El líder de la oposición democrática venezolana, Leopoldo López, lleva 19 días en España y aún no ha recibido la llamada del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias.
El dirigente de Voluntad Popular llegó a Madrid el pasado 25 de octubre tras escapar de las garras del régimen de Nicolás Maduro. El represaliado político dejaba tras de sí seis años de cautiverio: tres años y medio en la cárcel militar de Ramo Verde, casi dos años de arresto domiciliario en Caracas y 18 meses refugiado en la residencia del embajador español en Caracas. Un auténtico infierno que llegó a su fin cuando puso los pies en suelo madrileño.
Tras su llegada a la capital, ha recibido el cariño de los principales líderes políticos españoles. Se ha reunido en Ferraz con Pedro Sánchez y en el Congreso con Pablo Casado. Además, ha hablado telefónicamente con Inés Arrimadas y Santiago Abascal. Todos han compartido su alegría con Leopoldo López, que volvía a saborear la libertad y a abrazar a su mujer y sus hijos. Todos, menos Pablo Iglesias.
Así lo ha confirmado este viernes el preso político más reconocido del chavismo, que ha sido el protagonista de un evento telemático en el que también ha participado EL ESPAÑOL.
"Pedro Sánchez me dijo que está comprometido con la causa por la libertad de Venezuela, que cree en unas elecciones justas y verificables", ha admitido el líder opositor venezolano, que ha proseguido: "Me dijo que cree en una coalición lo más amplia posible que pueda unificar los criterios en España y Europa para atender de forma unitaria, amplia e inclusiva la política hacia Venezuela".
Leopoldo López ha confirmado también la buena sintonía con el resto de dirigentes políticos relevantes a nivel nacional: Casado, Abascal y Arrimadas. "Creo que hay una ocasión de asumir el tema venezolano como un tema unitario; España puede hacer de la causa venezolana una causa unitaria", ha celebrado López.
-¿A qué atribuye que los dirigentes de Unidas Podemos hayan sido los únicos en no ponerse en contacto con usted?
-No lo sé. Esa pregunta deberían responderla ellos. Yo estaría dispuesto a reunirme con los dirigentes de Podemos si eso contribuye a que Venezuela sea un país libre y democrático.
"Extremista" y "golpista"
Ahora la piedra está en el tejado del vicepresidente segundo del Gobierno, que deberá decidir si se reúne con el líder opositor venezolano o, al menos, tiene la deferencia de llamarle ahora que es libre después de seis años de cautiverio por sus ideas políticas.
Las declaraciones pasadas de Pablo Iglesias sobre Leopoldo López, sin embargo, no invitan al optimismo. Y es que Unidas Podemos no considera a Leopoldo López un represaliado del régimen de Nicolás Maduro.
El hoy vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, siempre utilizó ambages para no pedir la excarcelación del político venezolano, al que llamó "extremista" en una entrevista concedida a La Cope. El actual ministro de Consumo, Alberto Garzón, fue más allá y le calificó directamente de "golpista".
Amnistía Internacional, sin embargo, siempre le otorgó la condición de "prisionero de conciencia". La organización defensora de los derechos humanos, utilizada muchas veces como argumento de autoridad por los propios dirigentes de Unidas Podemos, cree que detrás de su encierro por el régimen de Maduro siempre hubo una "clara motivación política" y por ello exigieron reiteradamente su liberación "inmediata e incondicional".
Ahora Unidas Podemos forma parte del Gobierno de España y el consenso político fuera del partido es el de reconocer a Leopoldo López como un represaliado político del chavismo. Hasta el momento, el vicepresidente segundo ha guardado silencio. La invitación está encima de la mesa y la pelota en el tejado de Iglesias: tiene ante sí la oportunidad de retractarse o retratarse.