“Hace cuatro años encontramos un vídeo horrible en un lugar de la deep web llamado Lolita City que ya no existe. Una mujer joven, de entre 17 y 18 años, torturaba a un bebé... Le colgaba por los pies, boca a abajo... Se escuchaba el llanto del bebé”. Quien habla, aportando detalles terribles, imposibles de reproducir, es uno de los mayores expertos de la Policía Nacional en la lucha contra la pornografía infantil. A lo largo de su carrera se ha enfrentado a todo tipo de documentos desagradables. Su trabajo consiste en analizar cada pixel de cada imagen en busca de pistas. Sin embargo, su rostro cambia cuando se refiere a las producciones que realizaba Peter Scully, alias 'el americano', el pederasta más cruel de la historia.
La Policía española fue la primera en toparse con uno de sus vídeos. Más adelante se encontraron al menos otros dos más del mismo tipo, cada uno de cinco minutos de duración. Lo que entonces no sabían en la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía era quién estaba detrás de esas brutales imágenes. Ni siquiera sabían entonces quién era Peter Scully. Tal era su dureza, que hacía tiempo que los investigadores habían inteceptado conversaciones entre pederastas en las que se hablaba de estos vídeos como si fuese una leyenda urbana. Pero todo era cierto.
Investigación internacional
Inmediatamente la Policía Nacional comunicó su existencia a todos los cuerpos policiales. Interpol cuenta con una red de expertos en identificación de víctimas en el que participan todos los países. En este caso había pocas pistas: “un croma de fondo, el artefacto para colgar al bebé y una cama. La joven que le torturaba tenía rasgos asiáticos, pero salía con una máscara. Además, se escuchaba una voz que le daba indicaciones”. Las autoridades holandesas creyeron entender algo en su idioma y se hicieron cargo de la investigación. No obstante, Scully se encontraba muy lejos de Holanda, concretamente en Filipinas. Allí le apodaron 'el americano' porque hablaba en inglés.
Desde ese país creó un lucrativo negocio en torno a una plataforma para pedófilos en la red llama 'No limits fun' (diversión sin límites), un nombre perverso atendiendo al tipo de imágenes que distribuía a cambio de apenas unas decenas de dólares por vídeo. La serie encontrada por la Policía española se llamaba 'Daisy’s destruction'. “Era una forma de decirles a los pederastas de todo el mundo: 'esto es lo que hacemos en No Limits Fun'. Si queréis más, tendréis que pagar'”.
En la macabra filmografía de Scully se calculan decenas de víctimas. Todas ellas menores de edad que raptaba o directamente alquilaba a sus padres para estos servicios. Otras veces engañaba a sus familias con falsas promesas de una educación y atenciones de por vida para sus pequeños a los que en Filipinas les esperaría una vida de pobreza. Los policías españoles consultados por EL ESPAÑOL se sorprenden de que el nombre de este criminal no haya saltado hasta ahora a los medios de comunicación en España siendo alguien tan conocido en el sureste asiático o en Australia, el verdadero origen de este monstruo de la deep web.
Su nombre completo es Peter Gerald Scully, tiene 53 años. “Abusaba de niñas durante el día y por la noche las obligaba a cavar sus propias tumbas. En una ocasión, la paliza que le infligió a una de ellas le dejó tales secuelas que decidió descuartizarla y emparedarla bajo las baldosas de la cocina. Se llamaba Barbie y tenía 12 años. Todo lo grababa en vídeo para después venderlo en la deep web, ese Internet oculto en el que se cruzan terroristas, narcos, traficantes de armas, pedófilos... y, cada vez más, policías de todo el mundo”.
Su caída tuvo lugar el 20 de febrero de 2015 y estuvo motivada por otra investigación. La banda de ‘el americano’ la completaba la joven enmascarada del video y un socio. La joven era una niña de apenas 6 años cuando Scully la captó para abusar de ella hasta que se hizo demasiado mayor para él y para los gustos de sus clientes. En ese momento empezó a trabajar para el negocio desarrollando otro tipo de servicios. “No había conocido otra cosa en su vida y para ella era normal”, advierte a este periódico uno de los experimentados investigadores de la Brigada de Investigación Tecnológica. Ella fue la encargada de captar a dos niñas. Eran primas y residían en la ciudad filipina de Cagayán de Oro. Son a las que Scully obligaba a cavar su tumba por las noches.
La caída de 'el americano'
El error de este despiadado pederasta fue salir de casa un día sin atar lo suficiente a las pequeñas. Lograron ponerse a salvo y contar lo que habían vivido. El final de la escapada para ‘el americano’ llegó un tiempo después. Aún se estuvo escondiendo en casas de la zona pagando cantidades siempre en efectivo a quien aceptaba acogerle. La pobreza local y las necesidades de la gente fueron siempre la baza perfecta para este delincuente cuya detención ha hecho que Filipinas se plantee la prohibición de la pena de muerte, según las fuentes consultadas.
‘El americano’ dejó en Australia dos hijos y una “novia” que había comprado por catálogo desde Tailandia y que al reunirse con él en Melbourne quiso vender a otra persona. Huyó de su país donde estaba siendo investigado por estafa. Su final llegó en una casa de Cagayan de Oro donde fue localizado. El resto de sus colaboradores también fueron detenidos a excepción de uno, su principal socio, quien seguramente siga realizando sus actividades refugiado en el anonimato de la deep web. Ya sabe que la policía de medio mundo le está buscando.