El independentismo abona el terreno para no reconocer el resultado del 21-D si pierde
ERC reconoce "preocupación" por un "pucherazo" y Puigdemont dice que los no independentistas parten con ventaja.
1 diciembre, 2017 03:17Primero fue rechazar el 155, después dudar si concurrir o no a las elecciones y, finalmente, acudir todos por separado, a la baja en las encuestas y con un mismo mensaje: las elecciones del 21-D son "ilegítimas" e "ilegales".
Desde entonces, los dos principales partidos independentistas, PDeCAT (que se presenta en la coalición Junts per Catalunya), y ERC han sembrado dudas constantes sobre las garantías de la campaña electoral, la limpieza de la jornada de votación y la fiabilidad del resultado.
Este jueves, el jefe de campaña de ERC, Sergi Sabrià, aludió a la "preocupación" por que se pueda producir un "pucherazo". "Respecto a la posibilidad de un pucherazo en estas elecciones, hemos puesto en marcha el proyecto apoderats.cat" para tener "más garantías" y llevar a cabo un "recuento paralelo", avanzó el también portavoz del partido.
Desde Bruselas, Puigdemont avanzó su "intención" de pedir a la Junta Electoral que le deje hacer campaña en Cataluña, a pesar de que tres días después de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) huyó a Bruselas y por eso está en régimen de libertad vigilada por las autoridades belgas, que en las próximas semanas decidirán si lo entregan a la justicia española.
Puigdemont quiere competir "en libertad de condiciones como el resto de candidatos". "Si no, la campaña y el resultado queda un poco afectado", dijo en una entrevista en TV3 horas después de acudir a una representación operística en Gante. Entre los demás argumentos para rechazar la limpieza del proceso están la presencia de policías del Estado, que según él podrían decir a los electores lo que tienen que votar, o que la Junta Electoral prohiba iluminar de amarillo las fuentes públicas en Barcelona, el color escogido por las entidades y partidos independentistas para homenajear a los que llaman "presos políticos".
La conspiración del Estado
Las referencias de este tipo son constantes y toda acción de la justicia o de la Junta Electoral, que vela como en cada proceso electoral por una igualdad de condiciones entre candidaturas, es vista como una oscura conspiración del Estado para perseguir las ideas independentistas.
"Es verdad que hay una teoría conspiratoria", explican fuentes de la campaña de un partido independentista, "pero responde fundamentalmente a nuestro deseo de movilizar el voto para que todo el mundo vea estos comicios como decisivos y que nadie se quede en casa".
ERC denuncia que el árbitro está comprado
El portavoz de ERC suele explicar las elecciones con una metáfora futbolística. "Salimos al campo de las elecciones que ponen otros. Jugamos fuera. El árbitro es del rival y el césped no lo han regado, aunque a nosotros nos guste el juego de toque", dijo en una entrevista con EL ESPAÑOL. Este jueves, en un encuentro con la prensa, volvió a hacer la comparación.
El independentismo participa a regañadientes en las elecciones. A Junts per Catalunya y a ERC no les gustan porque fueron convocadas por Mariano Rajoy, pero no se pueden permitir no participar y quedarse fuera de las instituciones. En palabras de los principales portavoces, las elecciones son ilegítimas y sólo "llenando las urnas de votos" independentistas se verán legitimadas.
Pero es distinto reconocer la anormalidad política que se vive en Cataluña por múltiples motivos (estallido del problema político, crisis social, decisiones de la Generalitat contra el Estatuto de Autonomía y la Constitución, fuga de empresas o cargas policiales el 1 de octubre) y decir claramente que la campaña electoral o el resultado estarán adulterados físicamente.
"Elecciones sin garantías"
En otras palabras, las elecciones pueden ser limpias aunque la situación sea excepcional. Es algo que no comparten los principales líderes independentistas. "Con el 155 han arrasado con todo. Convocadas de esta manera, creemos que no tienen garantías", según Sabrià.
Que una parte (los partidos independentistas) reconozca que no tienen garantías y otra (los no independentistas) confíe en ellas puede no tener importancia antes de la cita con las urnas, pero puede ser clave para interpretar el resultado. Si los no independentistas pierden, no podrán decir que las elecciones no fueran limpias, ya que han hecho una defensa cerrada del proceso. Si los que pierden son los independentistas, la opción de recordar todas las acusaciones de estos días estará sobre la mesa.
La restitución del "Govern legítim", clave
Las propias elecciones son afrontadas por Junts per Catalunya y ERC con una precondición determinante: el restablecimiento del "Gobierno legítimo" de la Generalitat. Fuentes cercanas a Puigdemont insisten en que "gane quien gane las elecciones, ya hay un president, que es Puigdemont, y un vicepresident, que es Junqueras. Si no reclamamos que el Govern legítim sea restituido sería tanto como aceptar el artículo 155", explican estas fuentes. En ese sentido, si acatan el 155 es porque no tienen más remedio y sólo hasta que las urnas refrenden mayoritariamente el independentismo, como están seguros de que pasará.
No sólo Junts per Catalunya, la lista de Puigdemont, pide que el expresident sea repuesto. También ERC, que habla ya sin ambages de "dos Governs", uno más simbólico y casi moral, encabezado por Puigdemont, y otro "ejecutivo", que podría ser liderado por la número dos de los republicanos, Marta Rovira. Todo podría cristalizar en la idea de un Puigdemont como una especie de presidente honorífico de la República y Rovira como primera ministra, dando por hecho que, como dicen todas las encuestas, ERC estará en cabeza en el escrutinio.
Si ha acudido por separado a las elecciones, según reconocen hasta dirigentes del propio partido, es porque por primera creen que pueden convertirse en el partido mayoritario e Cataluña y asegurarse el poder Ejecutivo, que es el que importa.
Pero... ¿qué pasa si no gana el independentismo? ¿Cómo podría convivir un Govern simbólico con Puigdemont y otro presidido por Inés Arrimadas o Miquel Iceta? Si el independentismo pierde, ¿aceptará los resultados o incidirá en que el Govern legítimo es el depuesto por el 155 y que las elecciones no se desarrollaron en condiciones de normalidad?
Este viernes e expresidente de la Generalitat y presidente del PDeCAT, Artur Mas, ha afirmado que dará por bueno el resultado de las elecciones del 21D "como demócrata", pero se ha preguntado si, en caso de que ganen los partidos independentistas, el Estado "dará por buena que la realidad catalana es esta".
El independentismo tendrá sobre la mesa las dos opciones. Pero, a punto de comenzar la campaña, ningún partido se plantea perder, como es lógico. Tanto para ERC como para Junts per Catalunya, los partidarios del independentismo son una mayoría clara que no puede sino verse reforzada el 21 de diciembre tras lo que ha ocurrido en los últimos meses. Si no hay "pucherazo".