Ceuta y Melilla tiran la toalla: seguirán en 2023 sin aduana comercial pese al compromiso de Sánchez
El Gobierno español reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara, pero aun así continúa el problema: "Marruecos no pasa ni una botella de agua".
2 julio, 2023 03:42Se agota la legislatura y el Gobierno español no ha conseguido restablecer la aduana comercial de Melilla con Marruecos, cerrada unilateralmente por Rabat en agosto de 2018. Tampoco ha logrado abrir una nueva en Ceuta, donde nunca existió.
Ambos compromisos fueron rubricados con las dos ciudades autónomas españolas, asfixiadas comercialmente por Marruecos. Tales acuerdos se suscribieron previamente entre Sánchez y Rabat.
La aduana comercial en Melilla ha estado abierta más de cien años. Existía una promesa para restablecerla, pero "no hay voluntad política por parte de Marruecos", asegura a EL ESPAÑOL Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME). "Tampoco veo mucho ímpetu por parte del Gobierno de España", añade.
Desde el Ministerio de Exteriores español insisten en que no hay ningún problema: "Toda la hoja de ruta acordada con Marruecos se está cumpliendo. Se trata de un mecanismo complejo en el que hay que verificar varias cosas y se están dando los pasos para ello".
La realidad es que han pasado 15 meses desde que el presidente Pedro Sánchez y el rey Mohamed VI firmaron ese acuerdo —el 7 de abril de 2022— con el que se restablecían las relaciones bilaterales. Sin embargo, de las aduanas comerciales no se ha sabido nada.
Se mencionan en el punto 3 del texto, pero sin citar al término "frontera": "La plena normalización de la circulación de personas y de mercancías se restablecerá́ de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo".
Desde entonces, se ha sucedido una serie de promesas del ministro de Exteriores, José Manuel Albares. En septiembre y en noviembre de 2022, anunció que la aduana comercial se abriría en enero de 2023, antes de la Reunión de Alto Nivel (RAN) en Rabat. Y no solo no se puso en marcha, sino que en este encuentro no se trató el asunto de la aduana comercial.
Desde Madrid, con el apoyo de las Delegaciones de Gobierno de Ceuta y Melilla, se ha intentado trasladar en tres ocasiones que las aduanas entraban en funcionamiento, con simulacros incluidos.Dos se hicieron en la víspera de la RAN de enero de 2023, y el tercero en mayo, antes de las elecciones municipales y autonómicas. La realidad fue decepcionante: entraron una furgoneta y un camión que, además, tenían papeles marroquíes.
Pérdidas de un 60%
La realidad es que todo sigue igual en los pasos fronterizos de Beni Ensar y El Tarajal, los únicos abiertos para personas. A pesar de las reuniones bilaterales de la comisión creada con el fin de cumplir ese punto 3 de la hoja de ruta, no está permitido el paso de ningún tipo de producto.
Los datos oficiales en aduanas, en las agencias de transporte y en la autoridad portuaria -es decir, en todos los sectores que trabajaban con los contenedores y al por mayor-, apuntan a unas pérdidas de un 60% en el IPSI, el impuesto indirecto en Melilla.
En 2019, antes de la asfixia de Marruecos con el cierre de las fronteras, la ciudad autónoma recaudó 71 millones de euros de importación de mercancía, mientras que en 2021 ingresó 56 millones de euros. Es decir, 14 millones de euros menos es lo que percibió la ciudad autónoma en impuestos de mercadería.
"Es un efecto cascada, que afecta al Ayuntamiento, a la agencia de transporte, a los comercios y a la aduana. Por supuesto, todo repercute negativamente en el ingreso y en el empleo", se queja Enrique Alcoba.
Los empresarios están "muy desilusionados", lamenta este portavoz. "Hay desesperación porque creemos que no existe voluntad por parte de Marruecos de abrir la aduana comercial", añade.
Además, los empresarios melillenses consideran que el régimen de viajeros impuesto desde que abrió la frontera en mayo de 2022 es lo que más perjudica tanto a Ceuta como a Melilla.
"No puede ser que después de más de un año abierta para los pasos humanitarios, se esté permitiendo circular todos los productos, con los coches prácticamente llenos, de ciudadanos que viven en Melilla y van a hacer todas las compras a Marruecos. Sin embargo, desde Ceuta y Melilla hacia Marruecos no se permite meter nada. Esto es la ley del embudo", insiste Enrique Alcoba.
Este empresario melillense advierte de que el comercio atípico funciona ahora en sentido inverso: va desde Marruecos a Ceuta y Melilla. "Los coches entran del país vecino llenos de verduras, frutas, ropa, zapatos, en fin, cualquier producto. Se están trayendo en los maleteros alimentos sin los controles sanitarios, porque vemos en los restaurantes que se venden langostinos y pescado, y legalmente no pueden entrar por la frontera. Meten el producto con las motos de agua y en los maleteros de los coches", asegura.
De España a Marruecos, el comercio está, en cambio, bloqueado. Para el concejal de Somos Melilla, Amin Azmani, "ni una simple botella de agua puede ser cruzada desde Melilla a Marruecos, y en unas buenas relaciones diplomáticas debe haber reciprocidad".
Por ello, este político se pregunta: "¿Qué hemos ganado los melillenses con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas? ¿Qué hemos ganado los melillenses con el reconocimiento de España al plan soberanista marroquí sobre el Sáhara? Estamos escuchando al señor Sánchez y a los ministros llenarse la boca de 'buenas relaciones', y lo que nos encontramos aquí es desprecio, prepotencia y silencio".
Como solución, Alcoba como Azmani concuerdan en que "o se abren los pasos en las dos direcciones o se cierran en las dos direcciones"... y se deja solamente abierta lo que es una frontera humanitaria. "Porque nos está perjudicando a todos, a los establecimientos de alimentación, y al conjunto del comercio", coinciden.
"Al final, de todas las medidas que se comprometió a realizar el Gobierno, no se ha llevado a cabo ninguna. Esperamos ya al nuevo Ejecutivo, sea el que sea, para hacer fuerza, porque mucho tiempo más en esta situación no se puede aguantar", concluye Enrique Alcoba.