El PP confía en que la UE intervenga en la reforma laboral de Yolanda Díaz como hizo con ZP en 2010
Pablo Casado advierte que llegará "hasta el final" para que ocurra lo mismo que cuando Zapatero se vio obligado a un ajuste sin precedentes.
26 octubre, 2021 06:02Noticias relacionadas
A la manera de Ortega y Gasset, Pablo Casado cree que si España, o al menos su actual Gobierno, es el problema, Europa es la solución. La palabras del líder de la oposición este lunes en Pamplona, durante el Congreso Nacional de la Empresa Familiar, eran inequívocas al respecto: "Con firmeza decimos que, más allá de las presiones y de lo que se diga, llegaremos hasta el final en las instituciones europeas para que la reforma laboral se mantenga. Creo que es absolutamente esencial, y además hay que recordar que Europa, en el condicionante para la recepción de los fondos, deja muy claro que las modificaciones a las leyes laborales se tienen que hacer de acuerdo con el diálogo social".
Es decir, que el PP confía en que una década después de la crisis de deuda de la zona euro, que provocó varios rescates soberanos como el de Grecia o Portugal y que amenazó (eran los tiempos de la célebre prima de riesgo) a nuestro país, de nuevo sea la Unión Europea (UE) la que salve los muebles.
Fue la presión de las instituciones comunitarias la que forzó a José Luis Rodríguez Zapatero, entonces en el final de su último mandato, a abordar contra pronóstico (y contra sus propios compromisos anteriores) en 2010 el mayor recorte de gasto público de la historia de España. El líder socialista, en un pleno parlamentario para el recuerdo, anunció la congelación de las pensiones, la bajada de un 5% del sueldo a los funcionarios y la marcha atrás en el dinero destinado a la Dependencia y en el llamado "cheque bebé", una ayuda de 400 euros que se había convertido en una de las medidas estrella de aquel Ejecutivo socialista.
Un año después, en 2011, PSOE y PP acordaban una reforma exprés del artículo 135 de la Constitución para comprometerse con la estabilidad presupuestaria, un acuerdo político que el entonces incipiente movimiento del 15-M puso en la diana, como luego ha hecho durante toda su trayectoria Podemos.
Ha pasado una década desde aquellos acontecimientos, y la situación en Europa y en España es muy distinta. Ahora, pandemia mediante, la UE afronta un Plan de Recuperación de cuantía inédita, por el que nuestro país recibirá un total de 140.000 millones de euros.
Pero lo que no ha cambiado es el control de Bruselas sobre lo que se hace en cada estado miembro, más aún cuando se trata de repartir una cantidad tan astronómica. Y cuando ese maná, además, estará avalado por deuda mancomunada, o por eurobonos, algo que pese a pedirlo con insistencia muchos actores, principalmente del sur del continente, fue imposible llevar a cabo en la anterior crisis, fundamentalmente por la oposición de Alemania.
Mantener la "flexibilidad"
Casado alerta que el diálogo con los sindicatos y la patronal ya se ha obviado en una medida de calado, como el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Además, el presidente del PP advertía, en ese encuentro con la empresa familiar en la capital navarra, de que la UE exige que el dinero de los fondos Next Generation esté dirigido "a una flexibilidad del mercado de trabajo para crear empleo y que no se destruya".
Y a su juicio el Gobierno Sánchez emprende, con el anuncio de reforma laboral que trata de encabezar la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, dentro de su particular batalla con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, exactamente el camino contrario.
Casado es un firme convencido, como repite a menudo en público, de que la denostada por la izquierda reforma laboral de Fátima Bañez, la que fue ministra de Trabajo con Mariano Rajoy, permitió la recuperación del empleo en nuestro país después de los estragos de la citada crisis del euro y puso sobre la mesa un elemento como el de los ERTE que ha sido fundamental en el 'coma inducido' a la economía española durante la pandemia.
Y por eso pondrá toda la carne en el asador en Bruselas, a través de la familia política de los populares europeos, la misma que la de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, para que se mantengan en España los principios de la legislación laboral tal y como los dejó el último Gobierno del PP. Eso, junto a un plan urgente de "desfibrilación" de nuestra econonomía que ya planteó en la reciente convención nacional de los populares, y que consiste en una reforma fiscal que alivie principalmente a las empresas y en una ley de vivienda distina a la que ya ha sacado adelante el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, que a juicio de los populares atenta contra la propiedad privada y la seguridad jurídica.
Pero mientras no pueda implementar medidas, eventualmente, desde la mesa del Consejo de Ministros, Casado se aferrará a su influencia en las instituciones europeas para que metan en vereda al Gobierno español, singularmente en lo que se refiere a la reforma laboral.