En cuanto su hijo y su médico subieron a Brahim Ghali a la ambulancia en la pista de aterrizaje del aeropuerto de la base militar de Zaragoza, se encontraron con tres enfermeros del Servicio Riojano de Salud. Los sanitarios estaban esperando a los tres integrantes de aquel viaje de incógnito a España desde Argelia, para que el líder polisario fuera tratado de la Covid-19. Les dijeron que se identificasen. Dieron entonces el nombre de Mohammed Abdellall, una identidad falsa.
Es ese el nombre que consta en el parte de trabajo al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. El documento fue suscrito por los enfermeros que le recogieron en Zaragoza en la tarde del 18 de abril para trasladarle al Hospital de Logroño. También se escribió "Mohammed Abdellall" en un correo electrónico del Servicio Riojano de Salud del pasado 21 de enero.
"La dotación sanitaria -refleja el mensaje- efectuó el traslado del paciente identificado como Mohamed Abdellall desde el aeropuerto de Zaragoza al Hospital San Pedro de Logroño (La Rioja) el día 18 de abril de 2021".
Esa comunicación fue aportada al llamado 'caso Ghali' que investiga el Juzgado de Instrucción Número 7 de Zaragoza y en el que figuran como investigados la exministra Arancha González Laya y su jefe de Gabinete, Camilo Villarino. Ambos acusados de los delitos de prevaricación, encubrimiento y falsedad documental.
Así, el mandatario saharaui habría utilizado dos identidades falsas tras acceder a territorio nacional sin pasar por el control de pasaportes del aeródromo del Ejército del Aire ubicado en la capital aragonesa: la primera, al subir a la ambulancia; y la segunda, a su llegada horas después al recinto sanitario, donde se inscribió con el nombre de Mohamed Benbatouche.
Tal y como adelantó este periódico, ese pasaporte falso fue emitido por las autoridades de Argelia el mismo día en que su avión le trajo a España, según figuraba en el documento. Fue esa la identidad que empleó Ghali cuando accedió al centro hospitalario logroñés, al cual llegó al filo de las diez de la noche, para ser ingresado al instante en la Unidad de Medicina Intensiva.
Múltiples identidades
Una de las mayores dificultades que está teniendo el juez Rafael Lasala a la hora de instruir esta causa es la de desenredar la maraña de identidades falsas con las que ha contado el líder del Frente Polisario a lo largo de su longeva trayectoria como hombre más poderoso del pueblo saharaui. Quizá por eso Antonio Urdiales, uno de los abogados de la acusación, se refiere a él con cierta frecuencia como "el hombre de las nueve identidades".
No era, de hecho, la primera vez que Ghali empleaba el nombre de Mohamed Abdellall, y ello se ve reflejado en la documentación aportada al caso a lo largo de los últimos meses. Tal y como adelantó El Confidencial, ya figuraba en los informes médicos del hospital de Argel del que le trasladaron hasta Zaragoza la pasada primavera.
En concreto, en dos actas, fechadas el 17 de abril de 2021, solo un día antes de su llegada a España, ya constaba como el paciente Mohamed Abdellah, una persona nacida el 12 de febrero de 1950. Ni el nombre ni las fechas coinciden con los datos reales del propio Ghali.
Hombre misterioso con corbata
Las declaraciones de los tres enfermeros publicadas este miércoles por EL ESPAÑOL han sembrado nuevas dudas que el magistrado instructor tendrá que resolver. El siguiente paso en la instrucción será conocer quién era esa persona ataviada con "traje y corbata" que daba las órdenes a pie de pista a los militares y a los sanitarios de la ambulancia.
Se trata de un misterioso y elegante individuo de paisano. En teoría, a tenor de estas declaraciones, habría sido esa persona la encargada de organizar de facto la entrada ilegal.
En la ambulancia que trasladó a Ghali viajaban seis personas: el médico personal del líder polisario, su hijo, él mismo, y tres enfermeros. Las declaraciones de estos tres últimos, a las cuales ha podido acceder EL ESPAÑOL, arrojan versiones similares y apuntan hacia ese personaje cuya identidad han pedido ya conocer las acusaciones.
Cuando los enfermeros llegaron aquella tarde a la base militar de Zaragoza, un oficial del Ejército del Aire les solicitó que se identificaran, y ellos enseñaron la documentación. Este mando, al parecer, ya disponía en su teléfono móvil de los datos de la ambulancia que estaba a punto de aparcar en el asfalto del aeródromo.
Junto a él, los tres sanitarios observaron a otra persona. Un tipo sin uniforme, de paisano, ataviado con traje y corbata. Era "este último el que parecía dirigir al militar".
Fue esta persona, aseguraron los enfermeros a los policías de la Brigada Provincial de Información de La Rioja que les tomaron declaración el pasado 31 de enero, "la que dio las directrices para ubicar la ambulancia en la pista del aeropuerto y coordinar el traslado" del paciente "desde el avión" hasta ese vehículo.
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