La visita del príncipe heredero al trono de Arabia Saudí Mohamed bin Salman abre una nueva era en las relaciones de España con la potencia regional más importante de Oriente Próximo. El Gobierno ha marcado en rojo el viaje de Bin Salman, que con un séquito de entre 600 y 800 personas ocupará el Hotel Villamagna de Madrid al completo entre el miércoles y el viernes.
Se van a firmar numerosos acuerdos de cooperación y un contrato con Navantia para la construcción de cinco corbetas en los astilleros de San Fernando, en Cádiz, que garantiza centenares de puestos de trabajo para los próximos años. España persigue en el largo plazo mantener su relación preferente con la Casa Saúd, pensando en la multimillonaria salida a Bolsa de un porcentaje de la petrolera estatal saudita Aramco. Arabia Saudí es el primer productor mundial de petróleo.
Éxito diplomático de España
La visita de Bin Salman, de 32 años, es un éxito de España y un mensaje del músculo diplomático de nuestro país en el mundo árabe. El heredero, que ejerce como monarca in pectore tras el cambio en la línea sucesoria ordenado por su padre el rey Salman, sólo visitará tres países en su gira europea: España, Reino Unido y Francia. Es un gesto muy importante para España, porque Bin Salman pertenece a una generación con la que el rey Juan Carlos no ha tenido contacto. Y hasta ahora, la relación de España con Arabia Saudí ha estado muy marcada por la amistad personal del emérito con los monarcas saudíes.
Felipe VI y Bin Salman inauguran en Madrid este nuevo enfoque de las relaciones hispano saudíes. Hay cambios evidentes con respecto al pasado. El hecho por ejemplo de que futuro monarca se reúna con los directores de los medios de comunicación españoles es un mensaje de transparencia inédito en la gerontocracia que ha gobernado hasta ahora el Reino. Según ha sabido EL ESPAÑOL, Bin Salman podría entrevistarse también con los representantes políticos de la Comisión de Exteriores del Congreso. En el encuentro no participaría Podemos.
Las reuniones principales de Bin Salman serán con el Rey, el presidente Mariano Rajoy y la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Hay otros ministros implicados, ya que se van a firmar varios acuerdos de cooperación en materia de empleo o transporte aéreo. El acuerdo estrella del viaje es el contrato por valor de unos 2.000 millones de euros para la construcción de cinco corbetas en los astilleros de Navantia en Cádiz.
En el largo plazo, España busca mantener la interlocución privilegiada con uno de las potencias de Oriente Próximo. Arabia Saudí será necesariamente parte de la solución en los numerosos conflictos que sacuden la región -guerras en Siria y Yemen, tensión con Irán o el proceso de paz entre Israel y Palestina-. La agenda de Bin Salman, que tiene por delante un reinado muy largo, está plasmada en la visión 2030, un ambicioso programa de reformas para diversificar la economía saudí y hacerla menos dependiente del petróleo.
El mayor fondo soberano del mundo
Su objetivo es sacar el 5% de la petrolera estatal Aramco a Bolsa y gestionar los millonarios beneficios económicos de esa operación a través de un fondo soberano que oposita a ser el más grande del mundo. Las empresas españolas aspiran a los contratos que repartirá el fondo para la diversificación económica del país. España es un referente en infraestructuras tras la construcción del AVE Medina-La Meca, que está ya en su fase final, y el metro de Riad.
Bin Salman también es partidario de una progresiva apertura social, que España apoya y acompaña. Menos de un año después de su nombramiento como heredero, se han introducido cambios importantes en el país. Las mujeres van a poder conducir o entrar a recintos deportivos. Puede parecer poco a ojos de Occidente. Pero son reformas de un enorme calado para una sociedad regida por una estricta ley islámica en la que, por ejemplo, los comercios cierran sus puertas durante las cinco oraciones diarias obligatorias que exige el Islam.
Otro de los objetivos del heredero, también expresado en su reciente viaje a Estados Unidos, es estrechar la cooperación policial en la lucha contra el terrorismo yihadista. Arabia Saudí quiere comprometerse con sus aliados occidentales en la persecución de posibles focos de radicalización, que en el pasado se han organizado desde este país.
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