Sánchez tuvo una reunión de emergencia con Iglesias tras su exigencia de cumplir el pacto con Bildu
Iglesias insistió en derogar cuanto antes la reforma laboral y el presidente le pidió compromiso para poner fin a la polémica.
23 mayo, 2020 02:34Noticias relacionadas
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se vieron cara a cara para apagar el fuego de la polémica avivado por el vicepresidente segundo cuando abogó por cumplir el pacto con Bildu y derogar así la reforma laboral.
Se trató de una reunión de emergencia en Moncloa, a primera hora de la tarde del pasado jueves y antes de que la ministra de Economía, Nadia Calviño, compareciera para corregir de facto el pacto firmado con los abertzales.
Fue la primera vez que el secretario general de Podemos se atrevió a desautorizar tan explícitamente a sus socios en el Ejecutivo, pero las relaciones entre Sánchez e Iglesias siguen intactas, aseguran fuentes socialistas. Aunque en el encuentro privado el vicepresidente insistió en derogar la reforma cuanto antes, el presidente le solicitó su compromiso para poner fin a la polémica.
Aun así la sensación es que el encuentro sirvió para tender puentes en una situación de máxima emergencia. La reunión se alargó durante hora y media, y tras ella Sánchez ordenó a Calviño intervenir públicamente para calmar los ánimos.
Iglesias y Sánchez suelen hablar a menudo, pero en este caso el significado de un encuentro en persona confirma la vocación de la coalición de seguir con su trabajo y dejar de lado las polémicas que sus actores consideran propias del ámbito de la comunicación.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Sánchez desconocía que el pacto con Bildu se había firmado en los términos en los que hizo, aunque además de la portavoz parlamentaria Adriana Lastra, la vicepresidenta primera Carmen Calvo sí estaba informada.
Crisis y recelos
Las maniobras de Iglesias con Bildu han soliviantado a los barones del PSOE y a Sánchez le crecen los enemigos dentro del partido, pero no está dispuesto a que ello repercuta en los equilibrios del gobierno. Así lo manifestó en el último pleno para alargar por quinta vez el estado de alarma cuando reivindicó que la legislatura iba a durar “cuatro años” y que el “compromiso de investidura” se mantenía “indeleble”.
Pero las declaraciones de Iglesias en Catalunya Ràdio a favor de liquidar la reforma laboral y excarcelar a los presos del procés precipitaron la mayor crisis política de la legislatura. No solo el Pacto Social entre patronal y sindicatos se ha roto, sino que las ayudas europeas dependen de que el Gobierno cumpla los compromisos.
Y, ante este escenario, derogar íntegramente la única reforma de calado que se ha hecho en los últimos años en España suscitaría los recelos de aquellos socios europeos más refractarios a prestar fondos sin condicionalidad.
Con todo este embrollo, el jefe de Gobierno quiso arrancarle el compromiso de atajar la polémica, consciente de que la lealtad del vicepresidente segundo representa un balón de oxígeno a la hora de mantener los puentes con los separatistas catalanes y vascos. E Iglesias ha cumplido.
Silencio en Podemos
El silencio se ha impuesto entre los ministerios que están en manos de Podemos y solo el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, ha reabierto el debate.
“La reforma laboral del PP sirve para precarizar los empleos, facilitar el despido y bajar salarios. Hemos acordado que nos la vamos a cargar, lo cual es una gran noticia para millones de trabajadores”, decía este viernes en las redes sociales.
Por su parte, la responsable sel Ministerio de Trabajo, Yolanda Díaz, tampoco se ha pronunciado, pese a que su departamento es competente en la materia laboral y es el que hasta ahora estaba decidiendo con qué fórmulas se suprimiría la reforma de 2012.
Quien sí se ha manifestado para mostrar su enfado es el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, cuando tildó de "irresponsabilidad" la propuesta de derogar la reforma laboral.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, intentó reconducir la situación en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros: "La intención del Gobierno es negociar todas las cuestiones laborales en el marco del Diálogo Social. Es el lugar idóneo si queremos un trabajo más digno, empresas más fuertes y competitivas y una mejor cualificación de la fuerza laboral".
Los cargos socialistas en el Gobierno confían en que pase la tormenta. Entre tanto, Podemos, sigue su doble estrategia de mantener un perfil moderado para los cargos con responsabilidad pública, mientras que su portavoz en el Congreso empuja hacia posiciones radicales.