La federación andaluza, la de mayor peso en el PSOE, ha querido hacer una demostración de fuerza y unidad con su secretaria general, Susana Díaz. El largo aplauso con el que ha sido recibida por los cerca de 300 asistentes convocados al comité director, el máximo órgano de decisión entre congresos, ha sido la antesala de un discurso en el que Díaz ha querido ofrecer el PSOE andaluz como la aguja para coser un partido que está ahora roto, en el que se aborde un congreso de "profundidad", "sin prisas" y no forzado por "intereses personales".
Este rechazo al congreso exprés que pretende Ferraz y Pedro Sánchez ya fue planteado el pasado lunes tras la ejecutiva regional de los socialistas andaluces. La dirección andaluza no quiere un congreso a la carrera sino que este sea de "refundación", con un análisis, diagnóstico y un proyecto firme, y no "desdibujado" como ahora, que les permita recuperar un electorado que se les va a borbotones. Díaz ha recordado que son ya cinco millones de electores los que les han retirado la confianza.
"Primero el país y luego, el PSOE"
También ha vuelto a referirse a la conveniencia de que no haya un congreso hasta que no se haya resuelto la gobernabilidad del país. "Primero el país y luego, el PSOE", ha recitado casi como si fuera una máxima a cumplir a rajatabla. Este planteamiento ha pasado de lo verbal a una resolución en firme: pasadas las diez de la noche, tras quince turnos de palabra, el comité director votaba mantener que no haya congreso hasta que no haya un gobierno en España (tan sólo ha habido una abstención entre los cerca de 300 miembros de este órgano). Un cierre de filas en toda regla y una postura que se les da fuerza para el comité federal de este próximo sábado.
En este punto, Díaz no ha llegado a apuntar ninguna solución a la situación de bloqueo actual, ni siquiera a insinuar una posible abstención, aunque flote en el ambiente. Sí ha dicho que todas las soluciones "son malas". "Ninguno de los caminos nos gusta", ha subrayado.
En ese congreso, en el de Sánchez, quiere que hable la militancia, ella también lo quiere así. "Eso donde se hace, en un congreso del partido. Donde tienen que votar todos y cada uno de los militantes. Es un derecho que no les va a quitar nadie", ha recordado.
Ante la "grave" y "crítica" situación del partido, ha hecho una llamada al diálogo, a "sentarse y hablar", porque el desconcierto no sólo se extiende a los militantes, sino tambiéna los votantes. "El partido es también de votantes, y con una crisis como esta, la está viviendo con nosotros. Aunque no tengan carné, también sufren ese desconcierto", ha dicho.
'Situación dolorosa'
El análisis que requiere esta actual coyuntura "triste, difícil y dolorosa", lo ha centrado en dos aspectos: el por qué se ha llegado hasta aquí y cómo se va a poder "enderezar el rumbo", y lanzar un mensaje de "serenidad, tranquilidad y confianza" de militantes y electorado andaluz, porque el PSOE andaluz va a poner todo de su parte para "restablecer la fraternidad del PSOE en el resto de España, por muy complicado que sea el momento".
Díaz cree que es el momento de asumir responsabilidades políticas tras una "cadena derrotas" de la que no se puede culpar a los electores.
La posibilidad de un gobierno alternativo de la mano de Podemos también ha sido echada por tierra por Díaz. Nunca ha visto al partido morado como un compañero de viaje y menos ahora tras las "injerencias", "chantajes" o intentos de usar de rehén" a los gobiernos de Extremadura y Castilla-La Mancha.
"Lo que han hecho con IU lo quieren hacer con el PSOE. Pero el PSOE es mucho PSOE. que sepan con claridad,lo que han hecho con IU no lo van a hacer nosotros", ha dicho, cosechando otro largo aplauso.
Ha sacado pecho por los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, y ha defendido el valor del patrimonio del PSOE como partido transformador del país, que no puede perderse por la "división, la confrontación y la fractura". Ha replicado a Sánchez por su pretensión de desprestigiar a González por colocarle a la derecha por su postura favorable a la abstención. "Me duele que se ponga en un bando a González y Zapatero al lado de la derecha", ha dicho, para acto seguido recordar que ser socialista es "incompatible" con ser de derechas, y por tanto, nadie puede ser "subalterno" del PP, a la vez que ha negado que su partido sea una banda dividida en bandos.
Lo que han hecho con IU lo quieren hacer con el PSOE. Pero el PSOE es mucho PSOE
En este momento que ha calificado de "doloroso" para el partido, ha reconocido que todas las partes del conflicto tiene su grado de responsabilidad. "Si el PSOE está mal, todos tenemos responsabilidad. Yo me siento responsable cuando al PSOE no le va bien", ha asegurado. Una responsabilidad que ella no duda en ejercer esté donde esté, "en la cabeza o en la cola" del partido, ha vuelto a dejar caer.
El comité director se ha celebrado en el palacio de congresos Fibes de Sevilla, curiosamente, en la sala Madrid. Lo que suele convertirse en un punto de encuentro entre dirigentes socialistas, esta vez tenía un ambiente más tenso, con caras de preocupación y lleno absoluto -el jingle del PSOE con el que normalmente se da la entrada a la secretaria general esta vez apenas era audible-.
En un día de puertas cerradas a cal y canto, el PSOE andaluz no ha querido cerrar las suyas. Han decidido en el último momento que su comité director, el máximo órgano entre congresos de la federación andaluza y que vendría a ser el comité federal del PSOE, sea en abierto.
Aunque hubo dudas, se optó por que fuera como siempre: con el discurso público de la secretaria general. El debate posterior fue a puerta cerrada. La convocatoria ha llegado horas después de que no se dejara entrar al exsecretario de Política Federal, Antonio Pradas, ni siquiera para recoger sus bártulos (como gesto, ha sido nombrado presidente de este comité director, decisión de la Ejecutiva también muy aplaudida), ni pasar del hall de entrada, custodiada por guardias de seguridad, a la presidenta del comité federal, Verónica Pérez, la máxima autoridad ahora en el partido, según la interpretación que hace el sector crítico de los estatutos.
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