Hace ya un año que el Ministerio de Defensa activó la Operación Baluarte, la misión que sucedió a la Operación Balmis en la lucha de los militares contra la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2. El objetivo era mayúsculo: trazar, a petición de las comunidades autónomas, un mapa de contagios formado por aquellos que habían dado positivo en la Covid-19 y sus contactos estrechos. Un mecanismo de prevención cuya utilidad ya había quedado demostrada en los meses más duros del confinamiento.
Ahora, casi 12 meses después de que los soldados iniciasen aquella tarea, los rastreadores militares de las Fuerzas Armadas han realizado ya un total de 4.750.000 llamadas telefónicas para identificar los contactos de personas diagnosticadas positivas.
Según fuentes del ministerio, lo más probable es que a finales de este verano esa cifra ascienda ya hasta los 5 millones de rastreos.
Actualmente, más de mil rastreadores militares colaboran con las distintas autonomías en la localización de nuevos contactos con positivos en la Covid-19. Principalemente, los soldados están focalizados en la detección de los casos entre los grupos de edad más jóvenes, cuyos contagios están proliferando ahora más que en otras franjas de edad en las que la pauta completa de la vacuna ya ha sido administrada.
Al ser el tramo de población que menos vacunas ha recibido todavía no goza de la inmunidad de la que dotan las inyecciones. Y por eso los rastreos y los contagios se están centrando mayormente en ellos.
El trabajo de los soldados de las Fuerzas Armadas se vuelve más trascendental si cabe después de que este jueves el Ministerio de Sanidad notificase 27.688 nuevos casos de Covid-19, 15.858 de ellos diagnosticados en las últimas 24 horas. Estas cifras son superiores a las del mismo día de la semana pasada, cuando se notificaron 17.317 positivos.
El Ejército ante la quinta ola
La cifra total de contagios en España se eleva ya a 4.069.162 desde el inicio de la pandemia, según las estadísticas oficiales. La incidencia acumulada en los últimos 14 días por 100.000 habitantes se sitúa en 500,75. En el informe de este jueves se han añadido 41 nuevos fallecimientos.
Hace apenas una semana que en España se diagnosticaban, en tan solo 24 horas, 17.384 nuevos casos de coronavirus. Desde entonces la incidencia no ha dejado de incrementarse, y por eso Defensa se ha vuelto a poner manos a la obra para rastrear los casos a petición de las comunidades autónomas. El Ministerio de Sanidad pidió ayuda a las Fuerzas Armadas como si estuviéramos al inicio de la pandemia con el fin de atajar nuevamente las oleadas de contagios.
Ante el avance de la quinta ola, menos mortífera que las anteriores pero de gran capacidad expansiva debido a la predominancia de la variante Delta, Defensa está proporcionando nuevas unidades para los rastreos.
Su labor es esencial, como han reiterado las autoridades sanitarias, para detener la trasmisión comunitaria descontrolada en la que se encuentra ahora mismo la epidemia en España. Y es que, si se sabe dónde se ha producido el contagio, podrá pararse el foco de la infección.
Este mismo jueves, desde la Secretaria de Estado de Sanidad se validó la incorporación de 10 nuevos rastreadores militares para Canarias (que ya contaba con 62), y otros 30 nuevos para Ceuta (que disponía de 42). Hay por lo menos 200 operando tan solo en Castilla y León. 50 en Valencia. Algo más de un centenar en las Islas Baleares. 70 en Cantabria.
Y así hasta el millar de soldados dedicados exclusivamente a trazar el recorrido del virus que ahora golpea en gran medida a los jóvenes menores de 30 años.