En las elecciones municipales de mayo de 2019, Más Madrid y Manuela Carmena ganaron en 15 de los 21 distritos de Madrid capital y superaron al PSOE de Pepu Hernández en los seis restantes. Por supuesto, se trataba de unos comicios muy distintos de los que veremos este 4 de mayo y Carmena era la alcaldesa en el cargo, pero el precedente está ahí y demuestra una cosa: el voto progresista en Madrid no pertenece por definición al PSOE. Si hay una candidata alternativa mejor, su electorado potencial no tiene problemas en votar a esa alternativa y, además, en masa.
En las últimas dos convocatorias de elecciones municipales y autonómicas en Madrid, el ticket Manuela Carmena-Ángel Gabilondo funcionó de maravilla para la izquierda, aunque pertenecieran a partidos distintos: eran dos perfiles similares que permitían dividir el voto a los no muy convencidos.
El votante del PSOE de toda la vida podía castigar a uno de sus candidatos si así lo decidía sin dejar de premiar al otro. En esta ocasión, no hay división posible. O papá o mamá, sin puntos medios, y, como vimos el pasado viernes en EL ESPAÑOL al hablar de las expectativas electorales del centro-derecha, una cosa es el escenario que se presenta en la capital y otro muy distinto el que vemos en los grandes municipios del sur, la sierra y el corredor del Henares. De la capacidad de unos y otros para pescar en territorio ajeno, dependerá en buena medida el resultado final.
Puede sorprender que, hablando como estamos hablando de la izquierda, no hayamos hecho aún referencia a Pablo Iglesias ni a Unidas Podemos, que en buena medida han centrado la atención mediática de la campaña. Lo cierto es que si el ex vicepresidente se presentó a estas elecciones fue para evitar el bochorno de que su fuerza política no llegara al 5% requerido para entrar en la Asamblea. Poco más.
Todo hace indicar que su fuerza en determinados barrios del sur de Madrid capital -especialmente Puente de Vallecas, donde superó el 9% en las autonómicas de 2019- y municipios de tradición obrera vinculados a Izquierda Unida bastará para salvar los papeles, pero si se esperaba una revolución, esta no va a llegar. No sabemos qué pasará con la libertad, pero comunismo, en Madrid, va a haber más bien poco.
Más Madrid, para urbanitas
Conscientes de que sumar una mayoría alternativa a la del centro-derecha es misión casi imposible, lo que la izquierda se juega en estas elecciones es una cuestión de jerarquía de cara a 2023.
Si Mónica García consigue derrotar a Ángel Gabilondo, aunque este no vaya a presentarse de nuevo a unos comicios autonómicos, se convertirá en la cara visible de la oposición y, quizá, en la opción de consenso del centro-izquierda, lo cual sería un palo enorme para el proyecto de Pedro Sánchez en Madrid.
¿Qué tiene que pasar para que eso suceda? De entrada, que Mónica se acerque al resultado de Manuela, es decir, que convenza a los votantes de Carmena de que ella es una opción tan válida como la ex magistrada. Para ello, ha decidido centrar su campaña en la capital, donde ya Íñigo Errejón tuvo en 2019 sus mejores resultados (un 16,22% de los votos por el 13% del resto de la Comunidad).
Distritos clave, hasta cierto punto, son todos, pero precisamente Puente de Vallecas y Villa de Vallecas son especialmente importantes, porque ahí hay mucho voto de izquierdas que pueden quitarle a Pablo Iglesias. No es casualidad que Unidas Podemos haya montado varios grandes mítines en la llamada Plaza Roja del distrito vallecano.
Aunque Errejón pasó del 15% en 11 distritos en 2019, es posible que Mónica García aún tenga margen de mejora en zonas como Arganzuela o La Latina, donde sus resultados fueron muy buenos en anteriores convocatorias… y donde hay un electorado cada vez más joven, de clase media, que puede sentirse atraído por las propuestas de Más Madrid.
La idea es repetir en esos dos distritos el mismo resultado que obtuvo Errejón en el distrito Centro, único en el que ganó a Ángel Gabilondo en mayo de 2019, consiguiendo un 27,77%, una auténtica barbaridad, casi el doble de lo conseguido en el resto de la Comunidad.
