El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha retomado el mensaje bélico que había abandonado en las dos últimas semanas en su comparecencia de este domingo para informar a la nación sobre la vuelta al trabajo que inicia este lunes en servicios considerados “no esenciales”, como el transporte y la construcción.
Sánchez mencionó hasta en ocho ocasiones la palabra “guerra” con el fin de hacer un llamamiento al PP para que contribuya a la “posguerra”, es decir, a la reconstrucción de la España posterior al paso de la pandemia. Es así que trufó su discurso de conceptos como “victoria”, “batalla”, “frente”, “armas”, “enemigo” o “primera línea” para hablar de los sanitarios que están “batiéndose contra el virus”.
Lejos de la polarización en la que se halla inmersa la política española en los últimos tiempos, este domingo Sánchez apeló a la formación de Pablo Casado como “partido de gobierno” en busca de "unidad". Un lenguaje muy distinto al ideado por el jefe de gabinete de Presidencia, Iván Redondo, en campaña electoral, cuando se hablaba de “la foto de Colón” o las “triderechas” para señalar la cercanía que, a juicio de los socialistas, había entre PP y la “ultraderecha” de Vox.
La intensidad de la Covid-19 en España, que es el país con más afectados por habitante, ha provocado que ahora el virus se convierta en el mayor “enemigo” para Sánchez. Su virulencia, con 166.019 contagiados, 16.972 fallecidos y 62.391 curados al cierre de este domingo, permite al presidente del Gobierno hacer comparaciones incluso con la Segunda Guerra Mundial: “Desde los tiempos de II Guerra Mundial, nunca la Humanidad se había enfrentado a un enemigo tan letal para la salud y tan pernicioso para nuestra vida económica y la social”.
Cambio de tercio
Este cambio de tercio coincide con la única oferta más o menos oficial que hizo Sánchez a la oposición para reeditar unos nuevos Pactos de la Moncloa. En el último pleno parlamentario obligó al PP a tomar una decisión sobre si participar o no de estos pactos transversales que podrían servir para “reconstruir” el país del impacto de la pandemia en la economía. Sánchez le espetó si “estaban dispuestos” a aceptar la oferta.
Más allá de las suspicacias que suscita entre las filas del PP y de Ciudadanos la propuesta de Sánchez, la formación naranja ha optado por “tender la mano” al gobierno a la espera de que sea “una reunión de verdad”, y el partido de Casado todavía no ha tomado una decisión firme.
Este último discurso del presidente apunta a que ha vuelto a dejar en un segundo plano expresiones como “escudo social” -acuñadas por sus socios de Unidas Podemos y que mueven el marco de la comunicación en el tradicional eje izquierda/derecha- y apela de nuevo a los “grandes consensos” para afrontar una situación que equipara a una “guerra”. Es una forma de presionar al PP para que se sume.
No hay que olvidar que la decisión de reactivar a partir de este lunes sectores no esenciales de la economía ha supuesto otra brecha con diferentes gobiernos regionales, como el que encabeza Quim Torra en Cataluña. El presidente de la Generalitat amenazó a Sánchez de “tomar sus propias medidas” si se pone fin al confinamiento total. En paralelo, el lehendakari Íñigo Urkullu y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, también le han reprochado su “improvisación” con la decisión de poner fin al parón total de la economía.
En la actual fase de ralentización del número de contagios, la determinación de ampliar la actividad económica a nuevos sectores es arriesgada. Ahora más que nunca Sánchez necesita al PP para que las decisiones controvertidas cuenten con el mayor consenso posible y, también, para su colaboración en lo que Sánchez ha calificado de “posguerra”.
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