Los agentes de la DEA se quedaron patidifusos. Les costó procesar que aquellos tipos, por muy especializados que estuvieran, tuvieran tanta y tan jugosa información sobre un asunto que estaba ocurriendo a 8.200 kilómetros, en España.
Los agentes españoles llamaban para proporcionarles la ubicación exacta de un importante laboratorio de metanfetamina. Lo habían localizado en territorio americano, y permanecía oculto a primera vista pero activo en una casa de Houston, Texas. Allí llegaron a incautarse, en estado líquido y sólido, un total de 515 kilogramos de metanfetamina.
La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional llevaba tiempo recopilando detalles sobre algo que a los norteamericanos se les había escapado ante sus propias narices.
Los agentes de la agencia del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, dedicada a la lucha contra el narcotráfico, acudieron al lugar y se percataron de que la información era buena. Tirando del hilo, ambas policías descubrieron que detrás de ese laboratorio estaba un importante cártel mexicano que introducía en Estados Unidos una sustancia que está cada vez más de moda, a un lado y a otro de la frontera.
Sucedió hace unos meses. Todo comenzó con un mensaje anónimo que fue recibido en uno de los portales de información anónima -antidroga@policia.es-. El caso fue remitido al grupo de drogas sintéticas de la Brigada Central de Estupefacientes de la UDYCO Central.
Fuentes próximas a la investigación detallan cómo recibieron esa información en uno de sus canales. Después, entraron en contacto telefónico con la fuente. Tras varias revelaciones, la maquinaria policial se comenzó a engrasar.
Datos concretos
Muchas conversaciones después, la persona que había aportado la información comenzó a darles datos concretos, y los policías, desde Madrid, iniciaban así la desarticulación, a miles de kilómetros de distancia, de una importante organización que, a caballo entre México y Estados Unidos, estaba generando importantes cantidades de metanfetamina en laboratorios clandestinos.
Las informaciones que les iban llegando les permitieron conocer que eran dos hermanos los que habían establecido esa cocina de sustancias de síntesis. La UDYCO centró entonces los esfuerzos en localizar a estos sujetos en Estados Unidos. También en ubicar con la máxima precisión la localización del laboratorio clandestino.
Fruto de un pormenorizado trabajo de Inteligencia, junto a indagaciones realizadas en la deep web, se pudo constatar que lo que decía la fuente era cierto. En la casa que él les había señalado estaba funcionando un laboratorio de metanfetamina a máxima producción que mantenía importantes contactos con cárteles mexicanos.
Tras recabar numerosos datos, desde la UDYCO se pusieron en contacto con los enlaces de la DEA en territorio nacional. Les contaron lo que sabían. A finales de marzo, en virtud de la colaboración española y estadounidense, los agentes lograron frustrar una entrega e incautarse de 215 kilogramos de anfetamina en la localidad de Laredo, Texas. Las fuentes españolas funcionaban.
Registros
Tras este hecho, el objetivo de los investigadores era desmantelar el laboratorio clandestino y conseguir pruebas que vinculasen a la organización criminal con los cárteles mexicanos. Cuando lo lograron, entre marzo y abril, las fuerzas y cuerpos de seguridad lograron infiltrarse en el núcleo del cártel.
En las dos siguientes entregas del material que se estaba produciendo, fue cuando se diseñó el operativo policial que acabó con la desarticulación del laboratorio y la banda. Ya a finales de abril los esfuerzos se centraron en el control total del laboratorio clandestino de la organización. Fue allí donde la DEA en colaboración con UDYCO ejecutó una orden de registro para acceder a la vivienda.
Allí detuvieron a dos personas y hallaron 60 kilos de metanfetamina cristalizada, un producto cuyo valor en EEUU asciende a los 400.000 dólares y en España a 1,2 millones de euros. Había también 240 kilogramos de metanfetamina líquida, valorada en Estados Unidos en 1,5 millones de dólares y en 5 millones de euros en nuestro país.
Había también un rifle de asalto automático, cuatro vehículos de alta gama, 3.000 dólares en efectivo y todos los utensilios propios de un laboratorio de esas características. Exactamente lo que los agentes de la Policía Nacional les habían revelado a la DEA algunas semanas atrás.