¿Descarta absolutamente intentar la investidura si Rajoy fracasa? Pudo ser tajante en el desmentido y despejar todas las dudas. Pudo recordar que el 26-J el PSOE obtuvo el peor resultado de su historia y que necesita tiempo para reconstruirse como partido mayoritario. Pudo haber dicho que su lugar es la oposición, como reconoció el sábado. Pero no lo hizo.
Preguntado directamente por si quiere ser presidente, Pedro Sánchez se aferró a que esa pregunta no corresponde plantearla ahora. "El PSOE siempre estará en la solución y los tiempos en democracia hay que respetarlos", dijo entre gran misterio.
Sánchez acababa de reunirse con Mariano Rajoy en el en el Congreso de los Diputados, allí donde el presidente en funciones no ha sido hasta ahora capaz de sumar a los 137 diputados de su grupo ningún voto a favor más. "A día de hoy, el PP no cuenta con ningún apoyo. A día de hoy, el PSOE se reafirma en su voto contrario", proclamó Sánchez. Con que poco más de la mitad del grupo socialista se abstuviera, como hará Ciudadanos, la reelección de Rajoy quedaría sellada, pero tanto Sánchez como el Comité Federal de los socialistas han solemnizado el "no" al candidato popular.
Lo hasta ahora impensable flota en el ambiente. Todas las piezas están en el aire.
El líder del PSOE rechaza la convocatoria de unas terceras elecciones y al mismo tiempo insiste machaconamente en que el PSOE votará "no" a la investidura de Rajoy porque el PSOE es "la alternativa". ¿Dos frases incompatibles? En absoluto. Como dice Sánchez, es una cuestión de tiempo.
Si Rajoy fracasa en su investidura, Sánchez podría intentarlo de nuevo. Así se deduce de su primera comparecencia pública tras las elecciones, de las peticiones que le han hecho varios barones del partido para que se lo piense e incluso de la disponibilidad que muestran otras fuerzas políticas que serían imprescindibles para el triunfo de la estrategia, como Podemos o Convergència Democràtica de Catalunya.
"La democracia tiene sus tiempos. La democracia tiene sus plazos. Lo que les puedo transmitir y trasladar a los ciudadanos de nuestro país es que tengan confianza en su sistema, en la democracia representativa, en nuestro sistema parlamentario. Sobre todo, sepan que el PSOE va a dar lo mejor de sí mismo para desbloquear esta situación", prometió. Si el "no" a Rajoy es tan firme como dice, la llave del desbloqueo que quiere utilizar Sánchez abre otra puerta a la que en un sistema parlamentario no tiene por qué llamar necesariamente el partido más votado sino el que reúna más apoyos.
1.- Conseguir que Rajoy se presente a la investidura
Hasta el mismo día en el que Rajoy acudió a la Zarzuela en la primera ronda de consultas del rey no anunció su renuncia a la investidura, que causó la sorpresa del propio monarca y del resto de partidos. Ahora, Rajoy sigue tan determinado como el día después del 20-D, pero este miércoles ya expresó sus primeras dudas. "Si yo tuviera la seguridad de que fuera imposible que se me eligiera, yo abriría un periodo de reflexión y plantearía: ¿qué salida le vamos a dar a esto?", se preguntó ante los periodistas.
Sánchez ha estado prácticamente desaparecido desde las elecciones. Sólo ha dejado que su voz se escuche en público dos veces: ante el Comité Federal socialista que solemnizó un rotundo "no" a Rajoy y descartó la abstención, y este miércoles en el Congreso, cuando dio su primera rueda de prensa desde la campaña electoral.
A Sánchez le conviene que Rajoy se presente a la investidura y que vaya sin el acuerdo cerrado. Eso ensancha su poder interno como líder del PSOE, que no se puede permitir reabrir luchas internas en una coyuntura tan compleja. También pondrá el foco en Rajoy y en sus intentos para lograr una mayoría parlamentaria que le permita ser investido y gobernar. Una espantada de Rajoy ante el rey o la ausencia de encargo preservaría a Rajoy del riesgo de ser rechazado por el Congreso y volvería a situar bajo presión al PSOE.
