El Parlament de Cataluña quiso vestir a la masonería con la estelada sin llamar a la puerta de la Gran Logia. El departamento de Relaciones Institucionales de la Cámara catalana cursó hace varias semanas una invitación para conmemorar el tricentenario de este colectivo el 12 de septiembre, veinticuatro horas después de la Diada. El menú anunciaba la intervención de Carme Forcadell y también la participación de la Gran Logia de España -corriente que aúna alrededor del 90% de los masones en el país-, todo ello sin un contacto institucional previo.
Además de la Gran Logia, la comunicación prometía la presencia de la Gran Logia Simbólica y de la Gran Logia Femenina, dos corrientes poco reconocidas internacionalmente y que apenas recogen, en conjunto, un 10% de los masones en España.
En concreto, el representante de la corriente oficialista que reflejaba la convocatoria de Forcadell, Santi Lapeira, ni tan siquiera es hermano de la Gran Logia. Se dio de baja en 2012.
"Es grotesco, un chiste de mal gusto"
"Es grotesco, patético, un chiste de mal gusto", reconoce el gran maestro de la institución, Óscar de Alfonso. Confirma que la Generalitat anunció a bombo y platillo la fiesta del tricentenario en la Cámara sin haber conversado con el órgano que representa.
Si les hubieran llamado, ¿habrían ido? "Un día después de la Diada, a 19 días del referéndum... No. Jamás intervenimos en cuestiones políticas. Podría haber sido manipulado y malinterpretado". Dicho esto, el gran maestro resalta su respeto por el Parlament, que en 2001 y por unanimidad, reconoció la injusta persecución de los masones en España entre 1936 y 1979. El problema, insiste De Alfonso, radica en la "utilización torticera" de su nombre.
La Gran Logia de España cree en la existencia de un ser superior, condición que no exigen las dos corrientes "irregulares" que iban a acompañarles en el Palau del Parlament. Según explica De Alfonso, la convivencia entre los tres entes es buena, y no sería la primera vez que compartieran mesa. Ya lo hicieron en Baleares. El problema estriba en el partido que la Generalitat ha tratado de sacar de la masonería, sin tan siquiera preguntar al respecto.
El prestigio y la influencia de una institución masónica depende del reconocimiento que le presten otras en el extranjero. La Gran Logia ostenta alrededor de 180 y figura en la Confederación Mundial y en la Interamericana, donde no están presentes la Simbólica y la Femenina. La más poderosa es la de Inglaterra, aunque no ejerce soberanía frente al resto. En definitiva, no existe un Vaticano masónico.
Fue en 1717 cuando se fundó en Inglaterra la primera Gran Logia. De ahí que, a lo largo de este año, se estén organizando distintas celebraciones. Toda vez que una Administración se pone en contacto con la familia masónica, se organiza el evento siempre y cuando el solicitante se comprometa a firmar una declaración de honorabilidad que exige el cese de su persecución.
Curiosamente y tras las quejas de los masones, el acto ya no figura en la agenda del Parlament. EL ESPAÑOL ha preguntado a la Cámara al respecto y no ha recibido respuesta. Ni confirman ni desmienten su celebración.
¿Cómo se fraguó la "trampa"?
Tanto en su boletín como en un comunicado expreso, La Gran Logia ha logrado desbaratar la trampa previamente a la celebración del tricentenario. Pero, ¿cómo se fraguó? Según ha podido saber este periódico, la Fundación Eugen Bleuler envió una carta a Carme Forcadell el 13 de julio. Ofrecía la participación de las otras dos corrientes y también de la Gran Logia, por medio de Santi Lapeira.
Éste último, dado de baja de la corriente oficialista en 2012, se presenta en su cuenta de Twitter como Presidente del Colegio de Directores de Cine de Cataluña. De Alfonso, preguntado al respecto, insiste: "Cuando nos enteramos de esto por terceras personas, acudimos a los archivos y vimos se dio de baja hace cinco años".