El proveedor sanitario contesta que él ya poco tiene que decir en esta crisis que ha volteado a España. “Yo sólo entiendo de material, y ya denuncié a través de EL ESPAÑOL que este Gobierno compró tarde y mal”, recuerda. Añade que ahora la pelota está en otro campo: el hospitalario y, por supuesto, el económico. “El coronavirus está siendo para la profesión sanitaria española como la bomba nuclear lo fue para Hiroshima”, sentencia. “Búsquese un proveedor médico. Hable usted con ellos; si quiere, puedo ayudarle”, concluye.
“Sí, ya me avisaron de que me llamaría hoy. Ciertamente, no es el mejor momento para que hablemos. Los días del estado de alarma van empalmándose sin fin, como los entierros en nuestros pueblos de La Mancha. Uno tras otro, y a veces dos, y hasta tres, en localidades de menos de 15.000 habitantes. Pero, dígame usted. ¿Qué quiere saber? Ya sabe que yo sólo soy un extenuado médico de familia de pueblo. Anoche me acosté después de ver la rueda de prensa del presidente del Gobierno, la de casi todos los sábados. Como siempre, intranquilizadora, por calificarla de alguna manera”.
“Esta mañana del domingo, siempre más relajada que durante la semana laboral, incluso en estos tiempos impredecibles del coronavirus, he visto en un video una charla larga y terrorífica, por su realismo, entre dos grandes médicos. Se la aconsejo. Me ha indignado, claro, y me ha puesto de mal humor. Además, hace unos minutos me he enterado de que ha muerto el jefe de cirugía del Hospital de La Paz, en Madrid. Otra víctima más. Y ya son 29 o 30 los sanitarios muertos en España. Y los que queden”.
“Mire usted, todos los políticos dicen lo que les interesa. Y Pedro Sánchez, más aún. Lo más interesante de todos los políticos es lo que callan. Y ya que me llama usted, voy explicarle lo que el presidente del Gobierno no cuenta, que es lo que estamos viviendo miles de médicos y sanitarios, especialmente los que están en los hospitales”.
“Lo que el presidente del Gobierno no explica y tengo la completa seguridad de que lo sabe o puede imaginárselo, es que miles de médicos vamos a salir de esta crisis con una herida que no nos cicatrizará mientras vivamos. Unos, porque hemos ayudado a morir en sus casas a personas mayores. Sabíamos que no podíamos enviarlas al hospital al no haber sitio para ellas. Y otros, los médicos de los hospitales, porque han metido en cuidados paliativos en planta a cientos de personas, porque tampoco había sitio para ellas en las UCI. Por irme a un famoso: ¿cómo usted cree que murió Lucía Bosé en Segovia? Y me acuerdo de ella porque yo cumplo los años el mismo día que su hijo Miguel. Directamente, a paliativos. En otra situación, con su fortaleza, seguramente se habría salvado”.
“El video que me ha abierto más aún los ojos lo he descubierto en Twitter, en la cuenta de un tuitero que se llama Gallina Clueca, o algo así… No, perdón, Gallina Ilustrada; clueca es la comisión de expertos y técnicos del presidente del Gobierno. Estos no ponen un huevo bien ni por equivocación. Sánchez o su máxima autoridad competente, el ministro de Sanidad Illa, no reconocerán nunca, ni en televisión ni en el Congreso, que los servicios de psiquiatría de hospitales y de centros médicos han tenido que montar unidades de apoyo para atender a los sanitarios por las situaciones que estamos viviendo. Sí, muchos están recibiendo atención porque han tenido que elegir y han tenido que dejar morir a tantos”.
“¿Qué a qué situaciones me refiero? Ya se lo he dicho antes: yo, por no poder enviar al hospital a señoras y señores que conozco de siempre, o por haber enviado a un chico de 50 años, que ha muerto en el hospital y yo sé por qué: porque le pusieron una careta adaptada de Decathlon para intentar que sus pulmones siguieran funcionando, con neumonía en ambos, porque no había respirador para él. Y ha muerto. ¿Sabe usted cuál era la patología previa de este chico? Patología previa, el hallazgo expresivo con ánimo de tranquilizar que han repetido hasta la saciedad Sánchez, Illa y el propio doctor Simón. La patología previa y sobrevenida de este chico de 50 años para morir, seguramente, fue que no había respirador para él”.
No tenían que morir
“Uno de los dos doctores del vídeo del que le hablo, Melchor Álvarez de Mon, cuenta que le ha tocado estar en la zona cero y que ha sido dramático ver morir a personas que no deberían haber muerto. Que ha habido personas que hace un mes o mes y medio no iban a morir y han muerto por falta de medios. Personas en la década de sus 60 años, fallecidos porque no había ningún hueco en la UCI con respiradores. Por todo esto, señor Sánchez, señor Illa, doctor Simón, muchos tenemos necesidad de ayuda psicológica”.
“Porque lo que ha machacado a los médicos, enfermeras, celadores y personal sanitario en general no ha sido el Covid-19, sino ver morir a pacientes cuyas muertes podían haberse evitado. Para un médico, esta es una frustración insuperable”.
