Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se saludan en el Senado.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se saludan en el Senado. Kiko Huesca Efe

Política PRESUPUESTOS

Los Presupuestos encallan por la subida de la luz: Podemos exige cambios legales y el PSOE se niega

Desde finales de julio hasta hoy, sólo ha habido una reunión con luz y taquígrafos entre las dos facciones del Gobierno para aprobar las cuentas.

3 septiembre, 2021 02:25
Alberto D. Prieto Eduardo Ortega Socorro

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Llevan dos meses esperando una reunión, y la ministra de Hacienda no les llama. Nacho Álvarez y su equipo económico del Ministerio de Derechos Sociales -y de Podemos- no se han visto todavía con María Jesús Montero, la responsable de elaborar los Presupuestos Generales del Estado.

Las cuentas públicas de 2022, las que tienen que ser (de verdad) "las de la recuperación", en realidad, están encalladas porque la formación morada está tomando carrerilla con sus reivindicaciones, y el PSOE lo sabe.

Es más, en Moncloa son conscientes de que Unidas Podemos va a entorpecer la negociación con la excusa de la luz, aprovechando que el precio sube sin parar y que ni la vicepresidenta Ribera ni nadie en el Ejecutivo sabe cómo frenarlo. Eso también lo asumen en Moncloa: "Vamos a hacer pedagogía, hay que explicar mejor lo que está pasando".

Pero se les han adelantado sus propios socios. El pistoletazo de salida a la pelea presupuestaria se podría decir que ha sido ya este jueves. Sin previo aviso, el portavoz del Grupo Parlamentario, Pablo Echenique, registraba en el Congreso una Proposición de Ley para la creación de una empresa pública de energía.

Ésta es la bandera más vistosa -aunque ellos mismos saben que menos efectiva a corto plazo- de su publicitada lucha contra el alza de la factura de la luz, que acumula cuatro días seguidos esta semana batiendo el récord histórico del precio del kW/hora.

El texto del proyecto, en su artículo 3, prevé un año de plazo para la creación de la empresa Producción Energética Española (EPE). Y además, la compañía, "entidad de derecho público, con personalidad jurídica propia, patrimonio propio y autonomía en su gestión", sólo se haría cargo de los embalses cuyas concesiones para la producción de energía eléctrica a través del uso privativo de las aguas fueran caducando.

Pero lo cierto es que, pese a ser un sueño de Unidas Podemos, ésta no es la verdadera apuesta de los de Yolanda Díaz para el otoño más eléctrico desde que están en el Gobierno. En realidad, la formación morada tiene la intención de utilizar el escandaloso precio de la luz y sus efectos sobre la inflación para realizar una exhibición ideológica durante la negociación presupuestaria.

Nos fuimos de veraneo con la idea de la empresa pública ya incluso en la boca de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, responsable de la (hasta ahora carísima) política energética. Cierto que al día siguiente el plan fue desautorizado de plano por la vicepresidenta primera. Pero no dejaba de parecer la clásica pelea entre socialistas y morados, con la mala de Bruselas -Nadia Calviño- aguando la fiesta.

¿Intervención de precios?

A finales de agosto, Unidas Podemos lanzó otra idea: la intervención de los precios de la energía hidroeléctrica, poniéndoles un tope "como ya se hace en algunas renovables". Y el fomento de la nuclear como fuente refugio, también con un precio tope. En este caso, el ejemplo al que se agarraba Unidas Podemos es que "en Francia ya se hace".

Dejando a un lado la incoherencia de fomentar la energía atómica cuando el partido que más ha abogado por el cierre de todas las nucleares ha sido Podemos, ninguna de esas ideas fue aceptada por el lado socialista. Es más, Ribera llegó a decir este miércoles en el Congreso que era, quizá, "la peor idea posible para los consumidores".

Un día antes, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, había salido del Consejo de Ministros afirmando en rueda de prensa que "gobernar es complicado, lo sencillo es la reivindicación".

En todo caso, Echenique marcó músculo este jueves para que, la semana que viene, al PSOE no le quede más remedio que ceder en algo -como mínimo en una reunión con foto entre Montero y Álvarez- y que Podemos acabe quedando como el impulsor de medidas para "defender a la gente". Sean o no aceptadas al final por el PSOE.

Algo parecido a lo que ocurrió, hace ahora un año, con el precio de los alquileres y el acuerdo que arrancó a última hora y de madrugada Pablo Iglesias. El presidente aceptó el compromiso de que la Ley de Vivienda incluyera la posibilidad de intervenir el mercado -otra vez, lo mismo- y "poner precios tope que eviten subidas e incluso bajen" las rentas de las zonas declaradas de mercado tensionado.

Aunque la norma sigue encallada y fuentes socialistas del Gobierno aseguran que "no parece que vaya a cambiar la postura con la nueva ministra", en Unidas Podemos saben sacar rédito tanto a las medidas que se implementan como a las que no: saben ser oposición dentro del Gobierno, hasta el punto de amenazar con sacar a la gente a la calle.

Con todo, pocos avances se conocen del trabajo presupuestario. Los ministerios ya han enviado a Hacienda sus previsiones (y peticiones) para 2022, que ya está valorando el equipo de María Jesús Montero. "El grueso ya está hecho", afirman fuentes de Hacienda, "sólo queda la negociación con los grupos y con Podemos, que mueve alguna partida aquí o allá".

Sin embargo, los contactos públicos con el socio de coalición han sido escasos. Desde finales julio hasta hoy sólo se ha producido una reunión con cámara y taquígrafos entre Álvarez y Montero. Tras las vacaciones políticas de agosto, nada. "Es falso, no hay fotos pero sí hay contactos, se intercambian documentos y hablan fluidamente por teléfono", aducen en Hacienda.

Estos contactos también se han producido con los grupos parlamentarios aliados del Ejecutivo en el Congreso, fundamentales para que haya votos suficientes a favor de los Presupuestos. Las cuentas públicas contarán con un techo de gasto de récord (196.142 millones de euros), gracias a que la Unión Europea ha mantenido la suspensión de las reglas fiscales.

Esto es clave para el Gobierno, ya que todo el ahorro respecto a 2021, al haber menos trabajadores en ERTE, menos prestaciones por cese de actividad de autónomos y menos ayudas y subvenciones directas por la pandemia, el Tesoro asume el año que viene unos gastos nuevos enormes: el déficit de la Seguridad Social pasa al Presupuesto por los llamados "gastos impropios".

¿Qué pasará cuando Alemania cambie de Gobierno en un mes, Francia afronte elecciones en un año y la política de estímulos empiece a decrecer? No hay respuesta desde el Ejecutivo, sólo que la recuperación ya habrá permitido equilibrar las cuentas.

Por otro lado, a pesar de su importancia, estos PGE no son del todo fundamentales. En caso de que el Gobierno no lograra suficientes apoyos parlamentarios, habría suficiente espacio en la prórroga presupuestaria como para ejecutar la pata clave de los planes futuros del Ejecutivo: los fondos europeos.