"La candidatura del president Puigdemont está viva desde el primer día. El Parlament mantiene la confianza en el preisdent Puigdemont para que pueda ser reelegido president. Ahora se trata de ver cómo lo podemos vehicular, cómo lo podemos solucionar".
Sonriente, poco después de que se conociese que la Justicia alemana había decretado libertad bajo fianza para Carles Puigdemont, el diputado de Junts per Catalunya y vicepresidente del Parlament, Josep Costa, avanzaba ya algunas pistas sobre los planes de los más cercanos al expresident de la Generalitat.
Los tres partidos independentistas y Catalunya en Comú Podem estallaron de júbilo este jueves al conocer la liberación de Puigdemont y, sobre todo, el rechazo al cargo de rebelión como parte de la euroorden cursada por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. Hasta Oriol Junqueras, que lleva más de cinco meses en prisión por no huir de la Justicia española, reaccionó a través de las redes sociales con un símbolo de sonrisa.
"Un grupo feliz"
"Somos un grupo feliz", explicaba a los periodistas Eduard Pujol, portavoz de Junts per Catalunya. Tan solo unas horas antes, a través de tres cartas, Puigdemont y el exconseller Jordi Turull habían señalado a Jordi Sànchez como próximo candidato a una investidura inminente y este último, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana, la había aceptado en otro escrito remitido desde la cárcel.
Pero ahora, el escenario ha cambiado por completo. El independentismo tuvo una de sus primeras buenas noticias en semanas y corrió a celebrarla, consciente de que la libertad de Puigdemont constituye un duro revés, cuando no un bochorno internacional, para el Tribunal Supremo.
También es un duro trago para el Gobierno y las fuerzas políticas, especialmente el PP y Ciudadanos, que daban por descontada la entrega por rebelión de Puigdemont y alababan las credenciales democráticas y judiciales de Alemania. Todos los acusados de rebelión que están en España se encuentran en prisión incondicional. Todos los acusados de rebelión en otros países de la UE están en libertad condicional.
Investidura incluso en prisión
Hace 10 días, cuando Puigdemont fue detenido en Alemania y el CNI celebraba el chivatazo que permitió su arresto en Alemania, miles de ciudadanos catalanes salieron a la calle. El núcleo duro de Junts per Catalunya, afín a Puigdemont, exigieron su investidura aunque fuese a distancia y saltándose la ley de la Presidencia de la Generalitat, los letrados del Parlament o la doctrina de los tribunales.
Este jueves, cuando se conoció su liberación, la esperanza de devolverlo al Palau de la Generalitat se reactivó. Los más activos y rápidos fueron los diputados de la CUP a través de su portavoz, Carles Riera.
"La liberación de Puigdemont en Alemania es una victoria republicana, confirmémosla ya invistiéndolo president", escribió en Twitter.
Más cautos fueron los portavoces de ERC y el PDeCAT, que siguen pensando que Puigdemont no es una opción viable. Aunque esté en libertad provisional, probablemente será entregado a España e ingresará en prisión para ser juzgado por malversación. Pero aunque Llarena retirase la euroorden, Puigdemont seguiría sin poder ser investido.
Para amplios sectores del independentismo, que se alegran por su puesta en libertad, Puigdemont sigue siendo una vía muerta.
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