Cuando Pablo Iglesias presentó, orgulloso, su anteproyecto de ley de la infancia el pasado mes de febrero la cosa parecía bastante decepcionante. Le puso el nombre del pianista británico James Rhodes, para darle empaque al asunto.
El músico británico, afincado en Madrid desde hace unos pocos años, se ha convertido en una especie de sello de calidad progre y cada cosa que cuenta con su bendición sube enteros entre su electorado. Recuerden su interpretación del Himno a la alegría el día que Pedro Sánchez presentaba el Plan de Recuperación de la economía, hace un par de semanas...
Pero la realidad es que la norma, que nacía coja hace unos meses, se aprobó finalmente en junio dentro del Consejo de Ministros, y ahora se lanza renqueante al proceso de tramitación parlamentaria. Después de casi ocho meses de negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos -interrumpidas, todo hay que decirlo, por la pandemia-, y cuando todo parecía acordado, los socialistas llamaron a última hora para bajarse de un punto clave para Unidas Podemos. El PSOE no aceptará que el texto incluya prohibir la entrada de los menores de 18 años a los espectáculos taurinos. Y eso que lo habían firmado.
Ya en febrero el anteproyecto había visto la luz con enormes carencias. Al menos, para las bases de Unidas Podemos. El texto era un calco, casi letra a letra, del que había registrado el PSOE en la pasada legislatura. Ni incluía las posturas moradas sobre la tauromaquia ni tomaba clara postura sobre la autodeterminación sexual que defiende el feminismo radical de Podemos -y no acepta el feminismo clásico del PSOE-.
Pero desde el entorno del vicepresidente segundo corrieron a explicar el asunto: "Así la podemos tramitar más rápido, nos ahorramos volver a ir al Consejo de Estado y al de la Infancia a repetir los informes preceptivos"... Entonces, ¿nos estaban haciendo una trampa democrática? "No, la ley no se ha llevado al Consejo de Ministros hasta que no estaban acordadas las enmiendas previamente entre los dos grupos".
Eso dijeron. Pero en realidad es así como el líder morado pudo ponerse la medalla de haber abordado una "emergencia social" -como gusta Iglesias de llamar a todo lo que impulsa-, trabajando rápido una de las leyes estrella de su programa... pero también es así como el lado socialista del Gobierno le ha hecho el lío:
Podemos se queda solo
La ley ya está registrada, como anteproyecto del Gobierno. Las enmiendas conjuntas se han presentado, como las mejoras que defienden los grupos que conforman el Ejecutivo de coalición. Y Unidas Podemos se ha quedado solo defendiendo una postura que al PSOE le resulta imposible de hacer tragar a sus bases no urbanas: en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana iba a ser muy difícil aceptar un nuevo "ataque" al mundo del toro.
Aunque lo cierto es que Naciones Unidas lo lleva demandando, al menos, desde el año 2008. Los comités de infancia de la ONU no se declaran abiertamente contra la tauromaquia, una tradición no sólo española sino presente en numerosos países de Latinoamérica, el sur de Francia y determinadas zonas de Portugal. Pero sí recomiendan "que el Estado parte prohíba la participación de niños menores de 18 años como toreros y espectadores en corridas de toros" para "prevenir los efectos dañinos de la tauromaquia en niños".
La enmienda de Podemos va aún más lejos, y prohíbe incluso la participación en los cursos de las escuelas de tauromaquia. Hay que recordar que Unidas Podemos mantiene dentro de sus postulados una posición abiertamente animalista y enfrentada a los espectáculos taurinos. De hecho, Iglesias ha defendido públicamente en numerosas ocasiones que él sería partidario de celebrar un referéndum para decidir si la tauromaquia debe prohibirse o no.
Las enmiendas conjuntas
El pasado miércoles, PSOE y Unidas Podemos presentaron un documento conjunto de enmiendas a la ley de infancia, como estaba pactado en febrero.
Así, el documento con los sellos de los dos partidos incluía el "refuerzo de la participación infantil y el derecho de los niños, niñas y adolescentes a ser escuchados"; un compromiso para desarrollar vía reglamento "las medidas de contención" en los centros de menores y "un procedimiento común para la determinación de la edad" de los menores extranjeros no acompañados (MENA). Además, darle un papel relevante al Observatorio de Infancia en el diseño de la Estrategia Nacional de erradicación de la violencia sobre la infancia.
Los menores internados en centros de acogida, así, contarán con "mecanismos sencillos, seguros, accesibles y confidenciales" para presentar quejas y denuncias sobre su situación en el centro "sin sufrir represalias". Y que se les proporcione información adecuada sobre las normas de convivencia y sobre dichos mecanismos.
Se reforzará, además, el rol de la Fiscalía y la periodicidad de las actuaciones de supervisión de estos centros en el caso de la aplicación de medidas correctoras.
Llamada a última hora
Pero nada sobre la prohibición de los toros para niños, niñas y adolescentes. El documento tenía borrada la enmienda pactada para prohibir la tauromaquia a menores de 18 años. Fuentes de la formación morada explicaron a este periódico que, "después de meses de negociaciones, y ya con el acuerdo cerrado, el día antes de llevar las enmiendas al registro del Congreso, recibimos una llamada del PSOE, indicándonos que había que eliminar ésa del acuerdo".
Así, Unidas Podemos registró por su lado la enmienda el pasado miércoles. El texto, tal como ha podido confirmar este periódico, pretende "prohibir la participación y entrada como público de menores de 18 años en los toros".
Fuentes de la Vicepresidencia segunda de Pablo Iglesias explican a EL ESPAÑOL que la aceptación de este cambio en la tramitación parlamentaria, si bien ahora parece muy lejana -sin el apoyo socialista-, supondría la modificación de la Ley 10/1991, sobre potestades administrativas en materia de espectáculos taurinos, "para impedir a todos los menores la participación y el acceso a plazas de toros [...] incluidas las escuelas taurinas en las que se vean afectados animales".
Tantos meses de negociación demuestran, por otro lado, que la llamada Ley Rohodes no estaba tan madura como se dijo en febrero. A pesar del idilio entre el vicepresidente y el pianista, que se cruzaron en aquellos días mensajes privados que acabaron filtrados a los medios -entre ellos, este periódico-, la norma precisaba aún de mucho trabajo.
Ha hecho falta hasta el 14 de octubre para que ambos grupos presentaran los cambios que defienden conjuntamente sobre un texto que, hay que recordar, es esencialmente, el del PSOE de hace algo más de un año.
De hecho, según las fuentes consultadas, en estos meses la Vicepresidencia de Derechos Sociales, se ha reunido con distintas organizaciones del tercer sector y la sociedad civil, como la Plataforma de Infancia, la ONG Save the Children, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, representanes de UNICEF o CERMI, entre otras.