“Felipe González está en el bando de la abstención. Yo estoy en el bando del voto en contra a Mariano Rajoy y por un gobierno alternativo. A mí me gustaría saber en qué bando está Susana Díaz". Esta retadora pregunta que formulaba hace apenas cuatro días el ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sigue flotando en el ambiente. Pero no tendrá respuesta por parte de Díaz y del PSOE andaluz hasta que no haya un nuevo comité federal en el que esta opción se formule y haya un posicionamiento común.
Hasta entonces, para ellos sigue de plena vigencia el "no" a Mariano Rajoy y el "no" a los independentistas que se cerró en el comité federal del pasado 28 de diciembre. La federación andaluza, y sobre todo Díaz, no han modificado su postura. No quieren acarrear sobre su espalda y en solitario la responsabilidad de defender la abstención y no van a mover ficha hasta que llegue un cónclave. Y eso que ya hay quien ha podido allanar el camino, como el líder extremeño Guillermo Fernández Vara o desde sectores de la vieja guardia del partido con González a la cabeza.
Con este planteamiento, el PSOE andaluz vuelve a la casilla de salida. Lo único que se ha resuelto en la crisis retransmitida en directo el pasado sábado desde la madrileña calle Ferraz es que no es el momento de un congreso exprés en el que elegir nuevo líder, sino que este queda a expensas de que se resuelva la gobernabilidad del país (insisten los socialistas andaluces en que el debate no fue “abstención sí, abstención no”). Una resolución que fue aprobada, además, dos días antes por el comité director andaluz, el máximo órgano entre congresos de esta federación (de los casi 300 miembros con derecho a voto todos la secundaron, salvo uno que se abstuvo).
"Ahora no toca"
En Almonte (Huelva), en su primera aparición pública después de la reunión del comité federal del sábado, la presidenta andaluza, Susana Díaz, ha pedido que se deje ahora actuar a la comisión gestora tras la salida de Pedro Sánchez y ha asegurado que “ahora no toca” hablar de la posición del partido ante una eventual investidura de Mariano Rajoy, sobre la que ha asegurado no “haber cambiado” de postura.
Además de lo acordado en aquel comité federal del "no" a Rajoy y "no" al independentismo, en su posición hay otros dos elementos más de peso: Díaz siempre ha dicho que con 85 diputados el lugar que le corresponde al PSOE es la oposición y que no se puede gobernar, y que las elecciones son la última opción.
“Yo no he cambiado, mantengo lo que he dicho, ahora toca lo que toca y yo soy respetuosa con su trabajo, luego en todos órganos del partido hablaremos y daremos nuestra opinión”, ha dicho la líder del PSOE-A, que ha añadido que le gustará “escuchar a todos” sus compañeros y “reflexionar”.
La abstención requiere de un relato que, tras el comité de este fin de semana, ha saltado por los aires. Ya defendió Fernández Vara en agosto que la abstención no significaba dar el poder a Rajoy, es decir, apoyar no implica ser “subalternos del PP”, la versión que ha defendido Sánchez y con la que ha polarizado el comité que acabó con su dimisión.
La posición que tiene ahora el PSOE con 85 diputados, cota difícilmente alcanzable de repetirse las elecciones en diciembre, le dejará si se abstiene como principal partido de la oposición y con capacidad de maniobra para negociar desde cualquier tipo de ley a la aplicación de la LOMCE o los presupuestos. Pero de optarse por la abstención, los socialistas tendrán que emplearse a fondo para transmitir lo más pedagógicamente posible las razones de esa decisión tanto dentro como fuera del partido.
Para que eso se materialice, el paso previo es que Rajoy opte por presentarse de nuevo a la investidura. Los socialistas andaluces lleva tiempo criticando la pasividad de Rajoy. Recuerdan cómo Susana Díaz no dejó de intentarlo tras las elecciones autonómicas de 2015 y tuvo que pasar por tres votaciones, y a la cuarta lo consiguió gracias al apoyo de Ciudadanos. Están convencidos de que tras la actitud de los populares, y Rajoy el primero, de estar “parados, sentados y de brazos cruzados” lo que hay es la intención de ir a unas terceras elecciones, porque son los únicos que saldrían bien parados. Pero de ser así, el PP también tendría que forjar un sólido argumentario para justificarlo ante electorado.
Los pasos de Díaz
En el PSOE andaluz aseguran que no hay contactos con el PP. En caso de haberlos, es a Javier Fernández quien le corresponderá la interlocución, pero la decisión final corresponde al comité federal.
Aunque el epicentro del terremoto esté en la abstención o no en el PSOE, hay réplicas también de intensidad. La primera es los pasos que pueda dar Díaz a partir de ahora. Su nueva cantinela para esquivar la respuesta es que estará donde le pongan los militantes, “en la cabeza o en la cola” del partido. Esté donde esté, en el PSOE andaluz no creen que su imagen haya salido perjudicada ante la posibilidad de dar un salto a Madrid. En esto ha salido “tocado” todo el partido, como ha admitido el número dos de Díaz, Juan Cornejo. Si es ella quien acaba o no dando el paso, ante las críticas que le han llovido, Cornejo ha querido dejar claro que cualquier proceso de elección del líder del PSOE es “con la participación de todos los militantes".
Mientras se acerca en el calendario el debate de si abstención sí o abstención no, o si convocan las terceras elecciones, los socialistas andaluces quieren pasar página lo antes posible y poner su empeño en “unir”, “coser”, “construir” un partido que ha pasado por uno de los momentos más “dolorosos” y “tristes”. Los socialistas recuerdan que tienen un largo historial de divisiones y rupturas, pero están convencidos de que pueden resurgir como su eslogan de la última campaña andaluza, "Andalucía, la fuerza que nos une”. Por eso, Cornejo ha lanzado un aviso a navegantes a PP y Podemos: que “nadie se relaje” porque es un partido con capacidad para resurgir con “más fuerza y más unidad”.