También es posible que Mónica García se convierta en la elección principal del centro-izquierda en los viveros tradicionales del PP si realmente hay voluntad de castigo por parte de determinado votante moderado del PSOE al pacto con Unidas Podemos en el gobierno de la nación. En ese sentido, Ciudad Lineal puede resultar clave, pues representa bastante bien los resultados finales a nivel regional. También en Retiro se observó en 2019 un voto superior a la media en las elecciones generales de noviembre y el perfil demográfico puede encajar con el del votante de Más Madrid. Estos siete distritos nos darán muchas pistas del resultado final.
El PSOE, asentado fuera
El principal problema para Más Madrid a la hora de luchar por la victoria en el bloque de izquierdas es su nula implantación en el resto de municipios de la Comunidad. El PSOE tiene una estructura muy sólida e incluso la tiene Izquierda Unida, pero Más Madrid sufre y con lógica en cuanto sale de la capital.
En las autonómicas de mayo de 2019, Más Madrid solo pasó del 15% en nueve de los municipios con mayor población de Madrid, todos ellos en el sur y en el corredor del Henares, con la excepción de Collado Villalba. De esos nueve, encontramos cuatro en los que sus resultados fueron incluso mejores que en la capital: Rivas Vaciamadrid (21,08%), Coslada (17,78%), San Fernando de Henares (16,69%) y Getafe (16,25%).
Aunque Getafe es una pequeña excepción aquí, se ve que la zona este más pegada al municipio de Madrid también es una zona amiga para el proyecto de García y Errejón. Tiene su lógica si tenemos en cuenta que mucha clase media ha tenido que ir alejándose del centro. Familias de treintañeros con hijos jóvenes, profesionales liberales… pero que no pueden permitirse alquileres abusivos en la capital.
Lo que necesita Más Madrid es que su mensaje cale en reductos socialistas del sur de Madrid como Fuenlabrada, donde en las generales no llegaron ni al 5% y apenas superaron el 15% en las autonómicas por unas décimas. Algo parecido se puede decir de Parla.
Si Más Madrid mejora en estos dos municipios, y mantiene su estructura en los cuatro anteriormente mencionados, podrá acercarse al soñado 19-20% que le coloque en condiciones de ser el segundo partido más votado de la Comunidad.
Por su parte, el PSOE ya sabe lo que tiene que hacer: intentar recuperar el Henares y, sobre todo, mejorar su imagen en los barrios más pijipis de la capital. Gabilondo empezó la campaña con una ventaja en torno a los 8-9 puntos y ahora vemos que puede estar en 3-4 puntos. Debería bastarle pero el sorpasso no es imposible. Desgraciadamente para la izquierda, es lo único que realmente está en juego: el escalafón. Bueno, eso y sumar más escaños que el PP en solitario, algo que en principio se da por hecho.
Si la izquierda no es capaz de vencer, sumando tres fuerzas, a Isabel Díaz Ayuso en solitario y, por lo tanto, esta no necesita el apoyo directo de Vox, toda la estrategia del cordón sanitario sobre la fuerza de Santiago Abascal y Rocío Monasterio quedará un poco en entredicho.
En definitiva, aunque cada voto cuenta en todos lados, los siete distritos y seis municipios mencionados deberían darnos una idea de por dónde van los tiros. Si se escruta Fuenlabrada y Parla y vemos que el PSOE mantiene una ventaja muy amplia, mantendrá la segunda plaza. Si vemos que la cosa está igualada, tendremos que ver qué está pasando en Rivas, Coslada y San Fernando, localidades vecinas. Si ahí también observamos igualdad, miremos Getafe y, por último, la capital, que decidirá entre ambos candidatos.
Un triunfo del errejonismo sin Errejón, le abre un agujero importante al PSOE en un lugar clave. A Podemos directamente le condena a convertirse en Izquierda Unida. Las consecuencias que esto puede tener en unas elecciones generales pueden ser interesantes. Al fin y al cabo, quizá sea Más Madrid quien mejor represente el manido y sobado espíritu del 15-M. Obviar las ramificaciones nacionales que eso conllevaría no parece sensato.
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