Hasta tres cadenas de prisión permanente revisable le pueden caer a Ricardo G. 'El Pollino' y a cuatro familiares suyos. Todo ello tras matar y enterrar en sosa cáustica bajo hormigón en un pozo ciego de una vivienda de Dos Hermanas a tres personas: a la pequeña Lucía, de seis años, a su madre Sandra, de 26 y embarazada de tres meses, y a su novio. El motivo, un ajuste de cuentas a causa del tráfico de drogas.
La pareja era un ciudadano turco de 55 años con antecedentes por tráfico de heroína, llamado Mehmet Demir, hombre fuerte en España de las redes que traían heroína desde Afganistán a Europa a través de Turquía.
En septiembre de 2017 los secuestraron, los mataron y los enterraron en sosa cáustica bajo hormigón para que no los encontraran nunca, pero 15 días después los descubrió la Policía tras confesar 'El Pollino' el crimen ante los agentes aunque después se retractó. Este martes arranca el juicio del que puede ser el crimen más despiadado que se recuerda en Sevilla.
El clan 'Los Cabo'
Además de 'El Pollino', se sentarán en el banquillo otras seis personas del clan familiar, conocido como 'Los Cabo'. Su padre, Ricardo G.G. alias 'el Cabo'; la esposa de este último, Joaquina H.J., la mujer del 'Pollino', Elisa F.M.; la intermediaria Manuela M.O.; el monitor de boxeo David Ramón H.P., conocido como 'el Tapita', y su amigo José Antonio M.B., alias 'Quino'.
Los siete acusados, de modo genérico, serán juzgados por presuntos delitos de detención ilegal, asesinato, encubrimiento y tenencia ilícita de armas. La Fiscalía reclama para 'El Pollino' una condena de tres prisiones permanentes revisables y otros 13 años y medio de cárcel.
Se trata de la misma pena que le pide para su mujer, Elisa, mientras que para 'El Cabo', además de las tres prisiones permanentes revisable solicita siete años y medio de cárcel por el secuestro y la tenencia ilícita de armas.
'El Tapita' y 'Quino' también se enfrentan a tres cadenas perpetuas y a siete años y medio de cárcel, mientras que para la intermediaria el Ministerio Fiscal pide 19 años de cárcel por la complicidad en el secuestro y asesinato. A la madre del Pollino se le piden otros siete años y medio por tres delitos de encubrimiento.
Estas cinco personas podrían convertirse en los segundos en ser condenados en España a tres penas de prisión permanente revisable. Estas mismas penas el cayeron a Patrick Nogueira, el joven que asesinó a su tío, a la esposa de éste y a los dos hijos en agosto de 2016 en Pioz (Guadalajara).
Hicieron una barbacoa
El día de los hechos, según recoge el escrito de la Fiscalía, consultado por EL ESPAÑOL, Ricardo G. 'El Pollino' y su familia hicieron una barbacoa con música alta para celebrar un cumpleaños en el exterior de su casa y no levantar sospecha alguna. Todo ello tras ejecutar el citado ajuste de cuentas, que acabó pagando la familia entera. La vivienda está ubicada en la peligrosa barriada de Cerro Blanco de la localidad, uno de los puntos de venta de heroína más activos de España.
Los mataron, los arrojaron en la fosa séptica de la vivienda, los empaparon en sosa caustica (hidróxido de sodio), un poderoso disolvente parecido a la cal viva (óxido de calcio) y los sepultaron bajo varias capas de hormigón que cegaron el viejo pozo.
Los albañiles que taparon la fosa llegaron a la vivienda, desconociendo por completo que se habían cometido tales crímenes. Y se fueron sabiendo lo mismo. Ricardo G. les convenció para que él utilizase la manguera con la que se echaba el hormigón, consiguiendo así que no pudieran ver el lugar exacto donde se vertería.
Tras golpear con insistencia al ciudadano turco y ver que éste no les daba la información que quería, 'El Pollino' y su mujer decidieron ir en busca de Sandra y de su hija Lucía y las llevaron a la casa bajo amenazas de matar a la pequeña.
Al llegar, matiataron a la madre y después de golpearlas, le dispararon un tiro en la cabeza a la menor y la arrojaron todavía con vida en el pozo ya que la autopsia revela "abrasiones por la aspiración de los gases de la cal viva con la que la taparon". Después de llegó el turno a Sandra, a la que llegaron a darle cinco tiros, mientras que el último en ser asesinato fue el turco.
Denuncia por la desaparición
La familia denunció la desaparición de la madre y la niña al no percibir señales de vida desde ese sábado 16 de septiembre. Llegaron al piso, ubicado en Bellavista, tras recibir Josefa, la madre de Sandra, una llamada del padre de su nieta Lucía, Joaquín.
Él y Sandra se separaron años antes, pero ambos mantenían una relación cordial. Llevaba desde el día anterior queriendo contactar con ellas para interesarse por el estado de la pequeña, que el viernes se había roto la muñeca derecha, pero no tuvo respuesta.
En una entrevista concedida a EL ESPAÑOL en febrero de 2019, Josefa asegura que sintió miedo cuando llegaron a la vivienda porque la situación era muy extraña. Estaban aparcados los dos coches de la pareja y unas patatas en la freidora a medio hacerse. “Ahí dije que a mi hija me la habían secuestrado, empecé a pegar voces… a mi hija me la han secuestrado”, recordó Josefa. Fue entonces cuando pusieron la denuncia ante la Policía por su desaparición.
"Quiero justicia"
La Audiencia de Sevilla ha constituido este lunes el jurado popular de nueve titulares más dos suplentes destinado a enjuiciar este caso. En la puerta del edificio se encontraba Joaquín, el padre de la pequeña.
En declaraciones al programa 'Hoy en día' de Canal Sur Televisión, ha asegurado que no puede llegar a entender "tanta crueldad a una niña de seis años". "El por qué, no lo sé", añade. Lamenta que no tiene explicación lo que hicieron con su hija. Usar sosa cáustica y hormigón para enterrarla, cuenta. "Nunca vamos a saber la verdad", asegura.
Por eso, pide que "haya justicia justa para todos". Quiere poder terminar cuanto antes con todo para que su hija "pueda descansar en paz". "Quiero una justicia que si vuelven a salir de la cárcel no puedan hacer más daño", ha concluido.
Hasta conocer la sentencia quedan por delante varias sesiones sucesivas. En concreto, el juicio se prolongará hasta el 8 de julio para llegar hasta el fondo de este crimen, uno de los más despiadados que se recuerdan en la provincia sevillana.