María Muñoz (Valencia, 1978) apenas tuvo veinticuatro horas para aprender a ser líder de Ciudadanos. El martes le comunicaron que encarnaría la portavocía de su partido en el pleno del coronavirus. Inés Arrimadas, embarazada, sólo sale de casa para ir al médico. Edmundo Bal, su adjunto, está en cuarentena.
Mascarilla y guantes de látex, intervino hasta cuatro veces desde la tribuna. Desde allí arriba, ante un hemiciclo casi vacío, pudo sentir la "tensión histórica". "Tenía la piel de gallina", recuerda al otro lado del teléfono. También soltó una lágrima cuando habló de las víctimas. En redes sociales le criticaron por secarse con la mano: "¡Oiga, que no hay que tocarse la cara!".
Desde que se desató la crisis, el diezmado grupo de Ciudadanos se ha situado a la vanguardia tecnológica. Exige "coherencia" tanto al Gobierno como al Congreso y, por eso, apuesta por "flexibilizar el reglamento" y "permitir las intervenciones telemáticas". Un ruego que todavía no ha sido atendido. De ahí el repentino salto a la palestra de Muñoz.
Licenciada en Derecho y experta en asesoramiento financiero, fue fichada por Albert Rivera en febrero de 2019. Por aquel entonces, bajo el nickname de "María de la Miel", era una conocida influencer en temas económicos. Varios sellos calificaron su cuenta de "imprescindible" para estar al tanto de las consecuencias de la crisis. A Toni Cantó lo cautivó con una explicación de la prima de riesgo sobre una servilleta.
Ciudadanos, en contra de la ausencia total que programó para la anterior comparecencia de Sánchez, decidió que esta vez sí hubiera una voz naranja en el pleno. Arrimadas eligió a Muñoz, que en una tarde de confinamiento y una mañana contrarreloj tuvo que fabricar "la intervención más importante de su vida".
Comenzó criticando la "rigidez" de la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, que "sí mostró flexibilidad a la hora de escuchar el acatamiento de la Constitución por parte de los diputados nacionalistas".
Banca y finanzas
Muñoz, casada y con un niño que asiste a la guardería del Congreso, preparó su discurso en pleno ejercicio de conciliación. "Hemos pedido con mucha fuerza el teletrabajo y ahora que nos ha llegado... es muy complicado", bromea. Su "heredero" -así le llama cariñosamente en redes sociales- "no tiene tareas", "sólo juega", lo que "requiere mucho tiempo y atención".
Esta abogada que dedicó gran parte de su carrera a la banca y las finanzas no sintió demasiado miedo escénico, pero si una extremada necesidad de "estar a la altura". Le agobiaba que "algo se quedara en el tintero". Debía trazar un discurso transversal, desde la economía a la política pasando por la sanidad.
"Los asesores, el equipo de comunicación y yo reunimos ideas. Luego las adapté a mi forma de ser y de expresarme. Finalmente, lo dejé por escrito. No se me caen prendas en contarlo. Leí todo el rato. En una ocasión tan importante, era imprescindible que nada se quedara fuera", rememora.
Con tono crítico, reconoce que "todos los políticos -y remarca "todos"- no están siendo capaces de mostrar la misma altura que la sociedad española". Lo explica con esta metáfora: "Nos falta ser el Nadal que se pone las botas y va a limpiar el barro de las inundaciones".
Arguye que Ciudadanos sí está mostrando "altura de miras" y "sentido de Estado", aunque, mirando en casa propia, asume que les "falta apartarse un puntito de ese 'y tú más' que asola la política".
Esta extrabajadora del Banco Santander y de AndBank también es conocida como María de la Miel. Ése es su nombre en las redes sociales. "En 2011, dando un paseo por Granada, vi una calle que se llamaba así. Me encantó y me lo quedé. Me apasiona cocinar y mi sueño es tener un restaurante". Este miércoles cumplió otro: encabezar Ciudadanos en el "pleno más importante de la democracia".
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