Felipe VI ha convocado a partir del próximo martes la ronda de consultas políticas para que la investidura de Mariano Rajoy pueda producirse, si es necesario, la primera semana de agosto. Pero el presidente en funciones sigue careciendo de los apoyos suficientes: el próximo jueves 28, cuando el rey concluya la ronda con Rajoy a partir de las seis de la tarde, puede darse el caso de que los partidos necesiten más tiempo para seguir negociando un acuerdo. Es aquí donde el papel de Ana Pastor, la presidenta del Congreso de los Diputados, se convierte en crucial: a partir de entonces es ella quien toma el reloj de los tiempos de manos del rey y es ella quien puede decidir- en consenso con el candidato propuesto- las fechas del pleno de investidura.
Una válvula de seguridad para Rajoy como lo fue Patxi López en febrero para Sánchez, aunque fuentes parlamentarias subrayan que entonces el líder socialista aceptó la propuesta del monarca a sabiendas de que no lograría los apoyos necesarios. La investidura fallida un mes más tarde demostró, según estas fuentes, que la aceptación de Sánchez fue una mera estrategia dilatoria y engrandecedora de su liderazgo.
Ni Rajoy aceptará una propuesta si no tiene apoyos ni el rey la realizará como en enero, según las fuentes consultadas. En enero, el monarca se enfrentó a una negativa (Rajoy) y en marzo a un fracaso (Sánchez). Ahora, el camino continúa sin despejar. Si el monarca intuye que existe la posibilidad de que el PSOE cambie su no actual por una abstención (espoleado por un sí de Cs o por convencimiento propio), podrá nominar a Rajoy el próximo jueves 28 de julio. Abundan las hipótesis y escasean las certezas.
NEGOCIACIONES A CONTRARRELOJ
Con la llamada del rey a los partidos, el Madrid institucional ha echado el cierre por el puente de Santiago- festivo en cinco comunidades autónomas- pero no así el político: el patrón de España ha dado un día extra a los partidos para que sigan negociando a golpe de móvil y de encuentro discreto. La última cita pública-Soraya Sáenz de Santamaría en La Moncloa con Oriol Junqueras- ha dado sus frutos el jueves por la tarde: otro guiño más a los nacionalistas.
Pero los hechos son tozudos: Cs sigue ofreciendo sólo la abstención y el PSOE se mantiene en el no. Las consultas reales apenas son el trámite constitucional necesario para dar luz verde a un pacto político que aún no existe. Es cierto que el rey ya conoce a los líderes- recibe a los 14 representantes en tres días y no en cinco como la primera vez, en enero- y se reserva la traca final para el jueves: Rajoy y los otros tres líderes más votados (Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera).
El pasado enero, Felipe VI ya estrenó los artículos 62 y 99 de la Constitución que establecen sus obligaciones: proponer un candidato previa consultas con los partidos y a través del presidente del Congreso. Pero esta vez comparte el reloj con Ana Pastor. Esta, según fuentes parlamentarias, hará una “reflexión triangular” con el monarca y con Rajoy, si éste fuera el candidato. Este jueves, se han incrementado las dudas sobre la posibilidad de una investidura la primera semana de agosto.
ESCENARIO DE 1996
La posible prórroga hasta la investidura es otra de las similitudes entre la la actual XII Legislatura y la VI, la primera de José María Aznar en 1996. Entonces pasaron dos meses desde que el PP resultó ser el partido más votado (3 de marzo) hasta que el presidente fue investido (4 de mayo) con el apoyo de CiU, PNV y Coalición Canaria. El presidente del Congreso era Federido Trillo, actual embajador de España en Londres.
Influir y arbitrar es lo único que la Constitución permite a Felipe VI, al que exige una neutralidad política sobre la que este rey es especialmente escrupuloso. Tras la negativa de enero y el fracaso de marzo, el rey persigue con más ahínco el éxito de una pronta formación de Gobierno. No es el único. Varios ex ministros de Felipe González (entre ellos Javier Solana y Joaquín Almunia) han firmado este jueves un manifiesto junto a intelectuales como Carmen Iglesias (primera mujer al frente de la Real Academia de la Historia y preceptora del rey) para que el PSOE permita gobernar al PP.
La única prerrogativa política que la da la Constitución es escasa, apenas el manejo de los tiempos. De ahí que no haya querido demorarse y haya incluido a 5 partidos cada día excepto el jueves. De nuevo ha convocado de menor a mayor: el primero en llegar el martes será Pedro Quevedo (Nueva Canarias) y el último, el jueves por la tarde, Rajoy.
Los interrogantes son aún mayúsculos: el PP, el más votado, sólo tiene 137 escaños; el PSOE (85 escaños) sigue diciendo que votará en contra y Cs (32) ha advertido que su abstención peligra si el PP continúa negociando con los nacionalistas. La expectación, grande: el monarca también sufre la presión que le exige su capacidad de influencia de manera clara y así. Este jueves, desde que se empezaron a filtrar las citas de la semana que viene hasta que la Casa del Rey confirmó el calendario completo pasó una hora y media. La espera continúa.