Susana Díaz subió hasta la planta cuarta del Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Era el 17 de junio de 2017 y todo el PSOE estaba reunido en su 39 congreso para proclamar a Pedro Sánchez como nuevo y (por fin) indiscutible secretario general del PSOE, aprobar los nuevos documentos que guiarían la acción política del partido y elegir a la Ejecutiva. La reunión entre ambos duró menos de 10 minutos y Díaz bajó con el gesto desencajado, como si acabase de llorar. La reunión, por mucho que ella se empeñase en exhibir lealtad formal, había acabado como el rosario de la aurora.
Díaz había perdido en las primarias tan solo unas semanas antes. Le costaba asumirlo y explicarse el por qué. Junto a ella, la mayor parte del poder orgánico socialista, incluido todos menos una (la balear Francina Armengol) de los presidentes autonómicos, los mayores centros de poder con puño y rosa.
Emiliano García-Page era uno de ellos. La reunión del presidente de Castilla-La Mancha con Sánchez fue no sólo mucho más discreta sino con mucho mejor final que la de Díaz. Aunque él también estaba descolocado tras la derrota de su candidata y la victoria de un líder en el que no creía. Venían curvas. Ni que decir tiene que ni en los sueños (políticos) más húmedos de ningún socialista se contemplaba jubilar a Mariano Rajoy con una moción de censura. La vista estaba puesta, ya, en las elecciones autonómica y municipales de 2019 como antesala de las generales, a las que se presentaría Sánchez.
En la citada reunión, Page le trasladó a Sánchez que planeaba dejar la política. Pensaba que no tenía sitio en la nueva etapa socialista, auguraba un negro futuro a su partido y su esfera personal también requería prioridad.
"Tuve tomada la decisión de renunciar"
Así lo explica el presidente castellanomanchego a Europa Press en una entrevista publicada este lunes:
"El año 2017 ha sido el peor de mi vida política. Realmente fue durísima la batalla interna del partido, lamentable en muchos aspectos. Habrá mucho que contar sobre lo que fue el 1 de octubre y compañía, aunque es muy doloroso hablarlo. Es como hablar de la enfermedad de un padre. Tuve tomada la decisión de renunciar. Hubo tres personas que me incidieron claramente en que no lo hiciera. Mi mujer, mi hermano gemelo, estos dos a dúo, y aunque le sorprenda, Pedro Sánchez, que me pidió que presentase a ambas cosas", asegura Page en referencia al congreso regional del partido y la reelección como presidente de Castilla-La Mancha.
Page es un presidente muy independiente, al que a menudo hay que leer entre líneas y que va logrando avances políticos a veces a través de métodos enigmáticos. Tiene un gran control del partido. En septiembre del año pasado, tres meses después de su conversación con Sánchez, se presentó al congreso regional del partido y se impuso con un indiscutible 71% de los votos de los militantes a la alternativa, más cercana al nuevo líder nacional. Antes, había dado entrada a Podemos en el Gobierno regional para garantizarse el apoyo a los Presupuestos, dando cumplimiento a la colaboración con el partido morado con la que Sánchez hizo campaña. Todo comenzaba a encajar de nuevo, pese a todo.
Las encuestas y la aritmética
Los socialistas creen que las perspectivas de cara al año 2019 son mucho mejores que las de 2015. Las encuestas publicadas antes de la moción de censura mantenían viva la posibilidad de mantener el Gobierno regional por el retroceso del PP y el ascenso a la primera posición del PSOE. Sin embargo, la más que probable entrada de Ciudadanos abre muchas incógnitas.
El partido de Albert Rivera podría ser, con muy pocos diputados, decisivo para apuntalar a Page, considerado de los socialistas más moderados y menos izquierdistas, o dar la presidencia al PP en caso de que sumen. El futuro político de María Dolores de Cospedal y la situación política general en España serán dos elementos a tener muy en cuenta antes de la campaña.
En estos momentos, el PP tiene 16 diputados en las Cortes regionales, el PSOE 15 y Podemos, 2.
Según fuentes cercanas a Page, Sánchez insistió en su reunión en que las encuestas eran prometedoras en Castilla-La Mancha y que ese era uno de los motivos por los que debía seguir pese a haber luchado cuerpo a cuerpo contra Page durante las primarias y el fatídico Comité Federal del 1 de octubre. Sin embargo, los decisivos para mantener a Page en política fueron su esposa y su hermano, según estas fuentes.
Contra el tacticismo y el "aguantar" por aguantar
Ahora, Page cree que Sánchez debe "aguantar" sin adelantar las elecciones, pero no aguantar por aguantar. "Creo que el Gobierno tiene obligación de gobernar con perspectiva temporal y con vocación de aguantar, pero tengo muy claro que si la situación es inviable, imposible, tendrán que hablar los españoles. Esto no tiene vuelta de hoja, es evidente, de sentido común, así lo explicó el propio presidente del Gobierno", asegura Page en la citada entrevista.
"El gran problema que tienen quienes jueguen al tactismo electoral es que la gente no es tonta, ya lleva 40 votando y sabe cuándo alguien convoca anticipadamente o maneja las encuestas para ganar margen o hace planteamientos políticos torticeros, de consenso o ruptura, sólo para ganar escaños. El que piense que la gente es tonta en España se equivoca monumentalmente, aquí la gente está muy placeada".
De nuevo, mensajes con múltiples interpretaciones posibles de un presidente que sí tiene claro que, de momento, no se va a ninguna parte. Si acaso, de vacaciones, como estos días de agosto, mucho más placenteros que los del año pasado.
Noticias relacionadas
- El Gobierno frena la construcción del almacén nuclear de Villar de Cañas
- Bruselas impone a Google otra multa récord de 4.300 millones por el caso Android
- Bruselas ultima una multa récord a Google por posición dominante con Android
- Ian McKellen, el actor que demostró que se podía salir del armario en Hollywood