Sánchez planea su primera crisis de Gobierno: sacaría a Montero de la portavocía y cambiaría 3 ministerios
Pretende impulsar la recuperación con un cambio de imagen y relevos en Industria y Ciencia, si Duque sale hacia la Agencia Espacial Europea.
14 junio, 2020 03:09Los cambios que se avecinan en algunos de los organismos europeos más importantes serán empleados por Pedro Sánchez como excusa para activar su primera crisis de Gobierno. El más que probable nombramiento internacional de varios de sus ministros será la coartada del presidente para cobrar responsabilidades y premiar lealtades.
Según fuentes del Ejecutivo, en Presidencia saben que es el momento de pegar un acelerón, de reforzar lo bueno para ocultar lo malo. Y Sánchez ya tiene anotadas las primeras ideas para una crisis de Gobierno. El presidente maneja tres departamentos que retocar, aprovechando los cambios a los que se puede ver obligado si sus apuestas internacionales salen como desea: la portavocía, Industria y Ciencia e Innovación.
Desde los servicios de comunicación de Moncloa se ha alentado la circulación de varios nombres que a su condición de ministros suman ahora la de deseados por instituciones internacionales: Pedro Duque suena para el sillón de la Agencia Espacial Europea (ESA), Arancha González Laya encabeza las opciones europeas para la Organización Mundial de Comercio (OMC) y, sobre todo, Nadia Calviño puede conseguir lo que siempre anheló Luis de Guindos, presidir el Eurogrupo.
"Ahora, de verdad"
"Es el 'Spain is back' que vendían en los años del Gobierno del PP, pero esta vez de verdad", explica un alto funcionario de uno de esos ministerios. "Todo depende de la decisión del presidente, pero los tres están en la mejor posición".
Aprovechando esos movimientos que se sustanciarán en este inicio de verano, Sánchez escribe y tacha otros nombres, baraja cargos y planea cambiarle la cara a su Ejecutivo. Los retoques serán leves, pero contribuirán al relato de que comienza una nueva etapa y de que, sobre todo, se redoblan las apuestas del programa de la coalición.
Y es que, insatisfecho con el resultado de su apuesta por ella como portavoz, Sánchez quiere que María Jesús Montero centre sus energías en Hacienda, con el objetivo de sacar adelante (por fin) unos Presupuestos Generales del Estado. Y decepcionado con el desarrollo de las crisis de Nissan y Alcoa, Reyes Maroto tiene muchas papeletas para ser relevada.
Ambos movimientos querría Moncloa venderlos como que el equipo reajusta las piezas necesarias para darle a España la política de reconstrucción que necesita: unas cuentas claras y acordadas con la mayoría de los grupos de la Cámara -"con el PP, por desgracia, parece que no podremos contar", explica un ministro a EL ESPAÑOL- y, dentro de ellas, una reindustrialización "verde, eficiente y que trabaje por el equilibrio territorial".
Podemos, fuera del foco
La tercera pata que plantea cambiar el presidente ya sí tiene que ver con las candidaturas a puestos relevantes en la política internacional. Moncloa es consciente de que le conviene el discurso del ahorro institucional, y si el ministro Duque acaba saliendo a la ESA, su departamento podría volver a refundirse con Universidades, que hoy lleva Manuel Castells.
Y todo a pesar de que el equilibrio de fuerzas en el seno del Gobierno de coalición es uno de los cimientos del compromiso entre PSOE y Unidas Podemos. De los 22 ministerios, cinco son del lado de Pablo Iglesias, y ésa fue una de las primeras bases que se establecieron para seguir hablando de programa y cerrar el pacto. Fuentes del lado morado del Ejecutivo le quitan hierro a este cambio, que les podría favorecer. Y, en todo caso, recuerdan que cualquier movimiento que pueda afectarles se deberá discutir y acordar.
"En caso de reestructuración del Gobierno durante la legislatura, se mantendrá el número de áreas gestionadas por el PSOE y Unidas Podemos y su peso relativo en el conjunto del Gobierno en los términos acordados al inicio de la coalición", reza uno de los puntos del Protocolo de funcionamiento firmado por socialistas y morados.
Así que aquéllos que vean en el acercamiento con Ciudadanos una esperanza para ver a Pedro Sánchez cortando cabezas moradas, no tienen motivos fundados para alimentarlas. Al menos, según las consultas hechas por este diario en el seno del Ejecutivo.
Calviño, 'hombre de negro'
Al presidente se le presenta la oportunidad de darle un nuevo impulso a su gabinete. El 8 de julio se sabrá algo sobre la OMC; el día siguiente, sobre el Eurogrupo; y en breve también, la ESA elegirá un nuevo director ejecutivo que sustituya al alemán Johann-Dietrich Wörner, que acaba su mandato. Arancha González Laya, Nadia Calviño y Pedro Duque están, pues, a pocas semanas de darle un eventual meneo al Gobierno, justo cuando el presidente consigue salir de la tormenta perfecta.
Duque, ministro de Ciencia e Innovación, está en la rampa de lanzamiento para regresar a la Agencia Espacial Europea, tras su breve experiencia de dos años en el Gobierno de España. Lo mismo que en su caso, pero aún más fugaz, sería el paso de Arancha González Laya, favorita europea para la presidencia de la Organzación Mundial de Comercio (OMC).
Las fuentes consultadas en estos departamentos se limitan a decir que se está a la espera de la apuesta del presidente. Que la oportunidad es clara; que la ocasión para que España vuelva a lucir en el mundo, inigualable; y que no hay obstáculos claros para que no prosperen.
En el caso de la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, sólo su corto paso por el Gobierno puede jugar en su contra. Pero tiene en su currículum haber sido portavoz de Comercio de la Comisión Europea durante tres años (2002-2005). Y que lo dejó precisamente para dar el salto a la OMC al más alto nivel: hasta 2013 fue la jefa de gabinete de su director general, Pascal Lamy.
De hecho, sus amplios conocimientos en derecho de competencia, idiomas -habla con fluidez cinco lenguas- y cooperación la llevaron a ejercer como representante de la OMC ante el G-20 entre 2008 y 2013, precisamente los más duros de la última crisis financiera internacional.
Y la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, sólo tiene como posible rémora que nuestro país vuelve a ser el foco de las preocupaciones económicas de la UE. Aunque precisamente sus puntos a favor la posicionan como la versión inversa (y femenina) de los hombres de negro que Europa querría que controlaran las cuentas de España. Su batalla interna como contrapeso de Pablo Iglesias dentro del Gobierno es una baza para Bruselas.
Calviño está siendo empujada por sus mismos colegas de la UE para convertirse en la próxima presidenta del Eurogrupo con el objetivo de que haga el mismo papel que el saliente, el portugués Mário Centeno: un seguro interno (con una pata en Europa y otra en su país) para que nada se desmadre en las cuentas del miembro que quita el sueño.
Así, el proyecto puede fraguar, paradójicamente, siendo España el país con una situación contable más frágil y que peor lo pasaría en caso de un rebrote del coronavirus, según la OCDE.