El regreso del cabo Apellániz: empezó a desinfectar residencias tras pasar el coronavirus
Este soldado de la Brilat Galicia 7 se infectó justo antes del confinamiento, pasó los síntomas aislado en cuarentena y se reincorporó a la desinfección.
13 julio, 2020 03:19Noticias relacionadas
El cabo primero Alejandro Apellániz se encuentra ahora mucho mejor, pero hace unos meses se las vio en una de las situaciones más complicadas que ha tenido que afrontar en su vida. Tiene 44 años, estuvo a los 19 en Bosnia destinado con la brigada paracaidista, ha pasado por mil batallas, pero ninguna como la del coronavirus, que ha tenido que afrontar en las últimas fechas.
Apellániz pertenece a la Brigada "Galicia" VII o Brigada Orgánica Polivalente "Galicia" VII, también llamada Brilat. Se trata de una gran unidad del Ejército de Tierra que ha participado y participa en diversas operaciones internacionales. Días antes de que se decretase el estado de alarma, les mandaron a todos para Valencia a realizar el llamado ejercicio Ave Fénix, una instrucción de adiestramiento para unidades NBQ.
-¿Qué día empezó todo?
-Salimos el 8 de marzo en coche a cruzar el país hasta Valencia. Paramos a dormir en Madrid. Llegamos a la jornada siguiente. Durante el ejercicio estuve muy bien todos esos días. Fue a la vuelta cuando saltó todo el tema del Covid-19.
Una vez de regreso en Pontevedra, donde mantienen su base de operaciones, los jefes y los comandantes de las Fuerzas Armadas les dijeron que permaneciesen en cuarentena el resto de la semana, la primera del estado de alarma. "A la semana siguiente, empezaron los problemas: fuertes dolores de barriga, la sensación de estar siempre lleno, con mareo, vómito diarreas y fiebre".
Eran claros síntomas de haber contraído la enfermedad originada en Wuhan a finales del año pasado. La familia de Alejandro se realizó la prueba, y detectaron que se habían contagiado tanto él como su esposa. Los niños estaban bien.
"No estaba para ir a trabajar", explica a EL ESPAÑOL. "Cada día me encontraba peor. Al principio, pensaron que era una gastroenteritis y por eso me dijo el jefe del servicio médico de mi base que me quedara por precaución. No estaba para ir a trabajar, me encontraba mal, y mis compañeros estaban realizando un esfuerzo sobrehumano con la descontaminación. Nos pilló a todos algo fuera de juego. Teníamos todo para actuar. Fue un poco duro para mí quedarme en casa contagiado mientras ellos trabajaban en las tareas de desinfección. Quería ayudar".
Una semana en cama
Su mujer, pese al resultado positivo en el test PCR, apenas tuvo síntomas, más allá de una levísima fiebre. "Asintomática en general. Pero después a mi hija le empezaron a salir unas manchas en la mano y en los pies. A las dos semanas, nos realizaron la prueba. Volvieron otra vez y se las hicieron a la niña, pero dio negativo".
Durante ocho días, la enfermedad le postró de tal modo en la cama que apenas lograba moverse. Pero Alejandro aguantó, y con calma fue notando cómo durante los días siguientes las cosas iban mejorando de forma sustancial.
Tras haber pasado lo peor, pudo curarse por completo. En cuanto percibió que se había recuperado, llamó a los servicios médicos para pedir la reincorporación al trabajo. Ansiaba salir a la calle para incorporarse junto a sus compañeros de la Brilat, y así proseguir con las desinfecciones que ellos ya llevaban días realizando por distintos municipios.
-¿Qué te dijeron cuando te volviste a hacer la prueba?
-Me dijeron que ya era negativo. Fue un alivio. Pedí que me pusieran de nuevo a trabajar. Pronto me permitieron unirme a los demás. No podía estar sin hacer nada mientras mis compañeros se partían el lomo.
"Cansancio generalizado"
La Brigada "Galicia" VII, aun siendo una de las más jóvenes del Ejército, ya dispone de un rico, variado y meritorio historial tanto en las operaciones en el exterior como en actuaciones en suelo español. Como Alejandro, muchos allí piensan que lo que han vivido estos meses es lo más complicado a lo que se han enfrentado nunca.
-Yo estuve en Bosnia en el año 1996, muy jovencito. Tenía 19 y ya entré con la brigada paracaidista. Luego entré con la Brilat en 1997. Y nada de lo que he visto se iguala a lo que hemos hecho ahora. Ha sido lo más bonito que hemos podido hacer. Yo desinfecté tan solo ocho residencias. Fui de los que menos pudo hacer, porque empecé tarde, claro. Pero me encantó hacerlo".
Desde sus inicios a finales de los 90 hasta 2018, Alejandro ha estado destinado tanto en la brigada paracaidista como en la Guardia Real. Ahora, ha regresado a la casa en la que empezó su periplo en las Fuerzas Armadas. Y ya de vuelta, ha tenido que afrontar la operación Balmis.
"Era una sensación de cansancio generalizado, de hinchazón todo el tiempo, vómito, diarrea, como si me faltara el aire", recuerda el cabo, ya semanas después de que todo haya pasado.
Los niños ya están bien, su mujer está recuperada igualmente. La misión, por el momento, terminó. Ha sido una de las pocas veces que el Ejército ha tenido la oportunidad de trabajar de cara al público. Eso allí todos lo valoran. Para ellos, ha sido una oportunidad.