2.- Aguantar la presión para abstenerse y esperar
Rajoy cuenta con el "no" a su investidura de Podemos, Convergència Democràtica, Esquerra Republicana y Bildu, que junto al PSOE suman 175 escaños en total. Los cinco del PNV y el de Coalición Canaria son duda, aunque de momento también se computan en la lista del "no".
Rajoy sólo cuenta, de momento, con sus 137 votos a favor. Por ese motivo, la presión de las próximas semanas será máxima sobre el PSOE y, en menor medida, sobre Ciudadanos. Sobre el PSOE, para que se abstenga. Ciudadanos ha anunciado este miércoles que lo hará en la segunda votación, para la que sólo se requiere mayoría simple. Contando con ello, sólo tendrían que abstenerse 45 diputados del PSOE (y no el conjunto del grupo) para que Rajoy pudiera ser investido.
La presión sobre el PSOE será máxima, pero según lo dicho por Sánchez y solemnizado por el Comité Federal, los socialistas nunca pueden hacer otra cosa que votar "no" porque son la "alternativa" al PP. A esa posición tendrá que aferrarse mientras el PP confía en otro posible movimiento que cambiaría la situación: el paso de Ciudadanos de la abstención al "sí". Esa posibilidad, descartada por el partido naranja, acercaría mucho a Rajoy a la Moncloa porque elevaría sus apoyos a 169, muy cerca de la mayoría absoluta de 176.
3.- Tumbar a Rajoy como él y Podemos hicieron con él
Sánchez fue claro este miércoles. Pretende pagar a Rajoy con la misma moneda y argumentos que el presidente en funciones esgrimió para votar "no" a la investidura del socialista. Entonces, Sánchez tenía 131 votos a favor, pero el PP y Podemos acabaron con su sueño de ser presidente.
"Si tiene 137 diputados el PP, lógicamente el PSOE hará lo mismo que hizo el PP durante mi investidura: votaremos en contra", dijo Sánchez a la prensa. Esa será su venganza: laminar a Rajoy y devolverle el desgaste sufrido por el socialista en la anterior legislatura.
La presión interna de los barones que creen que al final habrá que abstenerse será inevitable. Pero Sánchez cuenta con un as en la manga que en ningún momento ha descartado: consultar a una militancia que difícilmente podría apoyar la hipotética abstención.
4.- Desacreditar a Rajoy por su falta de apoyos
Fuentes del PP explicaban en el patio del Congreso de los Diputados que Rajoy prevé decir "sí" al rey si previsiblemente le encarga la investidura. Pero si el Congreso la tumba, el candidato sólo lo volvería a intentar si tiene la seguridad de que en ese caso sería reelegido como presidente.
En cualquier caso, si Rajoy no logra los apoyos, el PSOE tendrá la excusa perfecta para preparar la candidatura de Sánchez. El presidente en funciones habría ganado dos elecciones sin ser capaz de tejer los pactos necesarios para garantizar su investidura.
5.- Proponerse como candidato
"Hay dos cosas que se decidieron en las pasadas elecciones. Una: quién iba a ser la primera fuerza política en escaño en el Congreso. Es claro que es el PP y la candidatura que encabeza el señor Rajoy. Y dos: que hay una mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados que se presentó ante los electores diciendo que quería cambiar las políticas del señor Rajoy", dijo Sánchez este miércoles. Blanco y en botella: la mayoría de cambio sigue existiendo pese a la mayoría reforzada de Rajoy.
Si el PP fracasa, Sánchez debe intentarlo. No lo ha dicho él, pero sí algunos de los líderes territoriales más afines, como la de Baleares, Francina Armengol, el de Cataluña, Miquel Iceta, o el de Castilla y León, Luis Tudanca. "Si Mariano Rajoy no consigue los votos necesarios para ser investido presidente de España hay otra opción posible. Que lo intente Pedro Sánchez", dijo Armengol la semana pasada.
