"La nuestra es, por primera vez, la campaña más fácil. Sabemos lo que defendemos y hemos pagado los costes. La gente sabe dónde estamos". En la dirección del PSC existe la convicción profunda de que, pase lo que pase, el partido está donde tiene que estar, según explica uno de sus dirigentes. La apuesta de Miquel Iceta es clara: presentarse como una opción segura, centrada y capaz de acordar con unos y otros para dar a la Generalitat un president sin estridencias.
La dirección tiene claro que su proyecto no puede ceder ante el independentismo, pero no hipotecar su futuro siendo el complemento de Ciudadanos y el PP, algo que desnaturalizaría su tradición y abriría un boquete aún mayor entre las bases.
Su partido ha diseñado una campaña muy presidencial para él, con el lema "Soluciones, ahora Iceta". En ese sentido, Iceta ya no es el candidato de 2015, cuando las encuestas presagiaban una hecatombe que se contuvo, pero no evitó el claro retroceso. El candidato dice que va a dejar de bailar, aunque el cuerpo y los medios se lo pidan. Se ha puesto una corbata y comparece a menudo con una señera detrás. Iceta quiere ser el hombre en el que se puede confiar.
El PSC quiere representar el cambio seguro, lema del PSOE en otras épocas. Y para ello ha optado por presentarse de manera transversal como un partido de centro izquierda y cercano a las empresas. Una de las primeras decisiones del PSC ha sido la de pactar con Units per Avançar, un partido de reciente creación donde la figura más prominente es la de Ramon Espadaler, último líder de Unió Demorcrática de Catalunya, que en 2015 obtuvo más de 100.000 votos pero se quedó sin representación.
Reuniones con la burguesía
Junto a Espadaler, Iceta ha mantenido numerosas reuniones con empresarios y representantes de la burguesía catalana, huérfana de partido en estas elecciones. A los sectores empresariales les echa para atrás Junts per Catalunya, lista de Carles Puigdemont, que ha esquinado al PDeCAT, su partido (la antigua Convergència, santo y seña de las clases pudientes catalanas). El empresariado catalán rechaza mayoritariamente la independencia unilateral aunque asociaciones como Pimec o la Cámara de Comercio hayan defendido el derecho a decidir.
La distancia con Junts per Catalunya se puede comprobar con datos como la marcha de más de 2.000 empresas o en las continuas manifestaciones de patronales como Foment del Treball. La burguesía catalana no ha seguido a Puigdemont, huido de la Justicia en Bruselas, y cree que económica y socialmente la independencia tiene más desventajas que oportunidades.
Pero a la burguesía catalana tampoco le convencen Ciudadanos y el PP, partidos a los que achacan una falta de sensibilidad hacia Cataluña. Por ese motivo, Iceta y Espadaler han visto la oportunidad de congraciarse con un sector que generalmente había mirado al centro izquierda con desconfianza.
Las reuniones privadas han sido múltiples y la figura de Iceta ha ayudado a acercar posiciones. El propio Josep Antoni Duran i Lleida, histórico líder de Unió, ha avanzado su voto al PSC. La candidatura ha acercado posiciones acudiendo al Círculo Ecuestre, institución de la élite barcelonesa, o el Círculo del Liceu, la exclusiva asociación vinculada a la ópera, donde el conde de Godó siguió con mucha atención la intervención de Iceta.
"Hay quien en el partido cree que es inútil hacer estos acercamientos. Pero estas personas no son sólo votantes. Tienen entornos y son influyentes. Y queremos llegar a todos, porque nuestra candidatura es transversal y pretende superar con nuevos pactos la división que hay ahora", explica un dirigente socialista.
La deriva de Puigdemont
Otros partidos se han acercado a las principales asociaciones empresariales catalanas. Hace un par de semanas, Mariano Rajoy acudió por primera vez a la entrega de medallas de Foment del Treball, entidad a la que cuida especialmente. Los empresarios no dicen que no a reuniones con unos y otros, pero en privado reconocen que la deriva de Puigdemont, especialmente tras desoír a los dirigentes de su propio partido, no lleva a ningún sitio.
Con ERC nunca han tenido una afinidad especial, como con Catalunya en Comú, el PP es en Cataluña residual y eso les deja dos opciones: Iceta e Inés Arrimadas. De momento, quien parece llevar la delantera, en parte gracias a su alianza con Unió, es el líder del PSC.
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