Moncloa busca cerrar una visita a la Casa Blanca de Sánchez para sacarse la espina de los 29 segundos
España y EEUU avanzan en "temas comunes" como Venezuela y negocian el "refuerzo" en el acuerdo de Defensa. Se busca fecha para una cita antes de 2022.
21 junio, 2021 02:21Noticias relacionadas
Moncloa salió algo trasquilada de la cumbre de la OTAN del pasado lunes en Bruselas. Se empeñó tanto su equipo de comunicación en vender el "encuentro de Pedro Sánchez con Joe Biden", que cuando las cámaras captaron a un presidente estadounidense "algo tocado" caminando hierático mientras el jefe del Ejecutivo español parecía seguirle, aquel el pequeño éxito pareció un gran fiasco. Sobre todo, después de que, en cinco meses desde su toma de posesión, no se hubiera dado un sólo contacto entre ambos.
Pero aunque la oficina del presidente del Gobierno se equivocó en lo accesorio, como reconocen las fuentes del entorno de Sánchez consultadas por EL ESPAÑOL, lo cierto es que la relación entre Madrid y Washington es bastante mejor de lo que se pudo entender.
No sólo es que, en realidad, ambos mandatarios tuvieran más conversaciones, acompañados y a solas, en los márgenes de la cumbre -si bien, no de las que se publicitan-, sino que ambas delegaciones se emplazaron para trabajar en una reunión oficial de Biden y Sánchez en los próximos meses.
Será, si nada se tuerce, antes de 2022. Y Moncloa aspira a que se sustancie en una invitación a la Casa Blanca en Washington. Ésa sería la mejor opción, para las cuestiones de imagen de Sánchez. Pero además, es la más factible, ya que Madrid es consciente de que es difícil que Biden vaya a desplazarse fuera de su país salvo para ocasiones realmente excepcionales.
No sólo es la edad, también la herencia recibida de la anterior Administración Trump y el programa económico y social comprometido por el presidente demócrata, que pretende dar la vuelta como un calcetín a todo lo hecho por su antecesor.
La herencia de Sánchez
"Hay muchos temas comunes, no sólo el acuerdo de Defensa", explica una fuente del entorno de Sánchez. Lo cierto es que las relaciones políticas con Washington, desde hace un par de décadas, son mejorables: que el presidente Zapatero, ése que no se levantó por con respeto ante su bandera, nada más llegar confirmara los temores de la Casa Blanca y retirara las tropas españolas de Irak sin avisar previamente, estropeó muchos años de esfuerzos, primero con Felipe González y después con el giro atlantista de José María Aznar.
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, lleva tiempo trabajándose ese flanco. Los obstáculos heredados son muchos. Si bien Mariano Rajoy fue invitado a la Casa Blanca en septiembre de 2017 y logró de Donald Trump incluso un apoyo explícito ante el desafío independentista catalán, el contacto se debió más a la coincidencia ideológica y a que al mandatario republicano le faltaban amigos en Europa.
Que se sepa, Laya ha mantenido al menos tres largas conversaciones con Antony Blinken, su homólogo estadounidense. La última, la misma mañana del lunes del fatídico paseíllo.
No fue un telefonazo preparatorio del encuentro, ya que éste se limitó a los ya conocidos 29 segundos. Pero fuentes de su departamento aseguran que se le ofreció a Presidencia como "parte del relato", dado que en Madrid ya se era consciente de que Biden no iba a dedicarle más tiempo a Sánchez. "La ministra hace su trabajo, y da resultados... lo del contacto con Biden lo llevó Moncloa y quizá vendieron la piel del oso antes de tiempo".
Las bases y Marruecos
Las relaciones militares entre ambos países, en cambio, sí que son fluidas. España es uno de los países que más y mejor contribuyen en las misiones internacionales de la OTAN y Naciones Unidas, con envío de tropas, suministro material, apoyo logístico y ejercicio del mando. Y además, EEUU cuenta con dos bases en España, Morón y sobre todo Rota, que son clave para el control del Mediterráneo y Oriente Próximo.
Eso es lo que se va a negociar en los próximos meses, ya que el convenio bilateral para el uso de las bases militares caducó en mayo de 2020 y ya lleva dos prórrogas automáticas de un año. Y en eso trabaja Moncloa de manera incansable, junto con los servicios del Ministerio de Defensa.
De los dos réditos principales que sacó Sánchez en sus conversaciones con Biden, uno es principalmente un espaldarazo a su imagen y el otro una, inversión. La cumbre de la Alianza Atlántica de 2022 en Madrid servirá para que el presidente del Gobierno se haga fotos con altos mandatarios y se reúna bilateralmente con los líderes más importantes de Occidente.
El compromiso de renovar y "reforzar" el acuerdo de Defensa con Washington, en un momento en el que la Administración Biden debe mantener un equilibrio precario entre los dos socios clave en el Estrecho, España y Marruecos, es un anuncio de enorme calado político para los próximos años.
En realidad, ni Estados Unidos ni Bélgica batallan por alojar de cumbres de la OTAN, el primero porque es el socio principal; el segundo porque Bruselas es la sede del organismo. Pero el resto de miembros sí que aspiran, de cuando en cuando, a ello.
Cuando un país miembro de la Alianza pelea por ese mérito y lo consigue, significa no sólo que los demás le conceden esas fotos, sino que se fían del socio para que organice un encuentro que en este caso será clave: será en el que se sustancia "el regreso" de EEUU a la esfera multilateral en el campo de la defensa compartida. Y definirá qué significa, de manera efectiva, que China sea "un desafío" y Rusia, "una amenaza".
Más "temas comunes"
Entretanto, el Ministerio de Exteriores por su lado, el de Defensa aprovechando los contactos fluidos, y Moncloa para darle fuelle a esa cita prevista entre Sánchez y Biden, seguirán trabajando "en los temas comunes".
Uno de ellos es Latinoamérica y, en concreto, Venezuela. Hallar una salida pacífica y acordada a la tiranía de Nicolás Maduro es un objetivo de ambas administraciones, que además son las referencias para la oposición democrática de aquel país.
Según las fuentes del entorno de Sánchez, "ha habido avances muy significativos, con el apoyo del Alto Representante Josep Borrell". Y quizá, muy pronto, haya buenas noticias. En todos los sentidos.