Más barceloneses que nunca en el mandato de Ada Colau como alcaldesa creen que, en el último año, la ciudad ha empeorado. El clima político y el encaje de Cataluña en España son, de lejos y con un aumento espectacular, las principales preocupaciones, por encima de la contaminación, el paro o el turismo. Pero la preocupación por la gestión municipal marca el máximo del mandato de Colau y un 30,6% cree que es "mala o muy mala", de nuevo un récord desde que en junio de 2015 la alcaldesa sucediera a Xavier Trias al frente de la segunda institución política más importante de Cataluña.
Esos son sólo algunos de los datos del barómetro municipal que este jueves presentó el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello. El sondeo, que tiene dos oleadas anuales, refleja un claro deterioro de la confianza en Colau y su equipo de Gobierno, que retrocede en casi todos los indicadores relacionados con la gestión. Eso tiene un reflejo en la intención de voto que también incluye el sondeo.
Por primera vez desde los comicios de mayo de 2015, Barcelona en Comú perdería las elecciones al verse superada por ERC, en una clara progresión en los cinco sondeos que se han llevado a cabo desde la última cita con las urnas.
Los que aprueban la gestión de Ada Colau aumentan tres décimas, hasta el 67,1%, pero aumentan más, 1,2 puntos hasta el 31,4%, los que suspenden su actuación, un contraste que apunta a una polarización creciente en torno a la alcaldesa.
Varios grupos políticos se preguntaban en las últimas semanas por qué el Ayuntamiento no había publicado aún los datos, recopilados entre el 23 de noviembre hasta el 4 de diciembre por la empresa GESOP, la misma que hace las encuestas electorales de medios de comunicación como El Periódico. Este tipo de barómetros no suelen necesitar un mes de cocina.
Algunos especulaban con las elecciones catalanas, pero este jueves, cuando se presentaron en víspera de Reyes y con muchos barceloneses de vacaciones, concluyeron que se debía al contenido, muy desfavorable para una alcaldesa en horas bajas.
El 2018 incierto de Colau
Colau afronta un 2018 incierto y sin apenas impulso político. Su progresión, imparable desde que irrumpió en política proveniente de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), parece haberse detenido en parte por cuestiones que nada tienen que ver con la gestión municipal, en las que ella ha sido muy activa, con gran exposición en medios de comunicación catalanes y del resto de España.
En noviembre, a un mes de las elecciones, convocó una consulta para que sus bases decidieran si rompían el pacto de Gobierno con el PSC por su apoyo a la aplicación del artículo 155, a pesar que el pacto entre los dos partidos excluía taxativamente cuestiones de política nacional o catalana y todo lo que no estuviera relacionado con el día a día del consistorio.
Se impuso la ruptura por un estrecho margen y Colau gobierna ahora con 11 de 41 concejales sin que las fuerzas independentistas parezcan muy dispuestas a ayudarla en las votaciones. Ese hecho, que los encuestados sí tuvieron tiempo de digerir antes de ser entrevistados, probablemente explica el claro repunte de las expectativas de los socialistas, que crecen 3,3 puntos respecto al anterior barómetro, despegándose del PDeCAT y de Ciudadanos, que sigue teniendo una posición discreta, aunque el estudio no recoge un posible efecto arrastre por su victoria en votos y escaños en las últimas elecciones catalanas.
Cuando Colau juega a ser más que alcaldesa
En los comicios del 21 de diciembre, el espacio político de Colau perdió, con Xavier Domènech como candidato, tres escaños y en torno a 40.000 votos en unas elecciones en las que se disparó la participación. El discurso antibloques de Catalunya En Comú Podem no cuajó y la candidatura se quedó en quinto lugar de un total de siete listas que obtuvieron representación.
No parece que las tesis de Colau, que votó el 1 de octubre y se ha mostrado siempre a medio camino entre los partidos independentistas y los constitucionalistas, hayan ayudado mucho a sus expectativas. De hecho, los barceloneses consideran el asunto identitario su mayor problema frente a otros relacionados directamente con la gestión municipal.
Así, los dos primeros problemas de la ciudad son para sus vecinos "el encaje de Cataluña en España" y una categoría poco concreta denominada "asuntos políticos". Suman el 20% de las respuestas. Le siguen la contaminación con el 9% y el paro con el 7,3%. Cuando la pregunta es personal (¿qué problema le afecta más?), la situación política y derivada del independentismo suma el 25% de las respuestas.
Las consecuencias del procés
El 52% cree que la situación política catalana repercutirá negativamente sobre la ciudad, algo que ya han denunciado numerosos colectivos empresariales. El turismo, el comercio o la cultura se han resentido desde septiembre, cuando el Parlament puso en marcha los preparativos del referéndum del 1 de octubre, suspendido por el Tribunal Constitucional, y que a penas pudo contener la aplicación del artículo 155, que devolvió un poquito de tranquilidad a los vecinos.
Sin embargo, un 64% rechaza la aplicación de las drásticas medidas decididas por Mariano Rajoy con apoyo de Ciudadanos y el PSOE/PSC. Irónicamente, un 58,7% de los encuestados están de acuerdo con la convocatoria de las elecciones el 21 de diciembre, a pesar de que no se hubieran celebrado de no haberse aplicado el artículo 155.
Los barceloneses tienen mucho más claro que su alcaldesa dónde quieren que esté Cataluña. Mientras que Colau apuesta decididamente por un referéndum de autodeterminación y votó en blanco en el del 1 de octubre, un 51,5% de los vecinos quieren que siga siendo parte de España, ya sea como región, comunidad autónoma o Estado federado. Frente a esa mayoría, un 33,6% quiere la independencia mientras que a un 9% le es indiferente y un 5,9% no sabe o no contesta.
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