Feijóo irá al "choque" con Vox para apuntalar el voto de centroizquierda tras el giro en Extremadura
Los sondeos internos que reciben a diario los populares reflejan que se mantiene un elevado trasvase de votantes procedentes del PSOE.
2 julio, 2023 03:42El mismo día en el que Santiago Abascal desdeñó la manifestación del Orgullo en Madrid por su condición de heterosexual, Alberto Núñez Feijóo protagonizó un claro alegato en favor del colectivo. Durante su entrevista en El Hormiguero remarcó que, para él, los derechos de las personas LGTBI "son sagrados".
La respuesta, que pareció a bocajarro de la pregunta de Pablo Motos, forma parte de una estrategia medida y diseñada para apuntalar al votante de centroizquierda. Y es que, según avanzan a EL ESPAÑOL desde la dirección popular, el candidato a la presidencia del Gobierno "irá al choque con Vox en esta campaña".
Una vez cerrados los acuerdos de la Comunidad Valenciana y Extremadura, donde el PP ha tenido que ceder alguna consejería para garantizarse el gobierno, en Génova quieren pasar de escenario y focalizarse en marcar distancias con los de Abascal. "No somos Vox", repiten.
Los populares son conscientes de que se cometieron errores en las negociaciones tras el 28-M, particularmente en Extremadura, donde hubo que dar un giro al final que dejó en evidencia a la aspirante María Guardiola, que se ha tenido que desdecir de sus propias palabras dejando al margen "un buen acuerdo".
Los sondeos internos que reciben a diario los populares siguen constatando una realidad que fue determinante para la victoria del PP en las municipales y autonómicas del 28-M: hay un elevado trasvase de votantes procedentes del PSOE y de electores que antaño confiaron en Ciudadanos.
Recientemente, más de un asesor del partido ha advertido a Feijóo de que si la izquierda consigue asociar su imagen a la de su homólogo en Vox, el panorama favorable que anticipa la demoscopia se podría tornar adverso. Hasta el momento, los movimientos de votos, constatan en Génova, se producen entre bloques, de ahí la ligera subida de Pedro Sánchez, en detrimento de Yolanda Díaz.
La losa de Vox
En el PP existe una preocupación: que la decisión de Vox de "exhibir su lado más ideológico" en plena precampaña termine "expulsando a los votantes más centristas" y, a su vez, corte "el flujo de votantes desde el PSOE". Así lo atestigua uno de los principales dirigentes del partido, que reprocha a Abascal poner "en juego" las elecciones.
Por ello, Feijóo ha tomado la decisión de intentar librase a toda costa de la losa de Vox, particularmente pesada en cuestiones ideológicas, como la violencia de género, los derechos del colectivo LGTBI o la inmigración.
La campaña electoral que pretende llevar a cabo, en ese sentido, consistirá en reflejar que existe un abismo entre ambas formaciones en cuestiones ideológicas. Desde la cúpula lo resumen con una frase: "Somos partidos distintos, con idearios distintos y con planteamientos completamente distintos".
Génova lleva semanas mirándose en el espejo de Andalucía. Sin ser el contexto exactamente igual, hay similitudes. Juanma Moreno, recuerdan en la sede popular, se presentó a las urnas poco después de la coalición en Castilla y León y con los sondeos reflejando una única posibilidad de Gobierno: con Macarena Olona. El resultado final fue el de mayoría absoluta.
El barón andaluz consiguió enarbolar un discurso repleto de guiños a sectores progresistas. Además, en los debates con la candidata de Vox no dudó en refutar cada una de las tesis que no compartía, que no eran pocas. Eso sí, en ningún momento dijo que no pactaría con ella. Sí reclamó a los andaluces, mañana, día y noche, que le brindaran una "mayoría suficiente" para no tener que gobernar "maniatado".
En la actualidad, es inútil querer arrancar de Alberto Núñez Feijóo unas declaraciones similares a las que pronunció su baronesa en Extremadura: "Doy mi palabra de que no voy a meter a Vox en mi Gobierno". Se limita a decir lo mismo que Moreno: "Garantizo a los españoles que si me dan una mayoría suficiente, gobernaré en solitario".
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Sensu contrario, el gallego viene a admitir, sin decirlo, que de no lograr los apoyos suficientes en el Congreso de los Diputados para gobernar en solitario, no le quedará más remedio que pactar con Abascal. De ahí que el mensaje a transmitir a la izquierda sea que el único voto útil para mantener a Vox al margen de la Moncloa, es el del PP.
Una vez cerrado el acuerdo en Baleares y Extremadura, las dos regiones que faltan por concluir las negociaciones son Aragón y Murcia. La semana que viene, anticipan en Génova, habrá novedades.
En el caso de Jorge Azcón, el entendimiento se aventura cercano, ya que ha cedido a Vox la presidencia del Parlamento autonómico y le ofrece direcciones generales para evitar entregar consejerías.
En Murcia, la situación es muy distinta. Fernando López Miras, que se quedó a dos diputados de la mayoría absoluta, irá a su investidura sin sellar un pacto con Vox. De fracasar la votación, el PP habrá encontrado su mejor argumento para desgastar a este partido: "Antepone los sillones a la voluntad de las urnas".