Salvar el verano, la Navidad y, ahora, la Semana Santa. Son los eslóganes que dentro y fuera del Gobierno de España se escuchan con relación a la pandemia de la Covid-19 y la crisis económica. Un mensaje que aterra a los profesionales sanitarios que sienten que la cuarta ola ya parece inevitable y para la que el escudo creado por las personas vacunadas no va a ser suficiente.
Así lo explican voces expertas del sector sanitario a EL ESPAÑOL tras escuchar a la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que la Semana Santa "puede ser" la fecha de reinicio de los viajes nacionales.
Un tono que, aunque han rebajado sus compañeros de partido como la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, parece más que extendido entre el sector hostelero. "Salvar la Semana Santa es repetir el fracaso de la Navidad", apunta el presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph), Rafael Ortí.
Para Ortí, como para varios gestores sanitarios como el ex secretario general del Ministerio de Sanidad, José Martínez Olmos, un confinamiento en estos momentos sería la única manera de conseguir rebajar los casos a menos de 25 y controlar la transmisión comunitaria.
A nivel técnico, Ortí recuerda que cuanto más alta sea la incidencia acumulada (el número de casos por cada 100.000 habitantes) más difícil es parar la propagación de la infección.
Inmunidad por las vacunas
Medidas de restricción y la posibilidad de que una parte de población sea inmune gracias a las vacunas o a haber pasado la enfermedad pueden ser escudos para detener lo que se conoce como la transmisión comunitaria descontrolada. Es decir, cuando el virus es tan contagioso en una sociedad que es imposible seguir su rastro de una persona a otra.
Ahora mismo, España está en ese punto. Un gran número de los contagiados de la Covid desconocen el origen de su infección y, correspondientemente, no se puede hacer un buen rastreo. Por eso, los expertos apoyan en la necesidad de tener a gran parte de la población inmune. Bien gracias a la vacuna o bien gracias a haber pasado la enfermedad.
Es lo que se conoce como el efecto rebaño. Si una gran parte de la población es inmune, el virus tendrá más dificultad para saltar de un infectado a otro. Pero eso es algo que, por lo menos para la campaña de Semana Santa, es impensable.
Los expertos aseguran que la vacunación no habrá avanzado tanto en ese momento y que la transmisión del virus todavía será alta porque las medidas que se están tomando no son "suficientes" para bajar la incidencia a menos de 25 casos por cada 100.000. Ese porcentaje, en España, no se da desde el verano.
Uno de los mayores miedos de Ortí es que España vuelva a relajarse como ocurrió el octubre. Las medidas que se tomaron a mediados de mes hicieron que la incidencia del coronavirus bajara rápidamente y que, en diciembre, esa euforia se transformará en una relajación de las mismas.
En esos momentos, y como ya desveló este medio, la incidencia se había reducido, pero se recuperó durante el mes de diciembre a un ritmo mucho más acelerado que su caída.
"En octubre bajo la curva y esa falsa sensación de seguridad fue lo que nos condenó. Hasta que no bajemos de 50 casos por cada 100.000 no podemos considerar que hemos doblegado la curva de contagios", ha asegurado.
Así las cosas, Ortí estima que, si siguen las medidas como están, habrá una cuarta ola en Semana Santa "para abril o mayo". Eso sí, será más leve para el sistema sanitario.
"Si tenemos a los profesionales sanitarios y a las personas de las residencias de ancianos vacunadas nos vamos a evitar muchos ingresos", ha puntualizado. Aun así, avisa de que eso no puede suponer que exista una sensación de riesgo "menor".
Situación de la Covid
En lo que respecta al momento actual y sin entrar en futuribles, el epidemiólogo matiza que en estos momentos se va a vivir una bajada de la incidencia (casos) pero va a empeorar la situación de las UCI y, correspondientemente, incrementarán los fallecidos.
Prueba de ello son las 724 muertes que se ha notificado en menos de 24 horas este martes. La cifra es la más alta desde abril y un reflejo de la situación epidemiológica del país.
Explica Ortí que este incremento de casos -que se ha traducido en una saturación de las UCI- se debe, principalmente, a que se han tomado las medias "tarde".
A su parecer, la mejor solución había sido un confinamiento selectivo durante una semana a principios de diciembre para bajar "radicalmente" la transmisión del coronavirus.
Consciente de la disyuntiva entre economía y salud pública, Ortí defiende que su proyecto de confinamiento domiciliario de diez días tiene "menos coste económico" que un semiconfinamiento desde octubre, como lleva la sociedad española.
Alega que el cambio de la segunda ola (los picos de contagios de octubre y noviembre) a la tercera que se produjo en navidades no ha sido "tan notable". No ha supuesto una relajación "real" de las medidas como pudo pasar el verano y, al final, se han alargado las restricciones con mayor o menor laxitud.
El experto en salud pública y epidemias apoya sus posicionamientos en cifras. Con los datos de otros países del entorno europeo en las manos, Ortí explica que “los que peor estamos”, Portugal, Reino Unido o España, no tomaron medidas tan fuertes como Francia o Alemania que confinaron antes de navidades.
Además, los expertos insisten en tener presente el número de reproducción básico R0. Un término clínico que, básicamente, marca a cuánta gente puede contagiar una persona infectada.
Durante la primera ola este dato fue muy seguido por muchos expertos, entre ellos el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Él mismo insistía en mantenerlo por debajo de 0.
En julio de 2020 la R de España era de un 0,3, pero durante las primeras semanas de enero, llegó a alcanzar un 1,4. Eso quiere decir que en un periodo de 14 días multiplicaba sus positivos por 1,4.
"Si tienes 100 casos por cada 100.000 esa R no se nota tanto. Pero si tienes 1.500 casos, como algunas comunidades, eso lo nota el sistema sanitario", apuntalan.
Con todo ello, los expertos apuestan por un confinamiento restrictivo a corto plazo y de poco tiempo. De esa medida, esperan una bajada del número de casos y un control de la transmisión que permita que los sistemas de Salud Pública puedan rastrear contagios.
Es decir, vencer definitivamente la tercera ola para que, junto con la población que ha pasado el virus y tiene anticuerpos y la vacunada, se pueda frenar la nueva oleada epidémica y "no repetir el error" del 'salvar la Navidad'.
Noticias relacionadas
- Por qué la Unión Europea no usará la vacuna rusa Sputnik
- Las embarazadas con Covid-19 podrían transmitir los anticuerpos a los bebés por la placenta
- Un paciente corrobora las denuncias contra la vieja Fe: "Es una cárcel, solo salvo al personal”
- Nuevo máximo de fallecidos de la tercera ola: 724 muertes, la mayor cifra diaria desde abril