Pablo Casado o el misterio de cómo llevarse bien a la vez con Aznar y Rajoy
- En conversación con este diario, reconoce haber sido cortejado por Soraya y Cospedal, pero avisa: "Si quieren confluir, que se integren en mi candidatura".
- Sobre el máster, se defiende: "Sé que estoy limpio, voy a ir hasta el final".
- Se dispone a recorrer España para aunar apoyos de cara al 5 de julio.
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Aunque a Pablo Casado (Palencia, 1981) no le gusta el cuerpo a cuerpo, vive metido en un ring. Desde que funcionó como tertuliano y alcanzó la vicesecretaría de Comunicación del PP, los suyos le enviaron a las ruedas de prensa para poner la mejilla y despejar los balones del fango. Cuando saltó el caso máster, giró el rostro y volvió al escenario. Entonces, ya respondía por sí mismo. El día de su paso al frente, recibió un directo en las costillas: la juez que investiga su posgrado –el mismo que le costó el cargo a Cifuentes– solicitó al Congreso su condición de aforado tras apreciar indicios de delito. La investigación podría terminar en el Supremo.
El candidato ya se ha lanzado a la carretera, a veces conduciendo él. Cinco actos y media docena de entrevistas por día. Así hasta el 5 de julio, jornada de urnas. Ha aparcado por primera vez en su Palencia natal. En conversación con este diario, reconoce haber sido cortejado por Santamaría y Cospedal, pero lanza un aviso: “Si alguien quiere confluir, que se integre en mi candidatura. Voy a por todas”.
“Pablo no es un verso suelto. Antes de presentarse, lo habrá consultado con Rajoy, Aznar, sus primos… No le gusta crearse enemigos”, dice un peso pesado de la familia aguirrista del PP, que conoció a Casado cuando sólo era un afiliado que ponía sillas antes de los mítines. “Seguro que los dos expresidentes, con los que ha trabajado mucho, le han dado su bendición, ¿pero le sirve de algo eso ahora? ¿Quién manda en Génova?”.
Esta fuente dibuja a Casado como un subordinado “leal”, pero no “servil”: “Huye de los líos internos, no disfruta en el conflicto”. De ahí que pueda atribuírsele un “máster” que muy pocos han logrado en el PP: llevarse bien con José María Aznar y Mariano Rajoy. “Con cada uno en su momento de poder y, a día de hoy, con los dos a la vez”.
Las circunstancias, cocinadas al horno con su ambición, le fueron colocando en quinielas cada vez más gruesas: candidato a la alcaldía de Madrid, presidente de la Comunidad y ahora... rumbo a la cúspide del PP.
"No tengo familias ni sectores detrás, debatiré libremente"
Esa “simpatía”, reconoce Casado con la voz asabinada que le ha dejado el último acto de este jueves, “puede ser virtud y defecto”: “Duermo a pierna suelta porque no odio a nadie. No lo digo en plan buenista. Pero hay una ventaja, podré debatir libremente, no tengo ninguna familia, sector territorial o ideológico detrás”. Justo a continuación, brinda uno de sus lemas de campaña: “Mi proyecto es el único que garantiza la unidad del partido”. Un eslogan que subleva a Margallo. “No sé quién le habrá escrito esa tontería”, le contestó el exministro de Exteriores en una televisión la noche del miércoles.
El ascenso en el aparato de Pablo Casado siempre ha estado ligado a la gaviota popular. El ya exvicesecretario optó por ir despacito, escribir con buena letra y “congeniar” con el rey puesto.
Esta vez, deberá bregarse con Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, los enemigos en casa. “¡Y eso que no se lleva mal con ninguno! Como es listo, tratará de hacer debate de ideas y evitar el enfrentamiento. De eso dependerá su éxito”, concluye este alto cargo popular en tiempo de Aguirre. La propuesta de Casado es esa tercera vía lejos de la guerra que prometen la exvicepresidenta y la exministra de Defensa.
El principal palo en la rueda, coinciden amigos y adversarios, será su máster, que esta semana se ha recrudecido con la respuesta de la Universidad Rey Juan Carlos a la magistratura. No hay rastro del acta de convalidaciones ni del tribunal que las avaló. “Nada es casualidad. Si te fijas, cada vez que Pablo ha tenido la oportunidad de dar el salto, le han sacado algo. Disparan desde dentro, fuego amigo, no cabe la menor duda. El partido se ha convertido en una maquinaria capaz de hacer picadillo a cualquiera de los suyos”, coinciden dos primeros espadas del PP de los noventa. “No sé quién lo está utilizando, pero está claro que alguien lo hace. Las casualidades no existen”, cuenta a este diario el propio Casado.
