
Fotografía del exjefe policial Óscar Sánchez, junto a un listado de contenedores hallado en su móvil.
"No sabía que lo iban a revisar": así cayó el policía que protegía el contenedor de bananas con 13.000 kilos de coca oculta
El plan de Óscar Sánchez Gil, exjefe de la UDEF en Madrid, se torció y Vigilancia Aduanera frustró el mayor envío de cocaína a España.
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El 14 de octubre de 2024 comenzó el principio del fin para Óscar Sánchez Gil. Ese día, el entonces inspector jefe de la UDEF en Madrid fue alertado de que Vigilancia Aduanera había encontrado más de 13 toneladas de cocaína en un contenedor de bananas procedente de Ecuador.
En concreto, 13.062 kilos de droga, oculta entre la fruta. Sánchez Gil desconocía que ese contenedor iba a ser inspeccionado. De hecho, según sus planes, no iba a producirse ningún contratiempo con ese cargamento, que podría entrar sin problemas en España. Pero ese día, los funcionarios de aduanas frustraron el mayor envío de cocaína registrado en España.
Sánchez Gil está hoy en prisión provisional, investigado por la Audiencia Nacional por, supuestamente, colaborar con una organización criminal que introducía droga en nuestro país. La Fiscalía Antidroga le acusa de haber facilitado, a cambio de enormes cantidades de dinero, la entrada de estupefacientes. Y de avisar a sus socios narcotraficantes de que estaban siendo investigados policialmente.
Tal y como consta en el sumario de esta causa, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, diez días antes del envío de la droga, el ex entonces de la UDEF en Madrid se mandó a sí mismo, desde su móvil profesional al personal, un listado de 16 contenedores de fruta. Bananas y piñas. Entre ellos figuraba uno con código TCLU1210545. Ése era el que contenía las 13 toneladas de cocaína.
Según relata un informe policial, Sánchez Gil, o uno de sus subordinados, había inscrito esos 16 contenedores en el fichero GATI. Esta base de datos permite a los agentes conocer si existe alguna investigación contra las personas o empresas registradas en él.
Una vez frustrada la entrada de la cocaína en España, Sánchez Gil se sorprendió de no haber sido alertado de que aquel contenedor estaba bajo sospecha. La razón es simple. La Unidad de Asuntos Internos (UAI) de la Policía, encargada de vigilar a los propios miembros del Cuerpo, y la UDYCO, dedicada a combatir el narcotráfico, ya tenían al jefe de la UDEF en el punto de mira. E impidieron que el fichero GATI alertase a Sánchez Gil. Así se frustraron sus planes.
El todavía jefe de la UDEF telefoneó a uno de sus subordinados. Y se interesó por saber quién exportó la fruta. Sí, era el envío de la compañía Abadix Fruits, el que ocultaba las 13 toneladas de cocaína.
Durante otra conversación telefónica incluida en el sumario de esta causa —su móvil estaba intervenido, sin que él lo supiera—, Sánchez Gil admite que no conocía que el contenedor iba a ser inspeccionado. "Lo que pasa es que yo no sabía ni que estaba propuesto para revisión, ni nada, ni hostias...", se queja. El comisario con el que habla le cuenta que la alerta sobre ese envío proviene de Ecuador, país de origen del cargamento.
"Sin hablar con nadie, sin nada de nada, con dos cojones (...) Todo esto, sin meterlo en GATI y sin hacer nada de nada; sin meter en GATI ni hostias", lamenta Sánchez Gil en la conversación.
Muchas veces, el inspector jefe tranquilizaba a sus compinches, sabedor de que las investigaciones nunca les afectarían mientras él se mantuviese en el puesto. Así, el propio Óscar Sánchez le manifestó a uno de sus socios que él podría "frenar" o limitar ciertas pesquisas.
—Que se deje de mierdas...
—Si a mí me da igual, pero no quiero que nos salpique. Hay muchas empresas vinculadas a él y otras cosas que nos pueden salpicar— advierte Óscar Sánchez—. No es por hablar ni nada, es el rastro sucio que tiene...
—¿Lo están investigando?— pregunta el socio del agente, acerca de un compinche común a ambos, también encausado actualmente por la Audiencia Nacional.
—Sí, pero frenados por mí: sólo cuentas— le calma el mando policial.
20 millones en su casa
El 16 de octubre de 2024, Sánchez Gil se mensajea con otro de los miembros de este entramado, un investigado con antecedentes por narcotráfico. Le explica que los planes no han salido según lo previsto y que las autoridades ecuatorianas dieron la voz de alarma sobre el contenedor de bananas. "Se chivaron justo ese día", le comenta. "Exactamente lo mismo que le ha contado el comisario", destaca un informe policial que analiza este chat.
La Unidad de Asuntos Internos detuvo a Sánchez Gil, apodado El Anodino, el pasado 8 de noviembre. Los agentes de la UAI que registraron su casa encontraron 20 millones de euros ocultos entre sus paredes, miles de fajos de billetes emparedados.
La querella de la Fiscalía Antidroga señala que El Anodino habría colaborado con el narcotráfico "a cambio de cuantiosas remuneraciones". Y añade que, "para enmascararlas", tuvo que crear "todo un complejo sistema de ocultación con creación de empresas y utilización, incluso, de criptoactivos".
La UDYCO remarca que los pagos eran "continuos" desde hace al menos cinco años y que se pueden cuantificar, hasta el inicio de las diligencias, en 1,7 millones de euros. "Dichos pagos responden al servicio que presta, relacionado con la sistemática utilización fraudulenta de las bases de datos de inteligencia criminal en beneficio de la organización, como mecanismo para garantizar la impunidad de sus acciones (tráfico de cocaína a gran escala y subsiguiente blanqueo de capitales)", expresa la unidad dedicada a combatir el narco.