El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, durante su balance del año político.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, durante su balance del año político. David Mudarra PP

Política INVESTIDURA

Casado contemplaría "el suicidio del PP" por España si Sánchez le inspirara “confianza"

Voces del Comité de Dirección popular han vuelto a sugerir que es el momento de hacer "un movimiento" de cara a la investidura.

31 diciembre, 2019 02:38

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31 de diciembre: cae el telón del año, las festividades se agolpan y el frenesí político continúa con la mayoría de los españoles sentados con los suyos alrededor de una mesa. Incluso para los partidos que están fuera del foco principal, como el Partido Popular, la investidura de Sánchez y la puesta a punto de todos los engranajes necesarios se han convertido en el compañero inesperado del final del 2019.

Pablo Casado, el líder popular, despidió el año frente a los suyos, haciendo gala de un tono solemne, acompañado no sólo de una bandera de España, sino de dos. Hizo balance de un curso que, para su formación, se ha antojado como una montaña rusa: de recuperar las riendas del partido tras la moción de censura, a bajar el suelo de su grupo político al mínimo histórico, con 66 diputados, a resistir los envites de Cs y Vox y recuperar sillones en el Congreso en noviembre, hasta sumar 89 escaños.

Pero el gran reto que se le abre estos días al PP es hacer entender el por qué de su postura al gran público: un no rotundo a Sánchez para la investidura, pero múltiples ofertas de acuerdos y pactos de Estado que garanticen la gobernabilidad del país una vez haya conseguido la confianza de la Cámara. Casado cree que sí, que los españoles “entienden” que su partido “no puede hacer vicepresidente a Iglesias ni presidente a Sánchez”, por “muchísimos elementos”.

"Suicidio por causa mayor"

Básicamente, porque, a sus ojos, “sería una propuesta letal para los españoles”. Sólo lo haría bajo una condición: poder confiar en Sánchez, algo que dista mucho de la relación actual entre ambos líderes. Desde el entorno de Casado siempre recurren a la misma fórmula para explicarlo: la fábula del escorpión y la rana. Y el presidente del PP piensa que Sánchez lleva en su ADN político el buscar su máximo beneficio en determinado momento renunciando a su palabra o compromisos.

Él mismo lo verbalizó ante la plana mayor de su partido: los miembros del Comité de Dirección de Génova y de sendos grupos parlamentarios: Congreso, Senado y Parlamento Europeo. “Hay partidos que, en algún momento dado, tienen que asumir su suicidio por causa mayor. El PP nunca ha rehuido esa posibilidad”, adujo.

¿En qué escenario? “Si fuera necesario, positivo para España, si tuviéramos la más mínima salvaguarda, confianza para que se cumplieran unas condiciones”, ahondó. Pero Sánchez es Sánchez y Casado no se fía. Si le ofrece pactos de gobernabilidad y no de legislatura es porque, así, el socialista habría de retratarse en cada votación ante la Cámara y las promesas no podrían quedar incumplidas impunemente. 

Fuentes del entorno del presidente mostraron su estupefacción en conversación con este diario sobre el comentario del “suicidio por causa mayor”. Se trataba de la primera vez que el líder popular, en abierto, en una comparecencia ante las cámaras, hablaba en esos términos. 

“Es una reflexión que jamás ha hecho, ni en privado ni en público: que sí que había espacio para una abstención aunque eso supusiera llevarse el partido por delante”, comentaba un estrecho colaborador. “Básicamente ha dicho que habría estado dispuesto a sacrificar el partido y emular la extinción de la UCD por el bien de España”, continuaba, perplejo.

Un debate acallado

Porque el debate en el seno del PP jamás cesó. Algunos movimientos más claros, más evidentes, como los encabezados por la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Pero Casado impuso su criterio: dejó claro, por activa y por pasiva, que no apuntalarían a Sánchez de ninguna de las maneras. Y ese mensaje ha ido calando, poco a poco.

Hasta este lunes. Las noticias se agolpaban desde primera hora de la mañana: el escrito de la Abogacía del Estado sobre la inmunidad de Oriol Junqueras, el cierre de los apoyos de los grupos regionalistas y nacionalistas, la presentación del programa de gobierno de PSOE y Unidas Podemos y, finalmente, la validación de los órganos internos de ERC al apoyo de su grupo a la investidura. 

Pero durante la última reunión de la dirección del partido, fuentes populares indican que uno de los miembros del comité opinó que, en esta jornada, “era el momento de hacer algún movimiento”. Rápidamente se le acalló, pero el runrún nunca se ha exintiguido. Más ahora, con ERC convocando a su Consell para ratificar su visto bueno al acuerdo con el PSOE y el cierre de los últimos flecos de los apoyos parlamentarios con PNV o Bildu. 

¿Está dispuesto Casado a lo que supondría la disolución a efectos prácticos del PP por garantizar la estabilidad de España? Él, desde luego y por ahora, no. Y con un por qué muy claro: "Si ha sido el año del gran vacío y gobierno inexistente ha sido porque el centroderecha hemos ido desunidos a las elecciones, si no, estaríamos formando gobiernos nosotros".