-¿Cree que sus rivales (y compañeros) utilizarán el 'caso máster' contra usted en el debate?
-Si lo hicieran, se retratarían. Sería un tiro al aire. Sé que estoy limpio. Si no, no me hubiera presentado. No tengo los pies de barro. No obstante, ¿es importante el curso de doctorado de alguien que entonces no era nadie? Este país hace sangre con el centro derecha. Sánchez dijo que fue jefe de gabinete del Alto Representante de la ONU en Bosnia y era mentira. En los periódicos, eso no ha ocupado ni un pie de foto.
El currículum de Casado
El currículum de Casado, a expensas de lo que dicte la Justicia, menciona dos licenciaturas, una en Derecho y otra en Administración de Empresas. La primera por la Complutense y la segunda por la Rey Juan Carlos –ambas en trámite de investigación por cada uno de los centros–, donde se matriculó en el mismo máster que le costó la dimisión a Cristina Cifuentes. El resto de lo que parecen posgrados son “programas” sin exámenes y de apenas cuarenta días de duración. Fueron expedidos por Harvard, Georgetown, el IESE, el IE, el IEB y Deusto.
Con el objetivo de aclarar “cualquier duda”, Casado abrió las puertas de su despacho en Génova para ofrecer explicaciones a todo periodista que las requiriese. Y ahí estuvo –sin ápice de exageración– desde el amanecer hasta la puesta del sol. “Yo nunca los he inflado. En mi currículum han figurado tal y como son”, se defiende el candidato. A su juicio, “esto no llegará a nada”: “En mi caso, no ha habido una falsificación de las actas”.
-La universidad ha respondido a la Justicia que no hay ni rastro del tribunal que aprobó sus convalidaciones.
-En aquel tiempo, se ocupaba de eso el vicerrectorado. A veces, era un trámite de oficio. ¿De verdad alguien cree que una universidad va a guardar el papel referente a cada alumno? La juez investiga una continuidad en el delito a raíz del caso Cifuentes. A mí no se me va a poder incriminar nada.
El DNI de Casado
Pablo Casado tiene 37 años. Su fecha de nacimiento figura en el argumentario que ha asomado en este arranque de campaña. “Tendrá opciones si consigue que el eje del debate sea renovar o perpetuar”, apunta un ministro de Rajoy. “Casado es de lo más liberal del PP en términos económicos. Le ha venido muy bien que se presente García Hernández porque está mucho más a la derecha que él y eso le centra”. El propio candidato ha resumido así su “programa”: “Libertad, unidad de España, familia y seguridad”. “De todos modos -apunta este miembro del Ejecutivo de Rajoy-, no creo que se vaya a abrir una discusión ideológica. Sus opciones pasan por remarcar que la pelea entre Soraya y Cospedal es una lucha interna por el poder y que él está aparte, trabajando para cambiar la cara al partido”.
El otro dato que encabeza su DNI, el lugar de nacimiento, poco tiene que ver con la política. De Palencia, hijo de Miguel Casado y de Esther Blanco, oftalmólogo y profesora. “Allí, su padre es como el típico prócer de provincias. Un señor honrado, respetado”, narra alguien que conoce al candidato antes de que su cara se mostrara en los periódicos. Una versión que confirman los medios locales con sus crónicas acerca del homenaje que el casino de esta ciudad brindó a “don Miguel”. De León, el padre de Casado se instaló en Palencia hace más de cincuenta años. Tuvo seis hijos.
Por parte de madre sí que aparecen las siglas en el retrovisor. Lo contó Pablo Casado cuando se vio envuelto en una refriega declarativa. “No puede estar de moda ser de izquierdas. Son unos carcas. Están todo el día con la guerra del abuelo, las fosas de no sé quién...”. Aquello le obligó a dar una explicación. Fue en los micrófonos de la Cadena Ser. Contó la peripecia de su abuelo materno durante la guerra. Hermán Blanco Ramos, médico licenciado en la Universidad de Valladolid, fue apresado por las tropas franquistas. Le condenaron a treinta años de cárcel por militar en UGT. Fue liberado en 1941, aunque no logró la libertad de movimiento absoluta hasta 1956.
