La comparecencia de este martes en Moncloa de Fernando Grande-Marlaska no pasará a los anales de la comunicación política. Si el ministro del Interior pretendía zanjar de una vez por todas el escándalo provocado por el cese del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, el objetivo puede darse por no conseguido.
"Dentro de este nuevo impulso [a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado] se ha producido el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos, que en la remodelación del equipo director de la Guardia Civil, de la Secretaría de Estado de Seguridad, ha decidido él mismo", dijo Marlaska, convirtiendo aparentemente un cese en una dimisión voluntaria. Luego, matizó.
Continuó Marlaska con una frase que recordó a la "indemnización en diferido" de Dolores de Cospedal en 2013: "Y dentro exclusivamente de lo que es el proyecto natural de sustitución del marco de las personas que forman por así decirlo el elemento de confianza de cualquier responsable político".
Porque "la sustitución, cese del coronel Pérez de los Cobos es única y exclusivamente debida a esa política, vuelvo a decir, de política razonable, normal, de reconstitución de nuevos equipos... El proceso natural de sustitución fomentado o basado en la confianza, vuelvo a decir", señaló.
Nuevo impulso
No suele resultar difícil adivinar las instrucciones del equipo de comunicación de Moncloa con las que los ministros comparecen en sus ruedas de prensa. Las de ayer del ministro Marlaska eran obvias. Al menos en media docena de ocasiones repitió Marlaska la expresión "nuevo impulso". Al menos en otra media docena, la expresión "confianza".
La justificación de Marlaska era transparente. De acuerdo a sus palabras, el cese de Pérez de los Cobos no ha tenido nada que ver con el informe realizado por la Guardia Civil a petición de la juez que investiga el 8-M. La coincidencia en el tiempo de ambos hechos no cabría leerse entonces más que como una casualidad.
Según Marlaska, tampoco la dimisión del director adjunto operativo (DAO) del Cuerpo, Laurentino Ceña, ha tenido nada que ver con el cese de Pérez de los Cobos, puesto que su retiro estaba ya previsto para el 2 de junio. El ministro, en fin, sólo ha sustituido a determinados profesionales de la Guardia Civil por otros en los que tiene mayor confianza. Y todo eso, en su opinión, es "normal y razonable".
"Tanto la Secretaría de Estado como la dirección de la Guardia Civil tienen un proyecto de impulso dirigido por este ministro, tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional", dijo Marlaska. "Yo mismo en enero di un nuevo impulso reconociendo el trabajo del equipo anterior, pero entendiendo que había que dar ese nuevo impulso" añadió luego.
La insistencia en la expresión "nuevo impulso" recuerda otro de los eslóganes que el Gobierno ha utilizado con frecuencia durante las semanas de la pandemia. El de esa "nueva normalidad" que no es más que la versión de 2020 de los viejos "brotes verdes" de José Luis Rodríguez Zapatero.
Nueva confianza
Marlaska no cesó en ningún momento de su comparecencia de dar vueltas en círculo alrededor de la misma idea: la de lo nuevo. Nuevos son los 'equipos', nuevo es el 'impulso' y nueva es la 'confianza' en la mente del ministro.
"La sustitución, el cese del coronel Pérez de los Cobos, se debe única y exclusivamente a esa política razonable, normal, de reconstitución de nuevos equipos dentro del ámbito de nueva confianza que todo dirigente político plantea al hacerse cargo de un puesto concreto", dijo el ministro.
Ninguno de los periodistas que preguntaron a Marlaska logró obtener otra respuesta que esa alusión reiterativa al concepto de "lo nuevo y de confianza" –los nuevos nombramientos– y "lo viejo y de poca confianza" –los cesados y dimitidos.
"El cese no tiene ninguna otra razón u objetivo que esa sustitución de nuevos equipos basados en la confianza y que se han visto paralizados por los momentos más duros de la pandemia", añadió por tercera vez. "Respeto las alegaciones que hayan podido referir asociaciones judiciales o asociaciones profesionales de la Guardia Civil", fue su único comentario a dichas quejas.
En diferido
En 2013, la por aquel entonces secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, se vio obligada a pasar por un mal trago similar intentando justificar lo injustificable: la indemnización concedida a Luis Bárcenas tras su despido como tesorero del PP.
"La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido", empezó Cospedal. Y a partir de ahí, la hecatombe. "Y como fue una indemnización en diferido, en forma, efectivamente, de simulación de… simulación, o de… lo que hubiera sido en diferido en partes de una… de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social".
La "indemnización en diferido" de Cospedal se convirtió con el tiempo en un ejemplo arquetípico de mala comunicación política. Pero, sobre todo, de los retruécanos retóricos con los que algunos políticos pretenden ocultar o maquillar hechos si no delictivos, si difícilmente justificables políticamente en público.
30 años como juez
Pocos minutos después de su primera intervención, y a preguntas de una periodista, el ministro Marlaska corrigió sus propias palabras y reconoció que Pérez de los Cobos no ha dimitido, sino que ha sido cesado.
"Me he debido de explicar mal", dijo Marlaska. "El coronel Pérez de los Cobos nunca pidió su cese. No hay ninguna relación ni ninguna circunstancia extraña. No es perder la confianza o no, es que [las personas] que están en la alta gestión del Ministerio se rodeen de las personas que entienden de mayor confianza para ellos".
Un poco más claro fue el ministro a la pregunta de si ha leído el informe que fue filtrado a la prensa y que puede leerse aquí. "No, no tengo el informe" dijo. Menos claro fue, sin embargo, a la hora de defender su honorabilidad.
"Y después de más de 30 años como juez, ejerciendo la jurisdicción, y creo que no hay que decir dónde porque todos los órganos judiciales, desde el primero en Santoña, me parecen de igual sensibilidad, trascendencia, tensión y estrés, he tenido siempre muy claro cuál es la función del juez y de cualquier poder del Estado", dijo Marlaska.
"Siendo yo ministro ninguna de esas circunstancias o posibles cuestiones que se planteen al respecto van a apartarme de mi camino y del equipo que he elegido y del equipo que estoy definiendo en esta nueva etapa con un nuevo impulso y que la pandemia ha paralizado", añadió luego.
"Este ministro con 30 años de experiencia como juez sabe perfectamente cuál es la competencia de un ministro, cuál es la competencia de un juez, y qué conocimientos tiene que tener uno, cuál tiene que tener el otro, y hay una palabra que no conjugaré nunca, y es la palabra injerencia".
Si la comunicación debe ser breve, austera y lo más directa posible, como dijo el expresidente del Gobierno Felipe González el pasado 30 de marzo para criticar las interminables y reiterativas ruedas de prensa de Pedro Sánchez durante la crisis del Covid-19, Marlaska no parece haber tomado nota de ello.