La fragmentación de la derecha no es una opinión. Está estrechamente relacionada con los datos. La irrupción de Vox ha abierto una autopista entre las sedes capitaneadas por Pablo Casado y Albert Rivera y la encabezada por Santiago Abascal. Tres de cada cuatro de sus votantes fueron azules o naranjas en las elecciones de 2016.
Así se desprende de las últimas entrevistas realizadas por SocioMétrica, que lleva midiendo la evolución de Vox desde noviembre de 2017 hasta ahora. Por tanto, el centro derecha suma lo mismo que antes, pero su división es penalizada por la ley electoral y se traduce en una notable pérdida de escaños. De ahí las llamadas al "voto útil" lanzadas por Pablo Casado en las últimas semanas, contrarrestadas por los de Abascal en tono similar: "Los útiles somos nosotros".
Con PP, Ciudadanos y Vox por separado, SocioMétrica ya cifra en un 70% las probabilidades que ostenta Sánchez para gobernar tras el 28 de abril. Un porcentaje que también comparten otras casas encuestadoras, como por ejemplo GAD3.
¿Quiénes votan a Vox? ¿Cuál es su ancla? Teniendo en cuenta el precedente de Andalucía, los sondeos prestan especial atención a la evolución del partido en el extremo derecho del tablero. A día de hoy, un 59,9% de sus papeletas vienen de Génova; un 15,6%, de Ciudadanos; un 6,8% del PSOE; y un 2,7%, de Podemos.
Un 7,8% de sus nuevos apoyos proviene de la abstención y un 1,1% de quienes fueron menores en 2016 y no pudieron votar. Unos números que permiten concluir: Vox no 'crea' votantes. Casi todo lo que aúna ya estaba en el bloque que pretendía desbancar a Pedro Sánchez.
A lo largo del último año, esta realidad se ha consolidado. El PP pierde en dirección a Vox un 7,2% más que antes de 2018. Ciudadanos, en cambio, ha conseguido frenar levemente esa sangría. Se ha recuperado en un 0,6%. Para más inri, su dosis de abstencionistas ha bajado del 10,9% al actual 7,8%.
Según las últimas encuestas publicadas por este diario, la curva de Vox sigue siendo ascendente, aunque menos pronunciada que recién concluidas las elecciones andaluzas. En cualquier caso, sus nuevos votantes casi siempre son fruto de las renuncias a PP y Ciudadanos, lo que amplía las opciones de Pedro Sánchez.
Tal es la influencia de la ley electoral que si PP y Vox, por ejemplo, pactaran para que uno de los dos partidos renunciara a concurrir en las provincias que otorgan seis o menos escaños, el centro y la derecha sí sumarían suficientes parlamentarios como para derrotar a Pedro Sánchez.
La convocatoria electoral, como muestra el gráfico que introduce esta información, apenas ha incidido en la evolución del votante de Vox. Los porcentajes y las procedencias no se ven alterados. La única variación notable es el aumento de votos arrebatados al PP, pero la abstención, el enfrentamiento con Ciudadanos y la relación con PSOE y Podemos es prácticamente la misma.
Ficha técnica:
Los cálculos se han realizado teniendo en cuenta todos los sondeos publicados por EL ESPAÑOL desde enero de 2018 hasta la fecha, y analizando el perfil de 890 encuestados que han declarado votar a Vox en las próximas elecciones generales. El trabajo de campo se ha trazado en todas las provincias españolas.