En el PSOE, todas las miradas se dirigen estos días al PSC por su previsible voto en contra de la investidura de Mariano Rajoy aunque el Comité Federal de este domingo decrete la abstención. También hay quinielas sobre si los dedos de una mano llegarán para contar a los demás díscolos, casos aislados como las diputadas Margarita Robles (Madrid) o Susana Sumelzo (Zaragoza). Mientras tanto, Pedro Sánchez se mantiene en silencio.
Fuentes cercanas a la gestora del PSOE y a la derrocada Ejecutiva de Sánchez coinciden en que la abstención ya es un hecho a falta de algunos flecos por cerrar. El primero es el Comité Federal del domingo, que los actuales responsables del partido quieren que se desarrolle en un ambiente sereno, lejos de los gritos, insultos y lágrimas de la última reunión. Por ese motivo, el Comité comenzará renovando la Mesa, el órgano de tres personas que ordena el debate y en el que la última vez dos de sus miembros se quitaban el uno al otro el micrófono.
Diversas fuentes creen que no durará ni de lejos las cerca de 12 horas de la última vez. Los miembros están citados a las 9:30 y, con la certeza de que la abstención se impondrá sí o sí, debatirán, votarán y se irán a su casa a esperar la investidura. A muchos, este miércoles en el Congreso, les entraba un escalofrío con solo imaginar a la bancada popular aplaudir a un Rajoy reelegido presidente gracias a la abstención socialista.
Sólo queda una duda de entidad de cara a la votación: el volumen de abstenciones que decidirá el partido y las que finalmente se producirán. Los más cercanos al "no" que asumen que los diputados deberán facilitar la investidura de Rajoy siguen defendiendo que, como mucho, el PSOE debería decretar una abstención del mínimo número de diputados necesarios. La llaman "abstención técnica", aunque sea fruto de uno de los debates estratégicos y políticos en el seno del partido desde hace años.
Si Rajoy logra de nuevo 170 síes, sumando a Ciudadanos y Coalición Canaria, harían falta 11. ¿Para qué decretar una abstención en bloque de los 85 si hacen falta muchos menos y ya hay una decena de diputados que han anunciado que votarán "no" pase lo que pase?
Las dudas de Page
Es la posición de Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, que tiene a su federación dividida. Él defiende el "no" para evitar la inestabilidad de su Gobierno, pero varios diputados con los que rivaliza en la región quieren abiertamente la abstención aunque encrespe eso a Podemos. La peor pesadilla para García-Page sería la de ser enmarcado en el grupo de los abstencionistas y que, por ejemplo, Rajoy acabe nombrando ministra a María Dolores de Cospedal, su número dos en el partido, haciéndole sombra con una gran proyección nacional. Otros, como Miquel Iceta, ven en la abstención mínima una solución para el PSOE, siempre que no implique a un PSC que no aportaría diputados.
La gestora y, sobre todo, los socialistas andaluces, presionan al máximo por una abstención ya no global sino total. Han advertido al PSC de que su "no" tendrá consecuencias para la relación que mentienen ambos partidos desde 1978. Los versos sueltos como Robles o Sumelzo quedarán muy probablemente relegados del núcleo de poder al que hasta ahora eran próximos.
La abstención técnica, perfecta para Sánchez
Una razón añadida para la abstención global es meter a Sánchez en un brete. "Sería muy complicado para él votar "no" frente a todo su grupo. ¿Cómo sería posible que un secretario general del PSOE votase en contra del Comité Federal, que es el máximo órgano entre congresos?", explica una fuente cercana a la gestora. "Si Sánchez quiere volver, para él la abstención técnica es la mejor de las soluciones. Le evita el dilema, plantearse dejar el acta y cualquier tipo de represalia por romper la disciplina de voto", explica.
Romper la disciplina de voto acarrea una multa de hasta 600 euros, pero la posibilidad de la apertura de un expediente o, según la voluntad de la dirección del PSOE, hasta la expulsión del partido. Pero votar "no" para Sánchez lo pondría en contradicción con muchos de sus hasta ahora aliados, que defienden el "no" pero no se plantean incumplir el mandato del Comité Federal. En cambio, un "no" pactado sería muy cómodo para el ex secretario general, que por el momento no desvela sus planes.
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