El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, inauguró el miércoles la nueva embajada catalana en Copenhague ante un vacío diplomático total. Como en la Dinamarca de Hamlet, algo olía a podrido. Ante la visita del ejecutivo catalán, el Gobierno danés se negó a participar en su agenda. Dinamarca se sumaba así al vacío sistemático del resto de países europeos y de la comunidad internacional, que se niegan a avalar por activa o por pasiva el proceso independentista.
A la presentación de la nueva sede asistieron unas 90 personas, según la Agencia catalana de Noticias, la mayoría catalanes residentes en el país nórdico. Así como el titular de Exteriores del Govern, Raül Romeva, y representantes de cinco embajadas presentes en Copenhague -Noruega, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia y España-, ninguno de los cuales era el embajador. Por parte de España, estuvo presente el encargado de Negocios de la embajada, una presencia meramente logística y habitual ya que "cuando un presidente autonómico asiste a un país extranjero suele recibir atención protocolaria como autoridad española que es", confirman fuentes de Exteriores a EL ESPAÑOL.
A su llegada a la nueva embajada -disfrazada de oficina para la promoción turística hasta hace 24 horas- a la comitiva de la Generalitat los esperaba Francesca Guardiola, hermana del exentrenador del Fútbol Club Barcelona y que ostenta el cargo de delegada del Govern en los países nórdicos.
Además de inaugurar la nueva sede catalana, el objetivo del viaje era presumir de respaldo internacional y buscar apoyo en Dinamarca. Sin embargo, se encontraron con las puertas del Gobierno danés cerradas. El ministro de Asuntos Exteriores, Ander Semuelsen, se negó a mantener una reunión con Puigdemont. De hecho desde la embajada danesa en España comunicaron horas antes de que la comitiva aterrizase que ningún miembro de su Ejecutivo participaría en sus actividades.
Puigdemont presume de la gestión de los atentados
Durante su visita el president aprovechó para reivindicar el espacio de Cataluña en Europa y el buen funcionamiento que tendría como país independientemente. Para ello usó los atentados de Cataluña para ejemplificar que están dispuestos "a asumir nuestras responsabilidades" como país.
Además, criticó que España no hubiera hecho ninguna oferta ante el referéndum y que no haya más alternativas para los ciudadanos que "aceptar el statu quo con una autonomía vacía de contenido, o declarar la independencia en el marco de una Europa de soberanías compartidas". Para Puigdemont esta situación se ha producido porque “el gobierno español se ha negado contundentemente a ofrecer ninguna otra” alternativa y se mostró completamente convencido de que desde Madrid no se "no bloqueará la votación del 1-O y, si gana el sí, negociará la mejor manera de implementar los resultados con buena voluntad".
Desde el Ejecutivo central creen que la ausencia de miembros del Gobierno danés en el acto "es una confirmación de algo que todo el mundo comparte, que es que los secesionismos y las rupturas de países no van a ningún sitio", afirmó el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis. Asimismo, el ministro subrayó que los procesos de separación son "contrarios" a los objetivos que se persiguen con el "esfuerzo en pro de la unidad europea". En referencia a que el propio Puigdemont acudiese a inaugurar la embajada Dastis cree que "una vez más" se dedica " a cosas que no le corresponden en lugar de hacer lo que tiene que hacer", que "es atender a los problemas de los ciudadanos catalanes".
Francesca Guardiola, una embajadora meteórica
Con la creación de la nueva embajada la Generalitat quiere reforzar e institucionalizar las relaciones ya existentes entre Cataluña y los países nórdicos, que han sido siempre de carácter comercial. Desde 1991 Acció (Agencia para la competitividad de la empresa) tiene una oficina en Copenhague para potenciar las relaciones económicas y comerciales entre Cataluña y Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Estonia e Islandia. Pero el independentismo ha querido ir un paso más allá con los países nórdicos.
Con la de Copenhague ya son doce las delegaciones del Govern en el exterior, en países como Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Canadá o México. Además, el Govern tiene previsto abrir otras tres delegaciones en Varsovia, Zagreb y Ginebra. Este despliegue obedece a que la Generalitat considera imprescindible que Cataluña tenga "representación en el exterior a la altura de lo que es como país, con vocación de ser Estado", según afirma su consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva.
La elección de la delegada del Govern en los países nórdicos, Francesca Guardiola, ha sido causa de polémica en la política catalana por su meteórica carrera diplomática. De hecho, su papel en la Administración se puso en entredicho cuando UGT pidió una investigación sobre la creación del puesto de trabajo de Guardiola en Acció por ser un puesto hecho "a medida" con pagos "fuera de la escala salarial y por encima de los límites acordados por la Generalitat".
Entonces Guardiola cobraba un salario de cobrando un sueldo de 80.589,54 euros al año. La carrera de la ahora embajadora ha vivido un ascenso meteórico ya que en sólo cinco años -durante los cuales apostó por apoyar abiertamente a Junts Pel Sí, e incluso pedir ayuda internacional- ha pasado de ser responsable de relaciones institucionales del Parlament a embajadora de Cataluña ante los Países Nórdicos.