En la última semana, medios de todos los colores han fantaseado con un posible proceso de unión futura entre Más País y Unidas Podemos: una reconciliación, ahora que se ha ido Pablo Iglesias, uno de los dos líderes del enfrentamiento personal que rompió la izquierda a la izquierda del PSOE a principios de 2019. Y sorprende leerlo porque, consultadas fuentes con nombre y apellidos en ambos lados sólo hay una cosa en la que están de acuerdo: "No".
Del lado de Íñigo Errejón, la respuesta es categórica: "Ésa no es la estrategia, los planes son otros", responde el entorno del líder de la ecoizquierda. "Es pura fantasía, estamos centrados en crecer solos, apoyados en el liderazgo conseguido en Madrid con Mónica García, y en cómo se ha construido".
Es decir, hablando poco y trabajando mucho, afirman... lo que, en el fondo, se parece más a los primeros tiempos del "espacio del cambio" que tradujo el 15-M en un partido -y al errejonazo de enero de 2019- que al Podemos que luego llegó al Ejecutivo retransmitiendo sus peleas con el PSOE en cada negociación.
Del lado morado, se niega todo, pero con un matiz: "Ahora, no estamos en eso. Y en todo caso, no tocaría hablar de ello mientras nos enfocamos en nuestro proceso interno". Es decir, hacer lo menos traumática posible la salida del líder omnipotente y entronizar a sus sucesoras, Yolanda Díaz y Ione Belarra. Una, para tomar la riendas de la acción de gobierno y la otra, para que la primera sea la próxima presidenta del Gobierno.
Señales desmentidas
Entretanto, la vicepresidenta tercera y heredera sin cargo orgánico acaba de fichar a dos personas a las que, si se les puede colgar una etiqueta política en esta lucha, es la de errejoners. El primero, Josep Vendrell, exdiputado en el Congreso por los Comunes y antes integrante del ecosocialismo de IC-Verds, como director de gabinete. El otro, Rodrigo Amírola, nuevo asesor personal de Díaz y antiguo estratega de Errejón.
¿Son guiños a medio plazo? "Ni mucho menos", explica una fuente del equipo de la vicepresidenta. Pero resulta poco convincente. Sobre todo, a la vista de quién ha sido premiado por el electorado y quién se estampó el 4-M y ahora afronta una crisis de personalidad, aunque sea desde el Gobierno de España.
Además, desde el errejonismo, tampoco se dan por aludidos. "No hay relación con Yolanda Díaz y mucho menos con Ione Belarra", añaden, eso sí, desde el lado de Errejón. "La vicepresidenta parece una persona más dialogante que Iglesias", conceden como esperanza para un futuro entendimiento, "pero nada más". En cuanto a la ministra de Derechos Sociales, "es que ni cruzaron palabra prácticamente cuando Íñigo estaba en Podemos".
De Ione Belarra, son varios los exlíderes de Podemos que coinciden: "Siempre fue el brazo ejecutor de Irene Montero, ése es su pedigrí". Y uno de los fundadores de la formación morada añade: "Jamás la he visto decir nada que no fuera lo conveniente para estar ahora donde ahora está".
Ella, por su parte, ha rebajado su tono beligerante tuitero desde que lleva la cartera de ministra, confía en el "modelo de bicefalia al estilo PNV, pero feminizado" y, según su entorno, se apoyará en Montero. "Ellas dos son buenas amigas", remarcan sus más cercanos. ¿Y con Yolanda no? "Bueno, la relación es estupenda, se entienden bien".
Después del 4-M, qué
Este periódico ha seguido los movimientos posteriores al 4-M en los dos lados de la profunda sima que se abrió hace algo más de dos años entre Errejón e Iglesias. El primero había sido 'castigado' por el segundo a ser el candidato en Madrid en 2019 pero, en silencio, labró una alianza por su cuenta con Manuela Carmena que anunció el día del quinto aniversario de Podemos.
Tan bien le salió su apuesta entonces, y tanto siguió sembrando en el feudo madrileño, que Iglesias tuvo que 'castigarse' a sí mismo a dejar la vicepresidencia del Gobierno sólo dos años después... para salvar los restos del naufragio morado. Cumplida la misión, la útima misión, se fue a su casa y se cortó la coleta de la política, como un héroe cansado.
¿Ha ganado uno y ha perdido el otro? "No se podría decir eso", coinciden de nuevo a ambos lados de la "imposible confluencia". Iglesias está acabado: "Pero porque quiso, y después de ganar 80.000 votos y tres escaños para su formación", apunta su entorno. Entretanto, Errejón sí ha logrado el anhelado 'sorpasso' al PSOE, pero está solo en el Congreso, como diputado único de Más País.
Hijos de una misma ideología y de manuales estratégicos similares, tanto Unidas Podemos como Más País, plantean su futuro en términos parecidos. El plan se resume en la misma frase: "La clave es establecer alianzas con las izquierdas territoriales". Diferente sujeto, pero el mismo predicado para ambos, con leves matices en el orden de los complementos.
Ésa será la nueva carrera, y parece que Errejón ya lleva ventaja: parte de Compromís, la coalición nacionalista valenciana, incluso plantea cambiar su nombre a Més para reforzar la confluencia. "En Íñigo hemos encontrado un respeto a nuestra idiosincrasia que nunca detectamos en Pablo", explica un dirigente valenciano.
"Hemos aprendido del pasado", replica un portavoz cercano al líder ecoizquierdista, "hay que trabajar de igual a igual... si algo sabe hacer Íñigo es esperar y detectar los momentos adecuados".
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