Los ‘sin techo’ de Carmena tampoco tienen cama para dormir
Así lo denuncian los trabajadores de los centros de la Red de Atención a Personas sin Hogar de la capital.
16 marzo, 2017 03:52Noticias relacionadas
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Cerca de 50 personas sin techo acuden todos los días al centro La Rosa, de la Red de Atención a Personas Sin Hogar del Ayuntamiento de Madrid, en busca de cobijo y comida. Las condiciones con las que se encuentran en el Paseo del Rey, muy cerca de la estación Príncipe Pío, son muy inferiores a las adecuadas según denuncian los trabajadores. Humedades en los pasillos, baldosas rotas o viejas sillas con reposapiés como camas improvisadas son la carta de bienvenida para los usuarios de este recinto en manos del distrito Moncloa-Aravaca del Ayuntamiento.
Una imagen que se repite en el centro de Peñuelas del barrio de Arganzuela, donde, aunque las instalaciones están en mejor estado, tampoco disponen de camas para las personas sin hogar, que se ven obligadas a tumbarse sobre banquetas o directamente sobre una manta en el suelo.
En estos dos centros denominados “de baja exigencia” se acoge a personas que viven en la calle por diversos motivos: pobreza extrema, drogodependencia, alcoholismo o porque han salido de la cárcel recientemente y no han encontrado la manera de reinsertarse en la sociedad. Por ello se les permite acceder a pesar de haber consumido altas dosis de alcohol o drogas.
Carmena se refiere a ellos
Son los ‘Sin techo’ de Madrid a los que la alcaldesa Manuela Carmena se dirigió en la cena de Nochebuena: “la alcaldesa de Madrid está para todos y cada uno de los que vivís aquí. Siempre me tendréis para lo que necesitéis”, dijo acompañada de la Delegada de Equidad, Derechos Sociales y Empleo del consistorio, Marta Higueras, que esta tarde no ha escuchado a los trabajadores del centro La Rosa. Una representación de éstos ha acudido a un acto organizado por el Ayuntamiento con motivo del Día Internacional del Trabajador Social sosteniendo una pancarta. Higueras les ha permitido quedarse en el acto “callados”, pero no ha escuchado sus reclamaciones una vez ha acabado.
La atención que requieren las personas sin hogar que acuden al centro La Rosa -que en ocasiones llegan con cuadros de estrés e incluso tienen comportamientos violentos por los efectos de las drogas- es cualificada. Algunos de los 30 empleados son trabajadores sociales o integradores a pesar de estar contratados como auxiliares de servicios sociales, una categoría definida en su convenio.
Representados por Daniel Reyes, delegado sindical de Comisiones Obreras (CCOO) han pedido al Ayuntamiento, con el que han mantenido varias reuniones, la municipalización de todos estos servicios como prometieron en campaña, así como obras de mejora en las “ruinosas” instalaciones de La Rosa, en el Paseo del Rey. También reclaman a ASISPA, la empresa privada que gestiona el centro, que adecúe sus condiciones laborales a la formación y trabajo que desempeñan. Creen que es necesario que su centro, y todos los de la red en Madrid, dejen de funcionar como “lugares benéfico-caritativos”, como los define Daniel Reyes.
"Un proyecto de reforma"
Desde el área de Equidad del Ayuntamiento de Madrid aseguran que “existe un proyecto de reforma que se llevará a cabo antes de marzo de 2018”. Mientras tanto, afirman que las “labores de mantenimiento” a cargo del distrito de Moncloa se están acometiendo. Sin embargo, el domingo pasado un árbol cayó por el viento sobre la vaya de entrada del recinto y nadie ha acudido a retirarlo, según aseguran los trabajadores. Se muestran decepcionados con el “gobierno del cambio que al final no ha supuesto ningún cambio”. “Nos han escuchado, pero no nos han dado soluciones”, según explican.
Desde el Ayuntamiento avanzan que cuando comiencen las obras previstas los trabajadores serán repartidos por otros centros de la capital y se comprometen a “mantener sus condiciones laborales”: un sueldo inferior a los 900 euros que desde el departamento de Recursos Humanos de ASISPA, la empresa que gestiona el centro, aseguran es lo que “corresponde a su nivel 3 de cualificación por la que fueron contratados y que está reflejada en su convenio”. Por su parte, los trabajadores creen que el nivel de exigencia y tensión que viven a diario en su trabajo exige mejores condiciones.