Aguirre: "No quiero aquí a gente que no haya acabado la carrera"
El primer trabajo remunerado de Casado en política fue en 2005. Alfredo Prada, entonces vicepresidente segundo de la Asamblea de Madrid y consejero de Justicia, lo fichó como asesor. Pablo, de 24 años, no había terminado la carrera. En 1999, empezó Derecho en ICADE, pero la intriga política le dejó sin horas de estudio. Esperanza Aguirre, su madrina en el PP, le dijo: “No quiero aquí a gente que no haya terminado la carrera”. Aunque ya presidía las Nuevas Generaciones del partido en Madrid, Casado “desapareció un tiempo” y culminó sus estudios en el Cardenal Cisneros, un centro privado adscrito a la Universidad Complutense. El calendario marcaba el año 2007.
“De verdad, creo que su formación es buena. Para empezar, se le entiende bien y es simpático. Virtudes nada frecuentes en el PP actual”, ironiza alguien que contempló de cerca el ascenso de Casado. “Sinceramente, creo que tiene más lecturas que Cospedal y Soraya. Ya de joven, se le veía envenenado por la política, le encantaba”.
Uno de aquellos días, Casado dio un mitin como líder de Nuevas Generaciones. En primera fila, los dos líderes que idolatraba: Aguirre y Aznar. “Se vino arriba. Estaba pletórico. Sobreactuó mucho. En la prensa, le dieron por todos los lados. Pero ya entonces se le vio madera”, recuerda un popular presente en aquel cónclave.
Aquel 2007, licenciado tal y como le había exigido Aguirre, figuró en las listas del PP al parlamento madrileño. Fue su primer escaño. Lo abandonó en 2009, cuando José María Aznar lo contrató como asistente. “Estuvo dos años con él y eso fue muy importante para Pablo porque le permitió viajar y tratar a algunos de los líderes mundiales más importantes”, asegura un buen conocedor de Casado.
La boda de Casado
2009 fue también un año importante en el plano personal. Se casó con Isabel Torres Orts en la basílica de Santa María, Elche. Acudieron a la boda Aznar y Aguirre. Su mujer, psicóloga, es nieta de Torres Fenoll, el empresario fundador de los míticos caramelos Damel. Los suegros de Casado son los propietarios del grupo hotelero Huerto del Cura.
Pablo e Isabel tienen dos hijos: Paloma y Pablo. El pequeño nació en marzo de 2014. Pesó 700 gramos tras apenas 20 semanas de gestación. Los médicos auguraron muy mal pronóstico al recién nacido, que sobrevivió tras cuatro meses en la Unidad de Cuidados Intensivos. En agradecimiento a Dios -suelen ir a misa juntos siempre que pueden-, la pareja hizo el camino de Santiago.
En las elecciones de 2011, Pablo Casado entró al Congreso como diputado por Ávila. Un puesto que renovaría en los comicios de 2015 y 2016. Con su nombramiento como vicesecretario de Comunicación, Rajoy buscaba premiar su labor en los platós y mostrar una renovación orgánica. El elegido por el PP para discutir con los Iglesias, Errejones, Riveras y Villacís que llegaban a la política fue Casado. Más tarde, cuando la Justicia certificó la corrupción ya publicada por los medios, el elegido para dar explicaciones fue… Casado. Un golpe tras otro, incluidos los referentes a su máster, ha logrado colocarse en la línea de salida de la carrera que terminará en el despacho más importante de Génova.
Un vistazo a su nómina
Sus siete años como diputado, que serán más, le han proporcionado la mayor estabilidad económica que ha conocido hasta ahora. Su nómina ronda los 6.000 euros brutos mensuales, pero en la declaración de bienes exigida por el Congreso afirmó haber recibido durante un año otros 25.000 por su trabajo en el partido.
Pablo Casado, al contrario que sus competidores, es producto de lo que se bautizó como “nueva política”. Nacido al albur de un mando a distancia, consolidó su perfil con ese “carácter simpático” que le atribuyen incluso sus detractores. Hay quien, maliciosamente, se refiere a él como el “pequeño Nicolás del PP”. Tiene fotografías con “todo el mundo”: Rafa Nadal, Mario Vargas Llosa, los reyes, Alberto Contador, Lidia Valentín, Garbiñe Muguruza, Carlos Sáinz, Jordi Cruz… Algunas hasta se repiten; para prueba del algodón, su cuenta de Instagram.
Al más puro estilo Julio Iglesias, con el que seguro que se ha fotografiado –y si no, faltará poco para que ocurra–, Casado llegó a decir: “La mayoría de jóvenes son del PP y todavía no lo saben”. Si quiere ganar, deberá conseguir que se den cuenta.