Recién apurado el desayuno del jueves, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, participaba en un curso que incluía en su título esta pregunta: "¿Quién paga la mentira?". Poco después, el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, se veía obligado a dar una rueda de prensa para negar una evasión fiscal a través de una sociedad interpuesta. En ese instante, el astronauta vertía una de esas mentiras que su compañera Calvo acababa de criticar con la vista puesta en los medios de comunicación.
Detrás de la "posverdad", insistía Calvo, se encuentra la mentira "de toda la vida". Un mensaje que chocaba frontalmente con las versiones insostenibles de otros dos de sus ministros, además de Duque: Carmen Montón -que dejó la cartera de Sanidad tras descubrirse su plagio- y Dolores Delgado -negó conocer a Villarejo, pero su comida íntima ya es vox pópuli-.
"Como bien sabemos y como han dejado claro en numerosas sentencias nuestros altos tribunales, la libertad de expresión no lo resiste todo. No lo acoge todo. Tendremos que empezar a mirar en qué tipo de regulación conjunta habríamos de empezar a tomar decisiones sobre este asunto". La intervención de Calvo se estrelló contra la negación de Duque. El ministro reiteró que su sociedad patrimonial le alquilaba, como persona física, el inmueble donde reside para cuadrar el pago de impuestos. Algo incompatible con unas cuentas que no ingresaron un solo euro en los últimos tres años.
Tal y como adelantó este diario, la empresa de Pedro Duque refleja ingresos nulos durante ese periodo. Tres ejercicios en los que el ministro de Ciencia aseguró por activa y por pasiva haber ingresado dinero periódicamente en la sociedad. En rueda de prensa, no aportó prueba documental alguna. Y había prologado Carmen Calvo... "La situación es tan inquietante que estamos llegando al otro lado de ese dilema. Quizá el riesgo ya es tan grande que necesitemos empezar a tomar decisiones que nos protejan".
El caso Montón
Carmen Montón, ya exministra de Sanidad, salió a la palestra visiblemente contrariada. Clamó: "¡No todos somos iguales!". Quiso desmarcarse de la dimisión de Cristina Cifuentes, que mintió al reiterar durante días que presentó su Trabajo Final de Máster (TFM) cuando no lo había hecho. El fichaje de Sánchez fue respaldado por el presidente del Gobierno, pero el castillo de naipes se desmoronó cuando su tesina fue escrutada.
Montón había plagiado. 19 de las 52 páginas que escribió incluían fragmentos robados o mal referenciados. Para más inri, tal y como reveló eldiario.es, la que fuera titular de Sanidad aliñó el gran renuncio con pequeñas mentirijillas: no pudo acreditar haber cumplimentado varias asignaturas y viró de la modalidad online a la presencial -y viceversa-.
Dolores Delgado, en el candelero
"Empezamos a vivir peligrosamente creyendo que la verdad nos la podemos ahorrar. Y la verdad existe, las verdades existen". Más palabras de Calvo durante la mañana de este jueves. En este caso, epílogo a las contradicciones de la ministra de Justicia, Dolores Delgado.
Cuando El Confidencial la relacionó con el comisario Villarejo -hoy en prisión-, Delgado negó la mayor. Cuando la evidencia le cercó, recurrió a "haber coincidido en eventos", pero justo después Moncloa.com publicó los audios que la muestran en una comida íntima junto al propio Villarejo y a otro alto mando policial imputado, Enrique García Castaño, alias El Gordo.
En aquel encuentro de 2009, quedó de manifiesto la estrecha relación que unía a la entonces fiscal con el otrora comisario. Él la llamaba "Lola". En la sobremesa bromearon acerca de sexo. Incluso Villarejo le informó de una red de prostitución creada para espiar a políticos. Ella, por su parte, le contó que altos cargos judiciales "estuvieron con menores" en un viaje a Cartagena de Indias.
"Ahora, las fuentes de autoridad son internet y los tuits", arengó Calvo. Dos fuentes que han contribuido a destapar las mentiras de sus ministros.