El viraje de Podemos en la comisión de investigación sobre la Operación Kitchen para salvar al comisario Villarejo de acudir a la misma le ha ocasionado a los de Pablo Iglesias el reproche de la práctica totalidad del arco parlamentario.
De Vox a ERC, pasando por Ciudadanos o Más País y otras formaciones minoritarias, todos arremetían este viernes contra esta decisión de la formación morada, que hasta hace poco defendía que era "evidente" que Villarejo tenía que ser interrogado. Así lo sostuvo Pablo Echenique el pasado 9 de diciembre, antes de que su formación cambiase de postura.
Tirando de símiles tanto reales como cinematográficos, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, e Íñigo Errejón, aludían a "Vito Corleone" y a "Al Capone", respectivamente, para concluir que ni se podría hablar "de la mafia" sin ellos ni se puede investigar a las cloacas del Estado sin Villarejo.
La secretaria general del grupo de Vox, Macarena Olona, por su parte, aseguraba que se trata de un "testimonio vital si se quiere cumplir con la finalidad propia de esta comisión de investigación". Miguel Gutiérrez, de Ciudadanos, afirmaba que "me extrañaría que aquellos que han propiciado esta comisión, que son los partidos del Gobierno, digan ahora que el señor Villarejo no tiene nada que decir".
El partido naranja también incluyó al comisario, en prisión provisional desde 2017, en el listado de comparecientes que presentó el miércoles. Ese mismo día Podemos confirmaba su viraje. El diputado morado Enrique Santiago, nombrado vicepresidente de la comisión de investigación sobre el espionaje llevado a cabo en Interior bajo el Gobierno de Mariano Rajoy, aseguró entonces que era fundamental tanto la comparecencia del ex presidente del Gobierno como la del actual líder del PP, Pablo Casado. Para Santiago, sería extraño que Casado, que cuando se produjeron los hechos era vicesecretario de Comunicación de su partido, no estuviera al tanto.
PP y PSOE
Los populares denuncian un intento de convertir la comisión en una "causa general" en su contra. Por la Kitchen -uno de cuyos objetivos fue el ex tesorero del PP Luis Bárcenas- están imputados el ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el que fuera su número dos, Francisco Martínez Vázquez.
Mientras, el designado portavoz del PSOE para la comisión, Felipe Sicilia, acusaba al primer partido de la oposición de poner "excusas" para eludir su responsabilidad en el escándalo, algo que harían "demorando" los trabajos mediante la petición de informes que, a su juicio, no serían necesarios.
En una reunión a puerta cerrada, se aprobaba el plan de trabajo del PSOE con el apoyo de Podemos y sin que otros grupos se opusieran. En principio la comisión extendería sus trabajos durante tres meses aunque prorrogables. Según fuentes conocedoras de la reunión, Ciudadanos propuso infructuosamente un sistema de cupos para las comparecencias en función del peso de cada grupo. Una vía que permitiría llamar a Villarejo, pues bastaría que uno de los grupos que reclama su presencia lo incluyera entre su listado.
Será la semana que viene cuando se apruebe el primer listado de comparecencientes. Pese al veto inicial, incluso Podemos no cierra del todo la puerta a que Villarejo termine acudiendo, aunque relegado a otros testimonios.