufat. "Ahora empieza el mambo", responde Anna Gabriel.
Un ejemplo de mambo a pequeña escala se vivió este sábado durante el registro del semanario El Vallenc de Valls, en Tarragona. Un centenar de personas convocadas por la ANC se concentró en el exterior de la sede para provocar a la Guardia Civil, que buscaba material para la consulta en funciones de policía judicial. A la cabeza de la protesta estaba el propio alcalde de Valls.
Hay muchos imponderables con los que no contaba esa hoja de ruta. Uno de ellos fue la imagen negativa que trasladó el independentismo esta semana pasando el rodillo parlamentario a la oposición. Tampoco se esperaba que los alcaldes de las principales capitales catalanas se pusieran en contra del 1-O. Y quizá preveían algún aliado internacional, que no tienen. Mariano Rajoy pidió este sábado a Puigdemont que dé marcha atrás para evitar males mayores.
"En Europa no dan crédito a lo que está pasando en Cataluña", dijo. "No tienen un solo apoyo". Según fuentes de Moncloa, Rajoy basaba esta afirmación, por un lado, en la defensa del orden constitucional que hizo el presidente de la Eurocámara Antonio Tajani por escrito y, por otro, en el apoyo que le brindaron en privado los principales líderes europeos en la reunión que mantuvieron en París hace dos semanas.
Respuesta "inteligente"
El presidente del Gobierno es perfectamente consciente del ánimo de calentar la calle que tiene la Generalitat, que retorció la legalidad vigente solo para aprobar las leyes de ruptura en la semana previa a la Diada. Rajoy siempre ha dicho que su respuesta al desafío será proporcional. En Zaragoza, durante la clausura de la intermunicipal del PP, añadió "inteligente".
La determinación del Gobierno en frenar lo que considera un golpe a las instituciones catalanas es inequívoca, sabiendo también la respuesta que toca en cada momento. De momento, la ley del referéndum y sus decretos de convocatoria ya están suspendidos por el constitucional. La ley de Transitoriedad está recurrida. Y la Fiscalía ha abierto separadamente sus propias diligencias.
"Se han liquidado las leyes con el objetivo de que España deje de ser España tal y como la conocemos. Han actuado a la brava, por la fuerza, por encima de la norma y sin respetar nada", dijo Rajoy en Zaragoza. "Vamos a responder con firmeza, inteligencia, aplomo, proporcionalidad, serenidad y con la rapidez necesaria".
El presidente también tuvo palabras de aliento para los alcaldes, funcionarios y diputados que han dado la espalda al referéndum. Rajoy les dijo que "tienen detrás al Estado" para defenderles de los que pretenden señalarles.
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