El secretario general del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca, en un acto reciente en Miranda de Ebro (Burgos).

El secretario general del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca, en un acto reciente en Miranda de Ebro (Burgos). Europa Press

España

Tercer incendio de Sánchez en el PSOE: crece la rebelión interna por el ordeno y mando de Ferraz contra Tudanca

6 octubre, 2024 03:25

Una de las crisis con las que el PSOE contaba para dentro de unos meses le ha explotado en la cara antes de tiempo. La decisión del partido en Castilla y León de abrir un proceso de primarias, previo al Congreso Federal de finales de noviembre, ha chocado con la rotunda negativa de Ferraz y ha abierto la caja de los truenos. Y no es el primer fuego al que se enfrenta Pedro Sánchez en el seno de su partido.

El jueves la cúpula regional del PSOE en Castilla y León votó mayoritariamente a favor de celebrar entre el 9 y el 16 de noviembre unas primarias, en las que el actual secretario general en esta comunidad, Luis Tudanca, esperaba afianzar su liderazgo. 

Pero desde Madrid le pararon los pies en 24 horas cancelando las primarias, con el argumento de que no se deben abrir más melones hasta el congreso de Sevilla, que se celebrará del 29 de noviembre al 1 de diciembre, y en el que Pedro Sánchez será ungido por aclamación

El secretario general de Castilla y León es uno de los dirigentes regionales que podían estar en el alambre. El PSOE nunca ha gobernado en esta comunidad desde 1987 pese a que ganó en escaños en las penúltimas elecciones de 2019, pero Tudanca sigue contando con apoyos internos y tampoco hay un candidato claro a sucederle. 

De ahí que tras la imposición de Ferraz, un puñado de dirigentes en Castilla y León saliera a defenderle en cascada. La más contundente y quizás también la más farragosa fue la diputada Andrea Fernández, en su momento muy próxima a Sánchez. 

“Todo mi apoyo”, respondió en red social X a un tuit de Tudanca. “Es inadmisible que la interpretación de una norma varíe según convenga. Es inadmisible que se use para imponer relato lo que en otras instancias se califica como ‘máquinas del fango’. No queremos un PSOE al servicio de la cosa nostra castellano y leonesa”, prosiguió. 

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, retuiteó ese comentario y Andrea Fernández respondió aclarando que no se refería a la mafia en el PSOE sino a “la mediática que se sostiene y sostiene al PP en Castilla y León garantizando un statu quo corrupto [sic]”. 

Más allá de lo confuso de sus mensajes, queda claro que la diputada socialista no está con la dirección nacional de su partido. 

Tampoco parece estarlo Ander Gil, expresidente del Senado, que mostró su apoyo a Tudanca en redes sociales; o la secretaria de Organización del PSOE en Castilla y León, Ana Sánchez, quien calificó la decisión de Ferraz de “despropósito” y pidió dejar votar a la militancia. 

Un proceso de primarias rápido, como el que plantea Tudanca, se podría interpretar como un intento para impedir que se presente un candidato alternativo impulsado desde Madrid, que a día de hoy no existe oficialmente. Aunque la discusión ha discurrido hacia un aspecto legal, ya que en Castilla y León entienden que los estatutos internos no impiden abrir un proceso de este tipo antes del Congreso Federal.

La decisión de Ferraz, sin embargo, se impone a la fuerza y sin posibilidad de respuesta, ya que la cancelación de las primarias no es recurrible. Distintos miembros del Gobierno intentaron defenderla este sábado, pero tampoco fueron muy prolijos en sus explicaciones.

"La dirección federal ha tomado una decisión razonable, que es que los congresos territoriales sean después [del Congreso federal]. Es el momento de hablar del PSOE, tiempo habrá de hablar de las federaciones a nivel territorial y autonómico", aseguró el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, antes de intervenir en el Foro La Toja. 

Aragón y Castilla-La Mancha

El incendio abierto en Castilla y León se suma al de los habituales barones críticos: el aragonés Javier Lambán y el castellanomanchego Emiliano García-Page. La situación es especialmente sensible en Aragón, donde el partido también deberá celebrar primarias para relevar al actual secretario general, Javier Lambán, que no se presentará a la reelección.

Las críticas de éste a la política territorial del Gobierno, con la amnistía o la financiación territorial como temas estrella, se convirtieron en insostenibles en el momento en el que Lambán dejó de ser presidente de Aragón en 2023. Su sucesión ya está en marcha con la ministra de Educación, Pilar Alegría, en todas las quinielas.

Precisamente esa protección que ha perdido Lambán es la que protege a Emiliano García-Page. Su oposición a la relación de Sánchez con sus socios se ha convertido en un agravio permanente para la dirección nacional, pero nadie en Ferraz se plantea dar un paso mientras sea uno de los pocos presidentes autonómicos que le quedan al partido.

Aunque hay más territorios en los que se pueden abrir procesos internos en los próximos meses. Uno de los más probables es Madrid, donde Juan Lobato tendrá que enfrentarse muy probablemente a otra candidatura apadrinada por Ferraz. 

Madrid y Andalucía

Lobato, secretario general en Madrid desde 2021, era una apuesta joven. Pero tres años después no ha terminado de despegar, su liderazgo sigue siendo muy débil y su oposición no logra erosionar a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso

La situación es diferente en Andalucía, ya que Juan Espadas también se encuentra en una situación de debilidad, pero ni hay candidatos alternativos hasta el momento ni en Ferraz parecen tener mucha prisa por encontrarlos.

El PSOE ha perdido allí su tradicional caladero de votos, en detrimento de Juanma Moreno, consolidado como uno de los valores más sólidos del PP.

Otra de las discrepancias regionales proviene de Extremadura, aunque allí su actual secretario general, Miguel Ángel Gallardo, fue elegido hace sólo medio año en unas primarias, en las que derrotó a la candidata oficialista. 

Por tanto, la dirección nacional del PSOE trata de contener el fuego amigo desde diferentes territorios, con la financiación catalana de fondo, aunque los problemas empiezan a desbordarse. El último procede de Castilla y León, donde no estaba previsto tener que abrir el debate hasta dentro de unos meses.