Solo 37 segundos. El tiempo que dura una inspiración profunda. El tono de una llamada de teléfono. Esa fue la clave que lo desató todo. Una mancha en una foto, pero la pista definitiva para dar caza a José Enrique Abuín, alias El Chicle, el culpable de la muerte de la joven Diana Quer.
Hubo que ir hasta Alemania para desbloquear el pasado verano el teléfono de la joven. Así, los agentes pudieron conocer al detalle la geolocalización de su iPhone. Es decir, el lugar concreto en el que la chica estuvo en cada momento de esa noche. O al menos su teléfono. A las 2:51:36 el terminal buscó cobertura en la antena que da señal al acceso a la autopista AG-11 en A Pobra do Caramiñal.
Los agentes rastrearon las diez cámaras de control que tiene la carretera en busca del rastro de la joven. Nada. Pero cayeron en la cuenta de una cosa: la estación de servicio Repsol que había en la misma zona (a 200 metros de la rotonda que da acceso al polígono industrial de A Tomada) también tenía cámaras. Una de ellas, ubicada sobre los aseos para minusválidos de la estación de servicio, enfocaba también en parte a la carretera sobre la que se centraban las investigaciones.
Solo un coche fue grabado esa noche en un tiempo compatible. Un único vehículo del que se podía distinguir solamente un haz de luz. Un solo sospechoso posible, que pasó a lo lejos y de madrugada por aquella cámara a solo 37 segundos de que el teléfono de la joven desaparecida se conectara a la antena.
Seis coches para cotejar
Los agentes encargados del caso pidieron orden judicial para analizar las grabaciones de la gasolinera. Pero lo que allí se veía era imposible de descifrar a simple vista. Era noche cerrada cuando el coche pasó cerca de la estación de servicio a gran velocidad, y la cámara era un modelo antiguo que no estaba pensado para captar imágenes tan lejanas, ya que simplemente cubría la puerta de uno de los aseos. Y para eso, era más que suficiente.
La calidad de las imágenes era tan mala que los expertos audiovisuales del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil no pudieron hacer nada por mejorarlas. Con aquellas imágenes no había manera de saber nada concluyente del vehículo. Así que estaban como al principio. Con la certeza de que ese coche era el que transportaba a la chica, pero sin capacidad para saber ningún dato más del vehículo, más allá de la mancha de luz.
Fue entonces, el 20 de julio de 2017, cuando los agentes decidieron pedir ayuda a terceros y acudieron a ISV, una empresa especializada en investigación de accidentes con sede en Pontevedra. Lo primero que hicieron fue firmar con ellos un acuerdo de confidencialidad que garantizara el absoluto secreto de sus pesquisas. Y solo después de la rúbrica pusieron sobre la mesa los datos que señalaban al coche. Aquella mancha en la lejanía que pasó a llamarse en los informes "vehículo indubitado".
Los peritos de la empresa pontevedresa necesitaban más datos con los que comparar. Así que tuvieron una idea. El 1 de agosto de 2017 los guardias civiles circularon delante de la misma cámara con tres coches cuyas características y dimensiones eran perfectamente conocidas por los especialistas de ISV: un Citroen C5 modelo berlina, un BMW X5 y un Renault Megane. Así cubrían prácticamente todas las gamas de utilitarios del mercado. Además, pasaron después con un Nissan Patrol, un Renault Traffic y un Citroen Xsara Picasso para aumentar la muestra.
Así, los agentes tomaron la incorporación a la AG-11 en la salida sur de A Pobra de Caramiñal y pasaron delante de las cámaras tanto de madrugada como con luz diurna para darle las imágenes a los peritos.
El 21 de septiembre de 2017, el informe arrojó las primeras conclusiones. Con los datos sobre la mesa, era imposible saber la marca y modelo del coche. Pero sí era posible saber sus dimensiones, tras comparar la macha que ocupaba en la imagen con la que dejan el resto de los vehículos de cotejo. Así, el informe parcial remitido al juzgado explica que el "vehículo dubitado" sería de 4,8 metros de largo y 30 centímetros. Pero sin especificar todavía ni marca ni modelo.
Hay otro detalle. El estudio de las luces en la imagen determina que hay una parte en la que, la morfología del vehículo no permite ver las luces traseras de forma normal. Fue la primera pista de que el coche en el que fue trasladada Diana Quer era en realidad un modelo ranchera, y por eso las luces aparecían más separadas de lo normal en la imagen.
Identificación del Alfa Romeo
Habían pasado ya dos meses desde que la Guardia Civil pudo acceder al contenido del móvil de Diana Quer y los investigadores seguían sin tener claro el modelo del coche. Pero tenían un sospechoso. Los datos del teléfono habían arrojado una luz más. Solo un coche pudo transportar a Diana según los datos de su móvil, pero solo una persona pudo además estar con ella en todos esos momentos.
Entre miles de líneas investigadas, solo la de un natural de la zona, llamado José Enrique Abuín, coincidía casi de forma exacta con el trazado hecho por el móvil de Diana. Eso acotó al máximo la búsqueda y el 3 de octubre de 2017 la Guardia Civil circuló de nuevo por delante de la cámara de la gasolinera de la autopista.
El equipo de investigación consultó las bases de datos y le pidió a su titular un Alfa Romeo modelo 166 2.4 JTD en color gris metalizado. Un coche idéntico al que en algunas ocasiones utilizaba José Enrique Abuín, conocido como El Chicle. Los agentes circularon ante la cámara en distintas condiciones lumínicas y a distintas velocidades. Tomaron seis muestras concretas y llevaron de nuevo las imágenes a los peritos.
El 23 de noviembre de 2017, los expertos de ISV certificaron que el "vehículo de control (Alfa Romeo 166) se corresponde exactamente con las cotas de distancia entre faros y pilotos traseros, altura de faros y altura de pilotos traseros del vehículo" que aparecían en las imágenes de la gasolinera la noche que desapareció Diana Quer.
Un mes después, El Chicle intentaba atacar a una joven en plena calle en una localidad cercana a su casa. La chica retuvo la mayor parte de su matrícula además de identificarle sin género de dudas cuando se le mostró una foto. Las letras y números aportados por la joven coincidieron casi en su totalidad con los del vehículo de la mujer de El Chicle. A esas horas, los agentes encargados del caso los conocían ya de memoria.
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