Sánchez no lo descartó este miércoles y algunas voces en el partido señalan que puede ser la única manera de sobrevivir políticamente. En otras palabras: o vencer o morir. En la anterior legislatura, Sánchez encontró en el bloqueo institucional y su expectativa de llegar a la Moncloa la anestesia perfecta a los críticos en el partido. Ahora, con cinco diputados menos, su candidatura a la investidura podría ser de nuevo su último salvavidas. "Él siempre mantendrá la llama encendida", explica un presidente autonómico socialista a EL ESPAÑOL.
6.- Negociar con Podemos y con los nacionalistas
La mayoría de Sánchez se antoja mucho más difícil que en las anteriores elecciones, salvo que cambie de aliados. La relación entre Albert Rivera y Pablo Iglesias es irreconducible y el líder de Ciudadanos ha anunciado en una reciente entrevista con este diario que él nunca formará parte de un nuevo intento de acuerdo a tres con PSOE y Podemos.
Por ese motivo, a Sánchez le quedan dos aliados que ya han dado muestras de querer pactar. El primero de ellos es Unidos Podemos, con 71 diputados, que ha asegurado que "dan los números" para una mayoría alternativa, según Iglesias. Podemos siempre ha sido un socio deseado por Sánchez.
Pero excluido Ciudadanos y el propio PP, el PSOE tendría que completar la mayoría con fuerzas nacionalistas que hasta ahora ha rechazado. Este miércoles, Sánchez trató de rehabilitar a Convergència, en pleno proceso de cambio de nombre a Partido Demòcrata, al reclamar al PP que busque su apoyo. Según el secretario general del PSOE, sería "importante" y "positivo" que Rajoy siguiera su conversación con Francesc Homs, portavoz del partido en Madrid.
"Es importante que la derecha española sea consciente de la crisis que vive Cataluña y que tiene que poner encima de la mesa o participar al menos de la solución para la cuestión catalana", en palabras del líder socialista. Parece obvio que si Sánchez anima a Rajoy a negociar con Convergència, él podría hacerlo también. La suma de PSOE, Podemos, Convergència y ERC es de 173 diputados, rozando la mayoría absoluta que quizás podría completar con el PNV. Lo que estaría por ver sería las contrapartidas a esos apoyos.
7.- Blandir el "O yo o elecciones" y ser investido
"Si hay un riesgo de terceras elecciones es porque ha habido segundas elecciones. El PSOE fue quien más hizo para que no hubiera segundas elecciones. Por lo tanto, nosotros vamos a hacer todo lo posible para que haya un Gobierno en España y desde luego para que no haya terceras elecciones", dijo Sánchez en su rueda de prensa.
Con Rajoy fuera de combate, Sánchez podría reivindicarse ya no sólo como un presidente posible sino como el único capaz de evitar que España se encamine hacia su tercera contienda electoral en un año. Ese sería el centro de su alegato y, también, de su presión sobre otros partidos para que le permitiesen gobernar. La Moncloa estaría al alcance de la mano.
Tres grandes riesgos para la investidura
La estrategia que podría hacer a Sánchez presidente no está exenta de grandes riesgos e incertidumbres:
1.- Que Rajoy cumpla su amenaza y no se presente por falta de apoyos. Así lo sugirió este miércoles. Entrar en el limbo constitucional (no hay solución reglada al desbloqueo si el rey no nombra ningún candidato a la investidura) podría ser muy perjudicial para Sánchez, que quiere, como quiso Rajoy en la anterior legislatura, que alguien se estrelle antes para lograrlo él.
2.- Que Ciudadanos cambie a "sí" su voto a Rajoy para evitar la inestabilidad. Es una de las esperanzas del PP. Si Ciudadanos dice "sí" a Rajoy, el candidato sumaría 169 apoyos (la mayoría absoluta está en 176). La presión sobre Sánchez para que no intentase ninguna aventura sería máxima, dentro y fuera de su partido.
3.- Que la presión interna en el PSOE acabe frustrando su plan. Una mayoría de dirigentes autonómicos no quieren ni oír hablar de estos pasos, aunque concluyesen con un socialista en La Moncloa. Han perdido la confianza en Sánchez y nunca aceptarían contrapartidas a los independentistas. El enemigo de Sánchez está dentro de su partido.
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