“Sigo. Ni yo como médico de familia ni estos colegas de prestigio internacional deberíamos haber vivido este drama. Soy de los convencidos de que con un poco de planificación previa podrían haberse evitado muchos dramas; no todos, claro. Obviamente, el adverbio favorito de mi colega Simón. Es verdad lo que dice el doctor José Zamorano, cuando se refiere a que ha vivido en directo el drama novelado por Albert Camus en La Peste. Tengo esta novela en una edición antigua, de Losada, que compré hace más de 40 años en un puesto callejero en la calle Princesa de Madrid. Con ocho siglos de diferencia, el coronavirus ha caído en España desarmándonos como si viviéramos en la Edad Media”.
“En Tomelloso (Ciudad Real), uno de los pueblos más emprendedores de España, han muerto más de 200 personas de coronavirus en dos o tres semanas. ¿Por qué no hace Pedro Sánchez un Consejo de Ministros extraordinario allí como hizo en Barcelona por el procés? Pero, claro, este es el proceso del olvido. O de la mentira. O de la manipulación. Porque, ¿dónde han estado los expertos de verdad? ¿En el mismo lugar de las mascarillas, los trajes de protección especial o los respiradores? Desaparecidos”.
“Yo le cuento todo esto de un tirón, luego usted lo arregla. Lo que debería hacer es venirse por aquí, me acompaña y visitamos casas o residencia de ancianos fallecidos en Castilla-La Mancha. De todas formas, es más fácil, menos peligroso y seguramente más instructivo que le dedique una hora y vea en YouTube el vídeo comentado. No sé si es el doctor Zamorano o es Álvarez de Mon quien relata que cuando veía los trajes de protección utilizados por los chinos, le parecía un sueño, le daba envidia, pensaba en las bolsas de basura de plástico abiertas como protectores que se han puesto muchos sanitarios, y pensaba: ¿cómo vamos a conseguir mantenernos en pie para continuar atendiendo a los enfermos?”.
Mayores: pagaron y murieron
El proveedor médico, por llamarle así, antes de despedirse, se refiere también a un debate que aún no se ha suscitado en la sociedad española. Una cuestión de gran calado social, incluso judicial. ¿Por qué, inexorablemente, en el momento de elegir a quién a adjudicar un puesto en la UCI para intentar salvar la vida del enfermo atrapado por el virus letal, se ha utilizado la edad como fiel de la balanza entre la vida y la muerte?
Como se pregunta el doctor Álvarez de Mon: “¿Por qué se ha dejado morir a los mayores en un sistema de aseguramiento, cuando los mayores han pagado muchos años la prima del seguro, que es la Seguridad Social?”. Cuantos más años contribuidos en la Seguridad Social, menos oportunidades de acceder a un preciado respirador. Y, por ende, más cerca de la muerte. En términos económicos y de aportación al sistema tributario, una injusticia social. En términos de guerra (término preferido por Pedro Sánchez en esta crisis), el preciado salvoconducto fue para el más útil por ser joven.
En la charla telemática entre el jefe de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal y el jefe de Enfermedades del Sistema Inmune y Oncología del Hospital Príncipe de Asturias, los doctores Zamorano y Álvarez de Mon, respectivamente, se habla de las dudas sobre la naturaleza de este tipo de coronavirus, uno de los seis conocidos; de si afectará más a unas razas que a otras (como sucede con otras enfermedades); de cómo este virus ataca a los pulmones y destroza los alveolos, pero también se infiltra en el cerebro y en el corazón.
De si el virus puede quedar acantonado en algunos reservorios del sistema inmune, o de esa vacuna que antes o después llegará y que, como sucede con la gripe, probablemente deberá ir cambiando año tras año. El médico de familia estaba indignado así como los dos mencionados líderes médicos. En gran medida, los tres 'héroes' achacan la situación caótica vivida en los centros sanitarios a la impericia y a la falta de información y de veracidad.
Ellos actuaron en sus hospitales antes de la declaración del estado de alarma (el 14 de marzo) al prever la que se venía encima. Desde finales de febrero o principio de marzo. Así se lo cuentan al moderador del debate, Alberto Rodríguez-Fraile, presidente de A&G, la banca privada de gestión de fondos que ha ayudado altruistamente con recursos en la lucha contra el coronavirus. El video coloquio es imprescindible.
Momentos antes de cerrar esta crónica, el proveedor sanitario llama alarmado ante la última muestra de incapacidad del Gobierno en la gestión de la crisis:
“Por favor, ¿serán capaces de hacer algo bien? Iban a hacer el test en 32.000 familias para tener un mapa nacional de la prevalencia vírica. Lo anunciaron el 7 de abril. Estamos a 19 y todavía no han empezado. Y ya veremos si los llevan a cabo durante la semana entrante. Los test familiares van a hacerlos finalmente 750 militares. Pero sin uniforme, eh, para no molestar a nadie”.
“Es increíble. Con la que están cayendo, y con estas tonterías. Mientras, las 20.000 oficinas de farmacia, sin utilizar. En ellas podían hacerse cientos de miles de pruebas, también repartir millones de mascarillas... No lo soporto. Compraron tarde y mal, y a una vez que ya tienen el material, no saben qué hacer con él. Esperemos que no haya una segunda oleada de contagios y de urgencias hospitalarias. Hay que reconstruir el país, sí, pero primero hay que empezar a curarlo bien”.
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